Al gobierno del señor ZP no le quedaba más remedio que hacer un gesto de rebeldía ante la catarata de malas noticias que nos van llegando desde las instituciones extranjeras, especialmente del FMI; pronosticando para nuestra nación las peores perspectivas en cuanto a la duración de la crisis, y augurando una lenta recuperación cuando logremos salir de ella. Es lógico que, al señor Rodríguez Zapatero, le levante de patilla el tener que encajar, un día si y el otro también, que desde fuera de España se le esté enmendando la plana y se le hagan salir los colores a las mejillas, a copia de tantas reconvenciones que se le hacen a su mala gestión de la recesión española. Y es por ello que ha comisionado a la señora vicepresidenta tercera, doña Elena Salgado, para que se desplazara a Estambul, a la Asamblea Anual conjunta con el Banco Mundial; con instrucciones precisas para que, al menos de cara a la galería, procure desmontar el informe, verdaderamente descorazonador, elaborado por el FMI en relación con la economía española. Claro que, para ello, a la señora Salgado no le ha quedado otro remedio que negar lo innegable y afirmar lo indefendible; con lo que todo ha quedado como estaba salvo, la única concesión que se le ha hecho por los técnicos del FMI, el admitir que, en su estudio, no se habían considerado, por no existir entonces, los efectos del aumento de los impuestos previstos por nuestro Ejecutivo. Lo que no le han dicho a nuestra vicepresidenta, seguramente para evitarle un sonrojo más, es que, con el aumento de impuestos, es muy probable que las perspectivas de recuperación de España se retrasen todavía más de lo que tenía asumido dicho organismo.
Y es que se ha de tener mucha flema y una buena dosis de desvergüenza para decir que, “el ajuste inmobiliario ya se ha producido en España”. Debe ser la única persona en el país que se atreva a pronunciar semejante despropósito, sin que le entre la risa tonta. Resulta poco menos que increíble que la señora Salgado no sepa que, en España, hay más de 800.000 viviendas construidas pendientes de venta; que los bancos y cajas se han tenido que quedar con los stoks de inmuebles de muchas de las constructoras, para evitar la quiebra o para salvar lo posible, debido a la creciente morosidad de los poseedores de hipotecas. Que los bancos tienen problemas en poner a la venta este inmovilizado debido a que lo tienen sobrevalorado en sus balances y una venta, de acuerdo con los precios actuales, supondría tener que asumir oficialmente pérdidas; algo que no les conviene reconocer. El hecho constatado es que, la iniciación de nuevas construcciones viene sufriendo continuas caídas, a medida que pasan los meses, debido a que las viviendas ya construidas suponen las ventas de varios años normales y sigue la resistencia del mercado a reactivarse.
Seguramente se olvida la señora ministra que, una gran parte del el endeudamiento del Estado, este que pretenden reducir aumentando los impuestos, es debido a la gran cantidad de millones que han enterrado en el sector bancario a causa de sus especulaciones con el sector de la construcción y, tampoco parece recordar que todavía hay muchos vencimientos de deudas contraídas y créditos concedidos por el sector bancario a los constructores, que están pendientes de vencer, con la agravante de que, más de un 22 %, se consideran incobrables. ¿Qué quiere decir con esto de el ajuste inmobiliario ya se ha acabado? Sería muy conveniente que aportara algo más que palabras, que se informara en la raíz y que hablara con los ayuntamientos que deben a sus proveedores del sector del ladrillo la nada despreciable cifra de 33.000 millones de euros. Es posible que, para la señora Salgado, esto quiera decir que ya se ha tocado fondo, pero para los que están pendientes de cobrar, puede suponer su ruina.
Según la vicepresidenta económica parece ser que los precios de las viviendas no van a seguir bajando, aunque la tendencia de cada mes es que se vayan repitiendo las caídas a medida que las empresas vendedoras se vean más apretadas por sus compromisos de pagos. Por otra parte, el problema es que, en muchas ocasiones no se trata del precio del inmueble, sino de que no existe demanda alguna; porque la ciudadanía no se fía de la política de los socialistas y prefiere guardar el dinero en el banco o debajo de una baldosa, no sea que la crisis les deje sin trabajo o, los impuestos, les obliguen a estrecharse, aún más, el cinturón; y todo esto se puede comprobar en un reciente informe hecho público, en el que se afirma que el ahorro ha aumentado a más del 24%; lo que desmiente cualquier alarde optimista, por parte del Gobierno, en cuanto a una rápida reactivación de la demanda interior. Y es que, es imposible que la señora Salgado no tenga conocimiento, que su equipo de técnicos no la haya informado o que un pajarito cantarín no se lo haya dicho al oído que, en las grandes empresas, según la Encuesta de Ventas, Empleo y Salarios de las Grandes Empresas; en el pasado mes de agosto, el empleo ha caído en un 7’4% y las ventas en un 9’9% y, sólo por debajo de la Industria, este sector de la construcción que, según la ministra ya está “ajustado”, resulta que ha caído en un 9’2% , muy por encima de los Servicios (6’7% menos).
En cuanto al optimismo demostrado por la señora Salgado, no sabemos a qué atribuirlo, porque los datos que hemos podido consultar no parecen avalar su afirmación de que “el aumento de las exportaciones será la vía para volver a la senda de la recuperación” No dice de dónde saca los informes que dice guardar en su bolsillo porque, los que nos facilitan los datos publicados oficialmente nos hablan de que, las exportaciones de las grandes empresas, es decir las que influyen mayoritariamente en este sector, descendieron un 17`5% en julio y un 10’3% en agosto, en tasa interanual; debido a la caída de las ventas a terceros países. Lo que no dice la ministra es que, con las inversiones empresariales contenidas, con las cargas impositivas que deben soportar y con la falta de flexibilidad para regular sus plantillas; todo ello unido a una evidente falta de productividad; difícilmente nuestras empresas van a estar en condiciones de competir en igualdad con las del resto de su competencia que, en primer lugar saldrán antes de la recesión, y en segundo lugar saldrán en mejores condiciones para acaparar el mercado. Ya no hablemos del caso en que, al BCE, se le ocurra aumentar los intereses para ayudar a la recuperación de los países que hayan superado la crisis y estén manejando datos positivos; porque, en tal supuesto, los apuros del Gobierno español pueden multiplicarse por 100, debido al gran endeudamiento en el que nos hemos metido.
Pero a ZP, que no entiende de economía más allá de las reglas básicas de aritmética, le tiene sin cuidado y todo tiene una única finalidad, la de venderse al pueblo español como un gran estadista que lo tiene todo controlado y que, para él, la oposición no es más que una demostración de un partido incapaz de gobernar y de “arrimar el hombro” ¿Arrimar el hombro a qué, señor Zapatero? Si el PP arrimara el hombro a lo que usted está haciendo, sería igual que meterse en la misma pocilga en la que se han metido ustedes, los del PSOE, ¡la cochinera de la incompetencia, la incapacidad y el engaño! Que les aproveche, pero sepan que la España del futuro se lo va a demandar.
Miguel Massanet Bosch