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El Ejército, ¿una ONG o una pasarela de moda? (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el agosto 30, 2010 por admin6567
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Cada día que pasa me convenzo más de que, mis intuiciones sobre la misión que se le encargó a la señora Chacón por nuestro Presidente, cuando la designó para ocupar el cargo de ministra del Ejército; eran acertadas y que, cada paso que da en el cambio que se ha propuesto hacer en la milicia, va acercando más a nuestras tropas – no sé si denominarlas armadas o desarmadas – a cualquier cosa que se las quiera denominar, menos a lo que la mayoría de los españoles entendemos como  lo que debería ser esta parte de los españoles que ha decidido prepararse para la guerra, en el caso de que se nos amenazara, desde fuera de nuestras fronteras o, como dice la Constitución, pudiera peligrar la integridad y unidad de nuestra nación. Lo primero, afortunadamente, todavía no ha ocurrido, si es que queremos interpretar como un “mero incidente” lo recientemente ocurrido en nuestras fronteras con Marruecos, en la ciudad de Melilla; sin embargo, mucho nos tememos que, los mandos militares, los que dirigen, bajo las órdenes de la ministra Chacón, a nuestro Ejército, o no interpretan, como nosotros, lo que la Constitución dispone o bien, prefieren mirar hacia otro lado, desentenderse o ignorar aposta el hecho, por otra parte evidente para cualquier español, de que esta España, dirigida por los socialistas,  está a las puertas de experimentar la división más escandalosa desde que, por la Guerra Civil, quedó partida en dos mitades.

Como en tantos otros aspectos de la política española,  este Gobierno que padecemos, viene practicando el sistema de, o no informar a los ciudadanos de a pie de lo que hace, proyecta o ha hecho; con el fin de ocultar todos aquellos aspectos de sus actuaciones, como gobernante, que piense que no le pueden favorecer ante el pueblo español y, lo que resulta más ominoso, que pudieran hacerle perder votos en el momento de tener que someter su mandato a la decisión de las urnas o, simple y llanamente, prefiere no decir la verdad, vulgo mentir, si el error que ha cometido, las circunstancias que se han derivado de una de sus decisiones o la necesidad de ocultar las deficiencias de los elementos que lo integran; pudieran dar municiones a los partidos de la oposición para ponerlos en un brete. Maticemos, el partido de la oposición es, el PP; porque otra oposición, hoy en día, no tiene el señor ZP quien se ha cuidado bien de untar a los  partidos más belicosos, entre ellos los independentistas, para que todas las leyes que lleve al Congreso para ser refrendadas, salgan de él con el visto bueno de la mayoría.

Pero, en el gobierno de ZP, los hay que dan la cara, como la señora De la Vega y el señor Blanco; otros que prefieren que no se hable de ellos, como la señora Garmendía, el señor Gabilondo o el ministro de Justicia, señor Caamaño; otros que no pueden escaquearse, pero que lo pasan muy mal cuando deben dar cuenta de sus cometidos, como el ministro de Trabajo, señor Corbacho, González-Sinde y otros. Pero hay una caso especial, el de la señora Chacón, que aspira al puesto del señor Rodríguez Zapatero; a la que se le encomendó “controlar” al Ejército y que, es experta en escurrir el bulto cuando, como ya ha ocurrido varias veces, ha tenido que aguantar las críticas contra su, evidentemente mejorable, gestión al frente de la milicia. Es una curiosa mezcla de catalanista, progresista, intelectual, ama de casa, antimilitarista (protestó contra la guerra de Irak) y pija de la moda que, contradiciendo el axioma de Demóstenes “non bis in idem”, ha conseguido compaginar todo ello con el mando del ministerio de la Guerra, como se lo designaba antes. Pero no ha podido evitar, esta feminista recalcitrante, querer poner su toque femenino, diríamos que su propio estilo, no sólo en sus grititos de mando, un tanto cursis y atiplados, sino que ha querido darles a nuestras tropas un toque de modernidad y de coquetería, al querer uniformarlas con detalles que, sin duda, van a sentar cátedra y constituir un antes y un después, en los uniformes militares de todos los ejércitos del resto del mundo que, seguro, no van a poder evitar ser arrastrados por los “modelitos” ideados por nuestra hacendosa ministra.

Ahora se trata de darles el golpe de gracia a los miembros de la Legión. Aquellas tropas de élite, aquellos seres rudos, descamisados, sudorosos, que marchan al doble de velocidad del resto de las unidades del Ejército, los que siempre figuran en vanguardia de todos los conflictos militares a los que tenemos que enfrentarnos, los que más bajas han sufrido en combate y los que han sido idealizados como el prototipo del macho ibérico; éstos, señores, que siempre han sido, con la Guardia Civil, los más aplaudidos y los más admirados por los ciudadanos españoles; parece que, a la vista de los socialistas que nos gobiernan, están marcados por el estigma de ser una de las unidades más destacadas de las que intervinieron al comienzo de la Guerra Civil. A las órdenes del general Millán Astray y del propio general Franco, cruzaron el estrecho de Gibraltar y ocuparon las primeras ciudades que cayeron en manos de los nacionales, entre ellas Algeciras y Sevilla. ¡Este “crimen”, no en contra de la segunda República, sino de quienes convirtieron las calles de Barcelona, Madrid, Valencia y otras ciudades españolas, en el escenario de sangrientas venganzas y asesinatos; no podía ser olvidado por quienes se han empeñado en reescribir la historia de aquellos tiempos!

La señora Chacón, la antibelicista ministra de Defensa, sabe como humillar a nuestros soldados y rebajarles la moral, de modo que se sientan como pulpos en un gallinero dentro de sus cuarteles, convertidos en la chirigota del resto de unidades, que siempre los habían envidado. La señora ministra, –la misma que compareció en una recepción de la Casa Real, vestida como un figurín, luciendo un estilizado esmoquin negro con camisa blanca, que dejó admirados a todos los asistentes y que le valió que, sobre ella, se pusieran los ojos cargados de lujuria de los asistente masculinos al evento, que se olvidaron del cargo de la joven para centrarse en el morbo de su atuendo provocativo –;  demostrando lo poco que la preocupan nuestras fuerzas destacadas en el Líbano o las que permanecen en Afganistán, mal pertrechadas y sujetas los ataques talibanes,( se dice que han sufrido más de 60 contra su base de Qala-i-Naw); el último de los cuales inmediatamente después del asesinato de los dos oficiales de la Guardia Civil y del intérprete español, perpetrado por un grupo de afganos (más de 200) que intentó asaltar el acuartelamiento obligando a sus defensores a abrir fuego; se ha decidido a “hermosear” a nuestros legionarios, privándoles de sus clásicos gorros con borla (chapiri), que usaban desde la fundación del cuerpo, para sustituirlos por unas “agraciadas”, convencionales, igualitarias y, sin duda, más “chics”, boinas, de tono granate que harán buen juego con los bronceados semblantes de nuestros legionarios.

Todavía no ha salido la señora ministra a dar explicaciones a la ciudadanía de este suceso desgraciado, ocurrido en Afganistán; todavía no nos han dicho qué clase de seguridad se les proporciona a nuestros militares, para que se impidan este tipo de sucesos desgraciados; todavía no se nos ha explicado cuáles son las medidas de seguridad para evitar que, entre los soldados que son designados por el mando afgano para que sean instruidos por nuestros expertos, se filtren terroristas que intenten atentar contra nuestros soldados. Un país, en plena descomposición política, en flagrante guerra con los talibanes, del que los EE.UU. ya han retirado sus tropas de combate y donde el régimen de Kabul parece estar pendiendo de un hilo, ¿qué hacen nuestros soldados en semejante matadero? Yo se lo diré, no están en guerra sino que, ¡sólo son una ONG con pistolas! Después de todo, mañana será otro día…

 Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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