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‘Otra política y otros valores para salir de la crisis’, un manifiesto manifiestamente mejorable (por Carlos Sánchez)

Publicada el octubre 31, 2009 por admin6567
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@Carlos Sánchez – (Publicado en El Confidencial, aquí)

Más de 250 personajes del mundo de las ideas y de la cultura han firmado un manifiesto que lleva por título: ‘Otra política y otros valores para salir de la crisis’. El documento será entregado hoy a los secretarios generales de UGT y CCOO, y viene a ser una especie de memorial de agravios que se lanza contra los causantes de la recesión mundial.   

El documento parte de un principio: “dejar en plena libertad a los capitales financieros y dejar que los mercados sean los únicos reguladores de las relaciones económicas sólo lleva a  la inestabilidad permanente, a la escasez de recursos financieros para crear empleo y riqueza, y a las crisis recurrentes”.

Se ha demostrado, dice el manifiesto, que “la falta de vigilancia e incluso la complicidad de las autoridades con los poderosos que controlan el dinero y las finanzas; esto es, la falta de una auténtica democracia, sólo produce desorden, y concederles continuamente privilegios, lejos de favorecer a las economías, las lleva al desastre”.

Hasta aquí básicamente de acuerdo, pero con una importante matización. El sector económico más regulado del mundo es el financiero. Cualquier ciudadano puede montar una licorería o una autoescuela con total libertad, pero sin ficha bancaria o autorización administrativa para captar o prestar dinero no hay nada que hacer. El problema, por lo tanto, no es de mayor o menor regulación. Lo determinante es si las normas son buenas o malas. O si las autoridades ejercen de forma eficiente sus tareas de supervisión haciendo cumplir las leyes.Que es, precisamente, lo que no se ha hecho.

No es incompatible reducir el peso del Estado y crecer al mismo tiempo reduciendo las desigualdades. Lo importante son los servicios públicos, no quien los presta

Tampoco parece razonable que el documento olvide que gracias a la innovación financiera (que no tiene nada que ver con la ingeniería financiera) el mundo ha funcionado mejor, ya que con menos consumo de capital se han podido hacer más inversiones. Las titulizaciones o los productos derivados son el mejor ejemplo de ello. La innovación financiera ha sido como el taylorismo en los procesos industriales, una auténtica revolución del sistema productivo.

Lo que más sorprende del manifiesto es, sin embargo,  el uso abusivo de un viejo latiguillo que sacude a una parte de la izquierda. Dicen los firmantes del artículo que “las políticas neoliberales basadas en reducir los salarios y la presencia del Estado, el gasto social y los impuestos progresivos para favorecer a las rentas del capital, han provocado una desigualdad creciente”. Vayamos por partes.

Cambio de guión

Hay países -como los nórdicos- en los que gracias a que el Estado dio un paso atrás y bajaron los tipos de la imposición directa, se ha podido mantener un elevado nivel de Estado de bienestar. La economía sueca se hubiera ido a la ruina en los años 90 si sus autoridades no cambian de guión. En España, por el contrario, el aumento de la presión fiscal desde los niveles ridículos del franquismo ha permitido construir un sistema de protección social impensable hace unas décadas. Pero también, gracias a las reformas económicas de la segunda mitad de los años 90 y a las privatizaciones y liberalizaciones del sistema económico, España ha pasado de tener un PIB per cápita del 84% de la media de la eurozona en 1995 a un 91,4% en 2008. No es incompatible, por lo tanto, reducir el peso del Estado (lo importante es la prestación del servicio público) y crecer reduciendo las desigualdades sociales. De nuevo lo importante no es la cantidad, sino la calidad del gasto público. ¿O es que habría que mantener dentro del sector público a Ensidesa o los Altos Hornos del Mediterráneo? ¿O es que es mejor subir salarios cuando el ajuste se está haciendo vía empleo (precisamente el más precario)?

Tienen razón los firmantes del manifiesto, sin embargo, cuando hablan de que la crisis se explica en buena medida por “la política controlada cada vez más por los mercados {habría que hablar mejor de nuevos oligopolios], por el poder al servicio de los privilegiados, y por el predominio de la avaricia y el afán de lucro que quieren imponer los grandes propietarios y los financieros multimillonarios”. Pero se equivocan los 'abajo firmantes' cuando sostienen que los debates surgidos en torno a esta crisis demuestran que en las democracias occidentales (sic) se ha establecido un enfrentamiento peligroso entre los poderes económicos y la ilusión política.

Lo que llama la atención es que se hable de ‘democracias occidentales’, como si en el mundo hubiera otras mejores. Ni que decir tiene que detrás de ese término utilizado de forma peyorativa se encuentran los países con más altos niveles de prosperidad económica y de democracia política. ¿O es que  las democracias orientales (por contraposición a las occidentales) son mejores?

Sostienen los firmantes del manifiesto que la política representa en la tradición democrática el protagonismo de los ciudadanos a la hora de organizar su convivencia y su futuro. Y en este sentido recuerdan que “palabras como diálogo, compromiso, conciencia, entrega, legalidad, bien y público, están mucho más cerca de la verdadera política que otras palabras por desgracia comunes en nuestra vida cotidiana: corrupción, paraíso fiscal, dinero negro, beneficio (sic), soborno opacidad y escándalo”.

Tienen razón. Toda la razón. Lo sorprendente es que muchos de los firmantes apoyaran en su día a Zapatero. Todo un  ejercicio de coherencia política.

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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