Lola Canales (Publicado en Viéndolas venir-comunidad.terra.es, aquí)
Ni Pablo Motos, ni Wyoming, ni tan siquiera Paquirrín. Ricardo Costa, secretario general del Partido Popular Valenciano por poco tiempo, no solo se ha destapado como un político sin ética.
No hay más que ver sus vídeos (éste es en el que se declara inocente), para percartarse de que su futuro no es la política sino la comedia. Abre la boca, emite un sonido y es que te mondas. Julio José Iglesias tiene el supermega-hiper-pijerío más discreto.
Es gloriosa la entrevista a Costa en el Canal 9, donde éxplica cómo paga él sus trajes y lo tranquilo que está a la espera de que le pidan perdón quienes le critican. Aquí la tienes. Y en la imagen, el peluco de acero, que parece un ovni, de 20.000 euros.
Ricardo Costa, 37 años, nacido en Castellón de la Plana, licenciado en Ciencias Económicas, no solo ha hecho historia con los vídeos. Sus frases “Bigotes, díle a Camps que me meta en el Gobierno” o “El Infinity me ha salvado la vida”, el coche de 77.000 euros, presunto cohecho con el que tuvo un accidente en mayo, son frases que pasarán a los anales de la posteridad junto a:
“Más vale honra sin barcos”, del almirante Cervera
“Venceréis, pero no convenceréis”, de Miguel de Unamuno al general Millán Astray en plena guerra civil
“Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”, de la madre de Boabdil a su hijo ante la pérdida de Granada.
“Poderoso caballero es don dinero”, de Francisco de Quevedo.
Pero Costa, “Ric” para los íntimos, que no quiere dimitir pero Camps debe destituir por imperativo categórico de Rajoy, no está solo. Su hermano Juan, ex ministro de José María Aznar, de gran parecido físico e igual forma de expresarse que Ricardo (este vídeo le hace justicia), le ha defendido públicamente. Es el presidente de la Generalitat, Camps, dice Juan, quien tiene que dar explicaciones. Su hermano, que solo se limitó a cumplir órdenes, es sacrificado ahora como un “chivo expiatorio”.
Da gusto ver a la familia unida. Especialmente en este vídeo que hará las delicias de los seguidores de Ricardo y Juan.