Es posible que quede algún español, alguno que no se entera de lo que dice la prensa; que no ve las TV o que no escucha las emisoras de radio, que no esté al cabo de la calle del hecho de que, en esta España del 2010, están pintando bastos y que, si no desde un punto de vista oficial sí de una manera oficiosa, hemos entrado en un torbellino de desplome económico y financiero, del que no vamos a poder salir por nuestros propios medios y, como ya está programándose desde fuera de nuestra nación, va a ser preciso que nos saquen las castañas del fuego desde Bruselas, el BCE y el propio FMI, para que podamos evitar caer en la quiebra soberana. El señor Rodriguez Zapatero ya no es más que un monigote que, ni pincha ni corta, en cuanto hace referencia a tomar decisiones por su cuenta, en lo que atañe a los pasos que debe dar nuestra nación y las medidas de ajuste que va a precisar, para conseguir superar nuestra propia crisis; no, como intentan hacernos creer el señor Zapatero y su corte de incompetentes ministros, causada por una crisis general, que afecta por igual a toda Europa y al resto de países del mundo; sino que, en España, el señor Rodriguez Zapatero ha sido incapaz de poner en marcha las medidas adecuadas para aminorar los efectos de la crisis mundial y, en especial, atajar el impacto de la otra crisis, la nuestra, la de nuestra propia burbuja inmobiliaria y la de nuestras entidades bancarias y financieras, las grandes culpables de la recesión; por mor de sus negocios especulativos y sus prácticas agiotistas, que han dado lugar a que España se encuentre en la complicada situación actual. Llevamos contabilizados 4.600.000 de parados y acumulamos una deuda externa que se calcula (entra la pública y la privada), en unos 450.000 millones de euros, que corresponde sólo a países como Francia y Alemania. Es obvio que la quiebra de España arrastraría tras de sí la de muchos bancos de Alemania y Francia y, por la propia inercia del desplome de estas dos naciones, se produciría la del resto de países de la UE y de su moneda única, el euro.
En estas circunstancias, es fácil darse cuenta de que el papel de los sindicatos CC.OO y UGT; su monopolio de la política laboral del gobierno de ZP –al que tenía agarrado por la parte que más duele, con la amenaza perenne de una huelga general, que acabara de desgastar la poca credibilidad que todavía le pudiera quedar al señor Presidente –; el beneficiarse de las sabrosas cantidades que recibían del Erario público y el que, sus secretarios generales percibieran sueldos que, para sí, los quisieran muchos de nuestros cargos públicos; era algo que estaba condenado a desaparecer. Los sindicatos UGT y CC.OO han conseguido, por si mismos, sin que en ello intervinieran sus seculares adversarios, los de la patronal, el haberse desprestigiado ante los trabajadores, el haber sido apeados del pedestal y haber logrado quedar con las vergüenzas expuestas al aire ante todos los ciudadanos; al haberse desvelado que, su preocupación por la clase obrera, no era tal y que todo lo que están haciendo es intentar apoyar al Gobierno para que no tenga que dimitir. Huelgas pactadas, huelgas a largo término, huelgas que no irán contra el Gobierno, sino que… ¿contra algo tan inmaterial como la crisis?, o ¿contra el PP, que ha quedado prácticamente excluido de la vida parlamentaria, debido al pacto que contra él hicieron el resto de partidos?, o, es probable que ¿contra Bruselas por ajustarnos las costuras a causa de nuestro mal gobierno? Señores, da lo mismo, porque los que maman de todas las ubres del presupuesto, saben que tienen sobre ellos la espada de Damocles de una masa de 4.600 millones de parados que les exigen que les soluciones su situación de desamparo; saben que ante la sociedad ya han sido juzgados como advenedizos, incompetentes, arribistas, corruptos y vendidos al gobierno del PSOE y no les va a ser fácil, si Zapatero es derribado del gobierno, de poder recobrar su prestigio como defensores de las clases pobres y necesitadas. ¿Qué están haciendo de su inmenso patrimonio para remediar situaciones de pobreza? Cáritas, de la denostada Iglesia Católica, se desvive, se entrampa y pone en marcha todos su recursos para dar de comer a aquellos que tienen que recurrir a la caridad, a causa de la desastrosa política de despilfarro llevada a cabo por ZP y su gobierno, ¿qué hacen ellos para el pueblo?
Sin embargo, señores, todavía nos quedaba algo insólito que escuchar de los dirigentes de los sindicatos mayoritarios de esta nación. A las preguntas de un periodista sobre cómo se financiaban las dos organizaciones sindicales, el señor F. Toxo ( el más ingenuo de los dos gerifaltes) respondió que “de las cuotas de sus afiliados” y cuando, el periodista quiso saber cuántos afiliados tenía cada sindicato, el líder de CC.OO afirmó, sin el menor rubor, que su organización tenía 1.200.000 afiliados y el señor Méndez atrapado en las redes que su compañero, había tendido que admitir que, poco más o menos, los mismos que su adversario sindical y, sin embargo, compañero de fatigas. Hablamos, señores de una afiliación, entre las dos centrales sindicales, de unos 2’5 millones de afiliados. Les anticipo que, ni loco me creo esta cifra. Si hablaran de 2’5 millones de simpatizantes lo admitiría, pero que me digan que, en la actualidad, tienen cada partido más de 1.200.000 afiliados y que además ¡paguen cada uno una cuota de 10 euros al mes! Ni que me jurasen de rodillas lo iba a aceptar. Les pondré un ejemplo, en mis tiempos de laboralista, se calculaba que CC.OO tendría unos 300.000 afiliados y, aún así, no conseguían que, la mayoría de ellos, pagase la modesta cuota que debían satisfacer al sindicato; hasta el punto de que, los directivos sindicales, pedían, sin éxito por supuesto, que las empresas descontasen de la nómina del trabajador la cuota de afiliación al respectivo sindicato.
Pero para pillar a un mentiroso basta con usar la calculadora. Si cada sindicato tuviera 1.250.000 afiliados y cada uno abonase de cuota 120 euros al año; la recaudación anual rondaría los 150.000.000 de euros por sindicato. Es evidente que, con una cantidad así y con el patrimonio que recibieron del Estado; no iban a necesitar, para sus propias necesidades y para pagar a los activistas liberados ( que continúan percibiendo su salario íntegro de las empresas en las que anteriormente trabajaban, incluido el promedio de los salarios variables); recibir ninguna subvención por parte del Estado. Con 150 millones de euros se pueden cubrir las necesidades perentorias de los sindicatos; una de ellas, por cierto, parece que consiste en pagar al señor Fernández Toxo la bonita cantidad de 114.000 euros anuales ¿cuándo, esta lumbrera, hubiera soñado percibir semejante fortuna por no hacer más que vegetar? Se habla de que los sindicatos imparten cursos de Formación Profesional y otras lindezas semejantes, que luego resulta ser que, en la práctica, no se ve por parte alguna que salgan de ellos operarios verdaderamente preparados para asumir las nuevas técnicas de trabajo. O bien los señores Toxo y Méndez han mentido descaradamente y los afiliados no llegan ni al 10% de lo que ellos indican o bien están estafando al Estado y a todos los contribuyentes, exigiendo recibir subvenciones que, sin duda alguna, estarían mejor empleadas en atender la Ley de Dependencia, por ejemplo. Lo cierto es que ellos saben que, ni soñando, tienen una afiliación como la que pretenden justificar y, ya que hablamos de ello, sería hora de que el Estado cortara el suministro a unos sindicatos que se han convertido en meras correas de transmisión de los socialistas y que, por supuesto, han dejado de cumplir con su verdadera misión que consiste en preocuparse del bienestar de los obreros; lo que, por supuesto, no consiste en convocar una huelga general a favor del Gobierno cuando éste ha sido el principal causante del mayor desempleo que nunca se haya conocido en España. Ustedes juzgarán.
Miguel Massanet Bosch