Empecemos por su nombre, no se llama Miguel Bosé, sino que su verdadero nombre es Miguel Dominguín Bosé, hijo del magnífico torero Miguel Dominguín y de la actriz italiana Lucía Bosé, ambos millonarios, relacionados con la Jet Set y que tuvieron oportunidad de dar a sus hijos una buena educación. Si ellos la supieron aprovechar o no, ya son higos de otro costal. Lo que si podemos decir es que el Miguelito Dominguín Bosé gozó de oportunidades que muchos otros cantantes y artistas nunca soñaron poder alcanzar y que fueron sus padres los que le ayudaron a dar sus primeros pasos dentro del mundo de la canción, incluyendo una aparición estelar en la TV, que le sirvió de espaldarazo para que pudiera iniciar, con ventaja, su carrera de cantante. No quiero decir con esto que el chico no se supiera labrar una carrera y que sus canciones no tuvieran un merecido éxito; pero es evidente que, sin unos padres como los suyos, es posible que le hubiera costado más encontrar un puesto en este difícil mundo de los artistas. Lo que sucede es que, como he repetido muchas veces, entre esta gama de artistas de alto standing, entre estos mimados del público, entre estos afortunados que han conseguido hacerse millonarios, algunos, como Miguelito, ya lo eran antes de iniciar sus carrera en la profesión; es muy corriente que pretendan promocionarse, hacerse los simpáticos o guardarse las espaldas, mostrándose partidarios de la izquierda, adquiriendo el sello de la progresía y presumiendo de la defensa de los débiles y marginados: con lo cual tienen la doble ventaja de vivir como príncipes, gozar de todos los lujos y, al propio tiempo, aparecer ante sus fans como defensores de las libertades, críticos con el capitalismo, adversarios acérrimos de los empresarios, contra los cuales descargan toda clase de improperios y condenas, e íntimos colaboradores con todos los regímenes de izquierdas, con los que se muestran benévolos e indulgentes.
Lo malo es que no saben mantener la boca cerrada. El hecho de ser un artista de éxito no constituye un aval para ser un buen político, una persona sensata, un entendido en temas económicos o un experto en temas sociales y laborales. Se puede ser un buen cantante y, al propio tiempo, desbarrar cuando se quiere pontificar, aprovechándose de su popularidad en los escenarios. Tenemos ejemplos que apoyan este aserto como por ejemplo el de la familia Bardem (millonarios) el de Victor Manuel y Ana Belén (millonarios) el de Tedy Bautista de las GAES (millonario) y, por descontado el de Juan Diego y el de su hijo Juan Diego Boto; todos ellos y otros muchos, que no cito para no ser prolijo, son verdaderos expertos en desbarrar, en derramar bilis de odio a través de sus intervenciones públicas y en ser un verdadero prodigio de sectarismo de izquierdas. No obstante, y esto es lo que los descalifica por completo, no tienen los conocimientos adecuados, no se informan debidamente, no conocen la realidad más que de oídas o, en algunos casos, por la versión interesada, tergiversada y subjetiva de aquellos que perdieron la Guerra Civil y todavía no se han dado cuenta de que tal y como se planteó por la II República era imposible de que la ganaran.
Choca de verdad que, el Miguelito Bosé, como le gusta que lo llamen, a su edad (este señor ya es talludito) todavía no haya aprendido a que, cuando se habla en público no se pueden decir tonterías. Porque, veamos, una de las cosas que decía este defensor acérrimo de las GAES era que cuando veía a un “mantero” vendiendo su mercancía por las calles, llamaba a la policía para que lo detuviera. ¡Esto, en un señor que es millonario está muy feo!, no debiera alguien, a quien le rebosan los euros por las faltriqueras, impedir que un “pobre” inmigrante, un desfavorecido de la fortuna, un sin papeles, se ganara el sustento para él y su familia. Luego, es posible que criticara a un empresario porque despidiera a un obrero que le ha robado, o que falta al trabajo ¿cómo se puede entender esto, señor Bosé? Yo no sé ni me importa saberlo pero, puestos a ser puritanos, ¿por qué el señor Miguel Bosé no nos enseña su declaración de la Renta? Sería bonito compararla con los ingresos de los 4.500.000 parados que gracias, a su amigo Rodríguez Zapatero, al que tanto ha defendido ¿se acuerdan de lo de la ceja?, ahora están sin trabajo y con la perspectiva de no recuperarlo en mucho tiempo o, es posible, que nunca.
Pero donde Miguelito ha estado sublime, ha sido cuando, sin encomendarse a Dios ni a la virgen María, ha querido justificar las barbaridades del régimen cubano, vaya, de sus amigos los Castro; atreviéndose, con todo descaro, a minusvalorar las torturas de las cárceles cubanas y la opresión que se ejerce en dicho país con los objetores al castrismo, como si sólo fueran cosas raras, pequeños pecadillos, naderías que se pudieran justificar por el “gran bien” que los hermanos dictadores les están haciendo a los cubanos, condenándolos a una miseria endémica, de la que sólo se libran los adictos al régimen y los paniaguados que viven a costa de la dictadura castrista. Claro, cuando el señor Bosé llega a la isla acompañado de su amigo Juanes (otro que tal), es recibido con todos los honores, comparte comida con los Castro y, además, se permite palabras de alabanza para los logros conseguidos por la dictadura. No le enseñan o no le dejan ver o el señor Bosé “no quiere ver”, el lado oscuro de aquel país, la miseria, la prostitución, las persecuciones a los opositores y las torturas que se les inflingen a los 200 presos políticos que están internados en ellas. ¡Si, Miguelito! Así se vive de maravilla, millonario, famoso y, de cuando, como ocurre en esta ocasión, se saca a la venta un nuevo trabajo, un disco con el que se piensa aumentar la riqueza ya consolidada del niño bien, que se debe promocionar. Entonces se dicen algunas inconveniencias, se habla bien de los Castro o se le guiña el ojo a ZP para hacerse propaganda y vender más ejemplares.
Y es que decir, comparar, intentar buscar equivalencia entre una fotos desaparecidas, relacionadas con el caso Gürtel en un museo de Valencia (no olvidemos que se trata de un asunto interno del PP, que sigue subjúdice), con la muerte del objetor, señor Orlando Zapata, y las torturas de las cárceles castristas; es tanto como querer comparar un vaso de agua con las inundaciones de Andalucía. Debería, Miguelito Bosé, escuchar al disidente, en huelga de hambre, señor G. Fariñas, ver su aspecto físico, escuchar lo que dice Gramma, el órgano del PCC, y escuchar a los Castro hablar de lo de Guantánamo para justificarse ante su propio pueblo. Puede que entonces, el señorito Bosé, aprendiera a meditar sobre lo que dice, a no hablar por boca de ganso y a limitarse a cantar, que es lo que sabe hacer. Mire usted, señor Bosé, debiera usted tomar ejemplo de la máxima de Confucio cuando afirmaba:“La ignorancia es la noche del espíritu; pero una noche sin luna y sin estrellas”; y, si lo que usted piensa es que: metiéndose en casa ajena, haciendo alarde de entendido en política o peloteando al Gobierno socialista, va a vender más discos puede que acierte o puede que no, porque es posible que, para muchos que no nos gusten sus declaraciones, que pensamos que usted mea fuera del tiesto y que nos joroba que, un millonario, quiera nadar entre dos aguas sin comprometerse y que detestamos la hipocresía; decidiéramos no comprar sus discos y, de paso, recomendáramos a las personas, que las hay y muchas, que no están conformes con sus declaraciones extemporáneas y sectarias, que hicieran como nosotros y se abstengan de hacerlo. ¿Qué le fastidia? Más nos fastidia a nosotros tener que soportarlo.
Miguel Massanet Bosch