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Las pensiones de los españoles en manos de los especuladores (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el junio 12, 2010 por admin6567
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Hoy es uno de estos días en los que uno tiene que decidir hacia donde decanta su comentario. Por supuesto que, mi primera intención, era comentar el jugoso tema de la visita de nuestro Presidente al Vaticano y su posterior chasco a costa de un Berlusconi que siempre es capaz de sorprender con sus excentricidades. No obstante, creo que se debe anteponer la noticia que hace referencia a los pensionistas y alo que puede repercutir en sus pensiones las decisiones del Gobierno de ZP respecto a el Fondo de de Pensiones y lo que están haciendo con él quienes nos gobiernan. Porque, a la vista de lo que está ocurriendo en el país y las últimas decisiones tomadas por el Gobierno socialista del señor Rodriguez Zapatero, es muy posible que puedan seguir el mismo rumbo que los 4.600.000 parados que se han quedado en la calle, condenados  a que, cuando se acabe su periodo de percepción del subsidio, tengan que dedicarse a la mendicidad o al hurto, para poder sostener a sus familias. De todos es sabido que, durante el gobierno del señor Aznar, no sólo se consiguió crear casi cinco millones de nuevos empleos, sino que se logró estabilizar y levantar la situación de quiebra técnica de las arcas de la Seguridad Social y, por si fuera poco, se creó, en el 2003, un importante fondo de más de 30.000 millones de las antiguas pesetas que constituyeron la primera partida de lo que se denominó el Fondo de Garantía de las Pensiones.; que se va nutriendo del superávit de la Seguridad Social de cada año. Por ello y por su finalidad, el Estado tenía la obligación de destinar estos fondos a inversiones totalmente seguras.

Hace ya muchos meses que, desde que el Gobierno empezó a tener dificultades para financiarse, alertamos de la posibilidad de que el importe actualizado del referido Fondo de Garantía, atrajese sobre sí la mirada golosa de un Ejecutivo que veía como, a causa de un desempleo que empezaba a hacerse una carga demasiado gravosa para las arcas del Estado, tenía la urgencia de financiarse a costa de lo que fuera, ya acudiendo a emisiones de Deuda Pública para colocarlas entre posibles inversores extranjeros u obligando a la banca española para que se la comprase o, como parece que ha sido la última hazaña de los socialistas; cuando ya les resulta imposible colocarla fuera de España (por falta de demanda o, por el excesivo coste al que, la desconfianza que se ha generado entre los posibles inversores, hacia nuestra Deuda soberana; ha tenido que ser aceptado por el Tesoro nacional, a costa de aumentar la sobreprima que, en ocasiones, ha llegado a sobrepasar los 200 puntos básicos con respecto a la Deuda alemana) actuar sobre el Fondo de de Pensiones, vendiendo activos seguros para sustituirlos por Deuda nacional, que como se sabe,  está sujeta a los vaivenes de la especulación de los mercados.

Cuando los bancos españoles están saturados de Deuda pública, cuando el circuito, discutible, que se ha establecido con el BCE, por el que se le van transfiriendo una parte de esta Deuda, que pudiéramos considerar como “tóxica”, desde los bancos españoles; con lo cual el BCE se está cargando de Deuda basura hasta que, por la lógica de la economía, va a tener una saturación que pudiera redundar en su solidez económica como les ha ocurrido a tantos países a lo largo de esta crisis. Ahora, al parecer, las miradas de los gestores del ministerio de Hacienda, se han dirigido ávidas de impaciencia hacia esta perita en dulce que era la suculenta cantidad depositada en el Fondo de Garantía de Pensiones que, hasta el momento en que el Gobierno se fijó en ella, estaba cómodamente resguardada en la seguridad de los antiguos activos de la máxima seguridad (deuda alemana o francesa), lejos de la especulación actual que se mueva alrededor de nuestra deuda soberana. Hoy, mientras el capital está huyendo de España a causa de las subidas fiscales, el déficit exterior sube hasta el 6’8% del PIB  y nuestra Deuda externa supera ya el billón de euros; aumenta nuestra necesidad de financiación extra, porque se sigue gastando más  de lo que se produce. Todo ello conduce a que, el Estado, acapara la mayor parte del poco capital disponible, para financiar su deuda, lo que obligará a las empresas españolas a espabilarse por su cuenta para conseguir créditos para pagar las suyas que, como es natural, deberán pagarlos más caros que si los consiguieran en los bancos privados españoles.

Sin embargo, nuestro Gobierno ha decidido vender estos  bonos germanos y galos (que tiene la máxima calificación otorgada por las tres agencias calificadoras (Moody’s, Fitch Ratings yS&P) para comprar con su importe Deuda española. Estas ventas, han afectado a la seguridad de los activos del Fondo de Garantía de las Pensiones; porque el importe obtenido por el Tesoro, por la venta de aquellos activos alemanes y franceses, lo han invertido en la compra de Deuda Pública española, argumentando que, esta Deuda, produce beneficios superiores a los de los activos vendidos; no obstante, se deja en el tintero que, la calificación que tienen es inferior a la de los bonos alemanes y franceses, lo que afecta a la seguridad  del propio Fondo de Garantía de las Pensiones. Lo que ha hecho el Gobierno, ha sido actuar imprudentemente, optando por rentabilidad antes que por seguridad. Esta opción supone, sin duda, poner en manos de los especuladores de la bolsa, las pensiones de millones de españoles que, sin comerlo ni beberlo, se ven obligados a asumir un riesgo que puede llegar a afectar a sus pensiones hasta el punto de que ahora están en riesgo de cualquier vaivén que pudiera venir de los mercados mundiales, Para mayor INRI, el Gobierno debiera haber convocado, con antelación a cualquier decisión, el Pacto de Toledo, para someterle una cuestión de tanta trascendencia para los pensionistas; cosa que, evidentemente, no ha hecho. Resulta patético, irracional, antipatriótico, temerario y, diría yo que delictivo; dado que, una imprudencia de tal calibre, pone en juego el sustento de millones de pensionistas; el que un Gobierno –que ya debiera haber dimitido en el acto, después de que se demostró que había mentido voluntariamente a los españoles, sólo por conveniencias electorales – actúe por su cuenta, ignorando lo que piensan aquellas personas a las que con sus actos puede perjudicar, como ya hizo al gravar, con la carga de la crisis a funcionarios (bajándoles los sueldo) y a pensionistas (congelándoselos). Cuando ha mantenido un gasto público exagerado, centrado específicamente en el despilfarro de las Administraciones Públicas, la desvergüenza de los miembros mismos del Ejecutivo, que utilizan como taxis los Phantom de las FF.AA como si fueran suyos, sin tan siquiera ser capaces de sincronizar sus viajes a Bruselas, para lo cual utilizaron tres aparatos cuando con uno hubieran podido viajar los tres; la dilapidación de los dineros públicos por las CC.AA, utilizados para retribuir informes externos; oficinas; viajes; supuestas embajadas catalanas; referéndum separatistas; coches oficiales de alta gama; reparaciones; subvenciones al catalán y otros miles de ellas; que constituyen el mayor escándalo que se pueda dar a cargo de este grupo de políticos embaucadores, aprovechados y corruptos, que han ejercido su cargo para enriquecerse y para ayudar en la práctica de la más pura endogamia y clientelismo, a todos aquellos paniaguados a los que les ha interesado favorecer. Y ahora, como remate de la actuación de un Gobierno incompetente y sectario, no han podido más que intentar estafar a aquellas clases pasivas, que saben que no pueden defenderse de esta burocracia infernal en la que el PSOE ha convertido el ejercicio de lo que ellos se atreven a calificar como “un gobierno democrático”. Si ello es así, señores ¡qué venga la tiranía!

 

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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