Me gustaría preguntarle a Leire Pajín, aquella socialista que decía que España estaba afectada por la crisis lo mismo que el resto de economías europeas, ¿cuál es su diagnóstico y qué previsiones tiene, para España, para cuando cese el efecto de la estacionalidad en el empleo – ésta que parece que el ministerio de Trabajo siempre deja de tener en cuenta, a la hora de dar las cifras del desempleo de los meses estivales y de lo que se vale para sacar pecho dando cuenta de supuestas mejoras en el empleo que, en realidad, no dejan de ser el pan para hoy y hambre para mañana – y el optimismo por las ayudas que hemos recibido de
Si, como se afirma, la mejora económica se debe al aumento de la demanda en el último trimestre, deberemos de tener en cuenta que la explicación de esta súbita reactivación no se debe a la mejora de nuestras expectativas productivas o a nuestra mejora de competitividad, si no todo al contrario, se ha debido, en gran parte, a que los ciudadanos sabían que iba a subir la tarifa del IVA y se curaron en salud, procurando avanzar sus compras para que su adquisición les resultara más económica. Veremos si, en el tercer trimestre, sigue la misma tónica, algo poco probable si ya sabemos que las ventas de coches, desde que se acabó la subvención del Estado, ha descendido en un 24 %. Los más esperanzados esperan una nueva atonía de la demanda para de aquí unos meses, pero confían en que la falta de consumo se compensará con la mejora de la confianza en la economía y un panorama con menos incertidumbres en la reforma del mercado de trabajo, fiados en las reformas adoptadas por el Ejecutivo.
Es posible que sobre el tapete y con ganas de que la situación mejore, estos planes de nuestros expertos tengan posibilidades; sin embargo si queremos fijarnos en lo que está sucediendo en el resto del mundo, podremos observar que los países que son nuestros más importantes competidores en los mercados; que tienen un desempleo que no llega a la mitad del nuestro y que no han tenido que someterse a una “cura de caballo” como nos ocurre a nosotros y a Grecia; ya nos van por delante, lo que indica que la competitividad de sus empresas les ha permitido adelantarse a las nuestras, en la toma de posiciones en los mercados mundiales. Si queremos fijarnos en los EE.UU del señor Obama, a pesar del optimismo que pretende irradiar el señor Presidente, los problemas internos se le multiplican, sus relaciones con algunos de sus estados se podrían considerar de máxima tensión y la judicialización que pone en cuestión algunas de las m leyes emitidas por determinados estados de
El hecho es que, en determinados sectores económicos, ante la lentitud con la que reaccionan, algunos países, a los estímulos económicos establecidos para ayudarlos a superar la crisis, ya se están haciendo predicciones sobre la posibilidad de una nueva recaída (W) que pudiera complicar mucho la situación de aquellas naciones peor situadas, como consecuencia de la recesión por la que acabamos de pasar. Obama insiste ante el Senado en pedir más incentivos para los pequeños negocios, lo que contrasta con opiniones de importante líderes europeos que están pidiendo que se retiren las ayudas a las naciones en apuros económicos, debidos a su falta de previsión, para que la carga que ello representa para potencias como Alemania, por ejemplo, dejen de ser un lastre para su desarrollo. ¿Recuerdan cuando
Lo cierto es que, nuestro Gobierno, se está viendo obligado a irse endeudando: primero, para pagar los nuevos vencimientos de deuda que vienen llegando y, segundo, para poder atender a la, cada vez, más importante masa de trabajadores en paro; muchos de los cuales ya han agotado su periodo de prestaciones y ahora subsisten con 430 euros al mes. ¿Hasta cuándo se va a poder sostener semejante situación, si no se arbitra un sistema de ayudas efectivo para que, las empresas, reaccionen y puedan crear puestos de trabajo?. Si en la actualidad el crecimiento del PIB es negativo ( -2%) y se calcula, por los entendidos, que es preciso un crecimiento superior al 2’5% para que se comience a mover el mercado laboral ¿ cuántos años, señora Pajín, vamos a precisar para empezar a disminuir el paro y, cuántas emisiones de deuda pública serán precisas para ir atendiendo los subsidios generados por el paro? El Estado confía en recaudar más subiendo los impuestos, pero es que también suben el gas, la electricidad, el petróleo, el transporte y todos aquellos elementos que inciden, directamente, en la vida de los ciudadanos que, a la vez, se ven con los salarios disminuidos, las pensiones congeladas, los puestos de trabajo pendientes de un hilo, sin posibilidades de conseguir créditos y obligados a prescindir de todos aquellos bienes superfluos, que antes consumían pero que, ahora, con la crisis, han tenido que renunciar a ellos. Menos consumo, menos impuestos; menos salarios, menos impuestos; más subvenciones, más deuda; mas déficit, más deuda; más paro, más subvenciones; más paro (sin subvenciones), más tensión social; más tensión social, menos seguridad; menos seguridad, menos confianza.
Señores, con un gobierno como el que tenemos se trata de una carrera contra reloj entre los gastos estatales, el déficit público y el endeudamiento contra la reactivación económica. Si la reactivación no se produce en un periodo prudencial, de forma que nos permita pagar lo que debemos antes de haber hipotecado a diez generaciones, habrá posibilidad de salir del pozo en el que nos encontramos. Pero ¿ qué pasa si, con estos inútiles que nos gobiernan, no conseguimos llegar a la meta y nos quedamos enredados en el camino? Ustedes mismos pueden sacar sus propias conclusiones. Yo ya hace tiempo que las saqué y, créanme, estoy que no duermo.
Miguel Massanet Bosch