Nunca la relación entre libertad de prensa y la democracia ha sido tan estrecha como en la actualidad
Mañana domingo conmemoramos el 31 Aniversario de la aprobación de la Constitución por referéndum mayoritario de los españoles. Este aniversario, como todos los años, es motivo de satisfacción para todos los demócratas que compartimos los postulados, principios y valores que en ella se contienen. Renovamos en este aniversario nuestro compromiso de defenderla, cumplirla y desarrollarla para seguir avanzando en una sociedad cada vez mejor, donde caben todos los españoles bajo el espíritu integrador que supone la Constitución Española.
Los 31 años de vigencia de la Constitución Española han permitido a España disfrutar de un largo periodo de estabilidad política, de normalidad institucional y democrática, de paz social entre empresarios y trabajadores, de prosperidad, de profundo progreso económico, social y cultural, de avances reales en la igualdad entre hombres y mujeres y de garantía y ampliación de derechos individuales para todos sin ninguna discriminación y para colectivos tradicionalmente marginados y excluidos, sin precedentes jamás conocidos en la historia de España e impensables hace tan solo unas décadas.
Estos años han permitido a los españoles vivir una etapa en la que se ha transformado España en un país al fin protagonista de la modernidad, abierto y admirado en el mundo, con un bienestar creciente y convergente con los países más prósperos de nuestro entorno. Una España democrática, solidaria y plural, con diversidad territorial sin perjuicio de la indisoluble unidad de la Nación española. Una España equiparable a cualquier país de la Unión Europea de nuestro entorno, de la que forma parte con pleno derecho desde 1986 y cuyo punto de unión y de referencia es la Constitución.
Los logros de esta etapa se han debido, principalmente, al papel protagonista del Rey D. Juan Carlos I; a la actuación de los diversos Gobiernos de España de distinto signo ideológico, así como de todos los poderes públicos; al comportamiento ejemplar del pueblo español y sin duda también, al compromiso de los medios de comunicación con los valores y principios constitucionales.
Difícilmente podrían entenderse estos últimos años sin nuestros medios de comunicación. De ahí el reconocimiento que merecen por parte de todos. La sociedad española en general y, específicamente, la malagueña, les debe mucho por su labor independiente, valiente, responsable, profesional; por su vitalidad, dinamismo, liderazgo y por su compromiso constitucional.
Nuestra Constitución reconoció y garantizó, junto a otros derechos fundamentales y libertades públicas, en su artículo 20, el derecho «A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión». Esta regulación constitucional en su doble sentido, a emitirla y recibirla, es comparable a cualquier democracia avanzada de nuestro entorno, en donde los medios de comunicación constituyen la fuerza motriz -incluso podría decirse que matriz- de una opinión pública informada y plural propia y característica de una democracia viva. Los medios vieron así reconocido su aportación al nacimiento y al funcionamiento del sistema democrático.
Como ha dicho nuestro Tribunal Constitucional, «el artículo 20 de la Constitución, tomado en su conjunto y en sus distintos apartados, constituye una garantía de una comunicación pública libre, sin la cual quedarían vacíos de contenido real otros derechos que la Constitución consagra, reducidas a formas hueras las instituciones representativas y absolutamente falseado el principio de libertad democrática que enuncia el artículo 1, apartado 2, de la Constitución y que es la base de nuestra organización jurídico-política».
En todos estos 31 años hemos crecido y evolucionado; también los medios de comunicación, que han sido testigos, intérpretes o portavoces de las ilusiones, ambiciones y preocupaciones de los españoles, que han apostado por la concordia, la convivencia democrática y la modernización, en torno a una Constitución de todos y para todos.
Nunca la relación entre libertad de prensa y la democracia ha sido tan estrecha como en la actualidad; con unos medios de comunicación que se caracterizan sobre todo por realizar un control hacia el poder, un papel que a veces los políticos nos resistimos a aceptar, pero que debemos respetar profundamente, porque el poder necesita una crítica constante y fecunda, que es una buena manera de limitarlo.
Un país libre y moderno, como es España, exige una prensa libre, plural, activa, dinámica, profesional e independiente, como sostén de la democracia y de sus instituciones.
Los medios de comunicación trasladan a la ciudadanía la información necesaria para poder participar con conocimiento de causa en la vida pública. Son un instrumento eficaz para avanzar y profundizar en la democracia, para conseguir hacer realidad el objetivo que nos marca el artículo 1 de la Constitución, de constituir en España un Estado Social y Democrático de Derecho, en donde la participación de los ciudadanos en el gobierno de la nación no sólo se ejerce a través de los procesos electorales, sino también día a día, mediante el control democrático que entraña el reconocimiento y la crítica de la actividad pública a través de los medios de comunicación.
Por ello, deseo trasladarles nuestra plena confianza en ellos, nuestro pleno apoyo a sus esfuerzos y nuestro profundo respeto a la labor de sus profesionales, en un momento como el actual, en el que las empresas periodísticas están también atravesando dificultades en el marco de esta crisis económica que padecemos.
Nuestro agradecimiento por su trabajo por el derecho a la libre expresión, por dar voz a quienes carecen de poder, por sus esfuerzos de independencia y por contribuir a la difusión, defensa y compromiso con los principios y valores democráticos reconocidos y garantizados en la Constitución.