Skip to content

La Vanguardia de Cuenca

Intereses: comunicación y actualidad en general, weblogs, sociedad, política

Menu
  • INICIO
  • BIOGRAFÍA
  • PUBLICACIONES DEL AUTOR
  • Instagram
  • Facebook
  • X
Menu

Solitario entre multitudes (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el enero 15, 2010 por admin6567
Compartir

Quizá pueda resultar incomprensible para las nuevas generaciones pero, al menos en mi caso, les aseguro que, a medida que los años han ido transcurriendo y que se han modificado las costumbres; los hábitos; los conceptos de lo ético y de lo moral; me voy sintiendo más aislado, más indefenso y más desconfiado, dentro de un tipo de sociedad de la que me considero ajeno y, por qué no decirlo, por la que me siento amenazado. Las relaciones entre los ciudadanos; las técnicas y los descubrimientos científicos han impulsado a la humanidad a evolucionar hacia una nueva fase en la que lo que, sólo hace unos años, se consideraba lo correcto, socialmente aceptable, y humanamente admisible como miembro de una sociedad que, con todos sus lacras, defectos e imperfecciones, era capaz de entender y compartir conceptos comunes como podrían ser el de patria, familia, convivencia, solidaridad, amistad, fidelidad, deber, esfuerzo, trabajo, formación, educación y toda una serie de valores indiscutibles, que presidían y formaban parte de las directrices que marcaban el comportamiento de los ciudadanos en sus relaciones con sus semejantes; sin que los avatares que jalonaban la existencia de cada una de las personas – probablemente, muchos de ellos, perfectamente equiparables a los que abruman a muchos de los ciudadanos de nuestro siglo – consiguieran destruir todo aquel tejido complejo de sentimientos, relaciones y culturas compartidas, que conformaban un modo de vida basado en las familias y en las instituciones locales; en las que las personas se consideraban protegidas ante el gran ente aglutinante, del cual se sentían alejadas y, ante el cual, percibían inseguridad y desconfianza; constituido por el gobierno central, aquel que disponía a su antojo de la hacienda y vida de los pobladores de una nación.

Me resulta imposible el llegar a comprender esa metamorfosis por la que, la lucha de las mujeres para que se les reconozcan sus derechos a ser equiparadas con los hombres,  las haya llevado a que, en aras de una supuesta libertad, de una facultad decisoria absoluta sobre todo su cuerpo y de la expresa renuncia a su importante misión de perpetuadoras de la especia; se pueda haber llegado a considerar el instinto maternal como algo perjudicial para el ejercicio de la libertad de la mujer. El aborto, como una práctica habitual, convertido en derecho en virtud de una corriente de opinión en la que se prima el libre albedrío de la hembra humana, por encima de la vida del nonato; ha adquirido carta de naturaleza en un proyecto de Ley en el que se la autoriza para interrumpir la vida de su hijo cuando lo considere oportuno. El instinto maternal, la vocación de sacrificio de las madres, que ha caracterizado, no sólo al homo sapiens, sino a todas las especies animales que viven en la naturaleza; parece que, precisamente en el ser con más desarrollo intelectual, el que goza de más adelantos y aquel que es capaz de que el parto se produzca sin sufrimiento de la madres, ha dejado de existir en muchas de sus representantes, siendo sustituido por el simple disfrute del placer de los sentidos, ante el cual deben ceder los derechos del fruto de la unión entre macho y hembra.

Hace unos días leí un artículo en el que se aconsejaba la congelación de los óvulos femeninos, en el caso de aquellas mujeres que, sumergidas en sus ocupaciones, atraídas por el brillo de la popularidad y la vida mundana o atareadas en sus profesiones o negocios; consideran que no “pueden perder el tiempo” ocupándose de tener hijos, cuidarlos y preocuparse por ellos. La solución que se las ofrece es la de congelar sus óvulos y mantenerlos en esta situación hasta que decidan que ya ha llegado la hora de ser madres y entonces decidan fecundarlos e implantárselos. Estas señoras tan inteligentes, tan formadas, de tanto éxito, han decidido postergar su maternidad para cuando piensen retirarse de sus ocupaciones, supeditando a ello el gozo de ser madres y de ver crecer a sus hijos.

No obstante, en muchas ocasiones, la madre naturaleza se ocupa de poner las cosas en su sitio y cuando, en su sabiduría, decidió que la maternidad era función de las hembras jóvenes, sin duda tuvo en cuenta una serie de factores que estas señoras maduras parece que no se plantean. Por ejemplo, el cuerpo de una mujer joven es más elástico, es más fuerte y está más preparado para la función reproductora que el de una hembra vieja. Todos hemos experimentado el cansancio que el cuidado de nietos nos produce, reconociendo que la edad no nos permite seguir la vitalidad de los pequeños; lo que resulta lógico si se tiene en cuenta que, la gente joven, está en mejores condiciones para el ajetreo que supone el tener que cuidar de estos inquieto diablillos. Pero, entre todas estas razones, está una todavía más importante: el estado del óvulo congelado. De hecho hay un número de ellos que quedan inutilizados por una congelación defectuosa (se forman cristales en el núcleo) Suponiendo que se evite, por métodos más adelantados, que esto se produzca; el tener congelados durante un largo tiempo los óvulos humanos puede dar lugar a que se deterioren o “enfermen” y no sirvan o, lo que pudiera ser peor, que dieran lugar a un espécimen con taras importantes.

Por otra parte, parece que este tipo de fertilización sólo se recomienda a hembras menores de 38 años debido a que, en caso de que sean de más edad, ya implica muchos riesgos para la salud de la madre y del niño. El mismo doctor Gaytan, un experto en esta técnica, ha reconocido que lo ideal es que la maternidad sea a cargo de mujeres jóvenes aunque, según sus palabras, la fecundación por óvulos congelados: “va a ser útil para aquellas que quieran lograr un desarrollo económico y profesional antes de embarazarse”. Estará por ver, y esto sólo el tiempo –como en el caso de los clónicos –, nos lo podrá confirmar; si estos experimentos, con mujeres mayores, dan resultados satisfactorios o, algo que no se puede descartar, si los niños concebidos a edades tan maduras, sea por las aportaciones nutritivas maternas, sea por defectos los óvulos mantenidos en congelación o por otros imponderables desconocidos, puedan redundar en taras que se puedan manifestar a lo largo de su vida.

Cuando uno, en su ya prolongada experiencia, ha tenido ocasión de tratar con matrimonios que hubieran dado todo lo que tenían para poder ser padres; cuando hemos tenido ocasión de poder disfrutar de los nietos (algo casi imposible en caso de madres talludas) y cuando se puede constatar el robo que se les hace a estas pobres criaturas, que se ven obligadas, en muchas ocasiones, a prescindir de los cuidados maternos y de sus consejos, debido a que sus madres ya eran mayores cuando se decidieron a concebir hijos; resulta decepcionantes ver como se malogran las oportunidades de ser felices, solamente por cuestiones de índole económica. Es posible que la entrada de las mujeres en el campo de lo masculino les proporcione ventajas, se sientan realizadas y consigan labrarse fortunas o ejercer el poder; pero de lo que no hay ninguna duda es de que, la humanidad, tarde o temprano, va a tener que resentirse de estos intentos de enmendarle la plana a la naturaleza, como ha venido ocurriendo a lo largo de los siglos. Hay un dicho latino que, traducido, dice: “Lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo añade”. No señores, no hay duda, me siento un solitario entre multitudes.

 

Miguel Massanet Bosch

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
  • Actualidad
  • Administración Pública
  • Ciencia
  • Cine
  • Comunicación
  • Cultura
  • Deportes
  • Economía
  • Educación
  • Gastronomía
  • Historia
  • Juegos
  • Libros
  • Literatura
  • Medio ambiente
  • Música
  • Pensamiento político
  • Política
  • Religión
  • Sociedad
  • Sociedad de la Información
  • Televisión
  • TIC y Sociedad del Conocimiento
  • Uncategorized
  • Urbanismo y Arquitectura
  • Viajes
  • Web/Tecnología
  • Weblogs

Recent Posts

  • España en llamas-III (por Eulalio López Cólliga)
  • EPISODIOS PROVINCIALES. 19 – La Diputación de Cuenca: entre andanadas improvisadas y enchufismo mal disfrazado (por Juan Andrés Buedo)
  • Discrepancia política, colaboración interadministrativa y sentido de Estado: el ejemplo de los incendios (por Juan Andrés Buedo)
  • España en llamas-II (por Eulalio López Cólliga)
  • España en llamas-I (por Eulalio López Cólliga)

Recent Comments

  1. Fuente en Las puñeteras abstracciones (por Miguel Massanet Bosch)
  2. Fuente en Donde se habla de profetas mesiánicos, dinero negro y separatismo (por Miguel Massanet Bosch)
  3. Fuente en Rajoy niega haber recibido dinero negro y presentará sus declaraciones de la renta
  4. euromillones en Miles de personas se manifiestan contra el paro y los recortes en servicios públicos
  5. central park en ¿Hacen falta cambios en el gobierno de Rajoy? (por Miguel Massanet Bosch)
© 2025 La Vanguardia de Cuenca | Desarrollado por Superbs Tema de blog personal