El cerebro económico
JUSTINO SINOVA (Publicado en e-pesimo Auxiliar 1-El Mundo, aquí)
He hecho un pequeño sondeo no científico, sino de andar por casa, pero revelador. Tras la preocupación generada por el proyecto de Presupuestos presentado hace cuatro días por un Gobierno que navega a la deriva, a merced de las circunstancias, he preguntado a varios colegas especialistas en información económica. La pregunta «¿Quién es el cerebro económico del Gobierno?» ha sido respondida por ellos de un modo semejante: primero con un silencio, después con un titubeo y finalmente con la cita de algunos nombres de segunda fila. Si Pedro Solbes estuviera en el Gobierno, la respuesta habría sido inmediata: «Solbes». Su puesto lo ocupa hoy Elena Salgado y la respuesta no es «Salgado».
Desde la marginación de Jordi Sevilla y la renuncia de Solbes, más algunas otras, como la del director de la Oficina Económica de Moncloa, David Taguas, el Gobierno anda más extraviado. Ni Sevilla ni Solbes eran premios Nobel, pero ahora lo parecen. Una vez escribí que Solbes era el mejor ministro porque pisaba el freno y ponía un contrapeso de razón a las alegrías de gasto de sus colegas. Si no hubiera sido derrotado por la frivolidad de su presidente y por el cansancio de la lucha contra el alboroto insolvente, hoy se hartaría de paralizar, obstaculizar y suspender imprudencias. Los defectos de Solbes eran otros; esta tarea llegó a ser su gran mérito, en la que ahora se le echa de menos. Con su hablar entre líneas ha criticado los presupuestos con una frase que en boca de otros no tendría importancia, pero que en la suya es un misil: «Han hecho las cosas que yo no quería hacer». También ha lanzado el suyo Sevilla al afirmar que al Gobierno le ha salido no un Presupuesto sino un «Frankenstein».
La legión de críticos desde la derecha, el centro y la izquierda les da la razón. Los Presupuestos no contienen el gasto ni aseguran ingresos suficientes y agrandarán el déficit. Garantizan el cumplimiento del pronóstico negativo que ayer hizo el Fondo Monetario Internacional, o sea que España será la única de las grandes economías que continuará en recesión en 2010. Están hechos con mentalidad política, no con la razón económica. En el Gobierno y aledaños hay buenos economistas: está José Manuel Campa, secretario de Estado de Economía, doctor por Harvard y profesor del IESE; está Javier Vallés, director de la Oficina Económica, ex del servicio de Estudios del Banco de España y profesor en Minnesota; está Carlos Ocaña, secretario de Estado de Hacienda, con experiencia en la gestión dentro y fuera de España; está Miguel Sebastián, ministro de Industria, también con formación y experiencias largas… Pero ninguno es el líder necesario.
Va a ser verdad que el cerebro económico del Gobierno es Rodríguez Zapatero… Se dice en los mentideros económicos que Zapatero es el ministro de Economía y Salgado la subsecretaria. Desde luego, los Presupuestos responden a las especulaciones lanzadas por Zapatero en sus discursos y a su proverbial improvisación. Revelan una ausencia de directriz económica para el momento y un predominio de ensoñaciones políticas. Sí, va a ser verdad. Estamos en situación tan peculiar que quien cumple las funciones de cerebro económico en el Gobierno no es -ni será- tenido por nadie como tal.
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