Al señor Rodríguez Zapatero hay que tomárselo como es. No es posible que hoy, en España, todavía quede algún badulaque, incluso de aquellos que confiaron ciegamente en él, que se fiaron de sus promesas y que creyeron que con él, en España, se iba a implantar un régimen de bienestar, una revolución social y un regreso a las famosas “libertades”, de las que tanto se alardeaba en tiempos de la II República del Frente Popular y, luego, ya tuvimos ocasión de ver en lo que acabaron aquellos excesos dialécticos, aquellas soflamas comunistas y aquellas permisividades y cesiones, por parte de las autoridades de aquella época, con los asesinos que se dedicaron a tomarse, la llamada “justicia del pueblo”, por sus propias manos; masacrando a todo aquel que se les ponía delante si éste era de derechas, católico o rico; procurando, de paso, robar todo lo que podían, ante la impasibilidad de quienes debieran haber impedido aquellos desmanes. Hoy en día, todavía hay descerebrados que piden rehabilitar la figura de personajes, como Companys, defensor de terroristas y uno de los que consintió que Cataluña se convirtiera en un inmenso cementerio de inocentes.
Y es que, nuestro Presidente, no se puede decir que esté en el momento más dulce de su “carrera” ni que el porvenir del año y medio que le queda en el Gobierno, si Dios no lo remedia, lleve trazas de ser un camino de rosas para los socialistas y el equipo que le acompaña, en este Vía Crucis que, ellos mismos, se han buscado; actuando con la soberbia, el fanatismo y el sectarismo propio de aquellos tipos de sistemas políticos que se caracterizan por hacerse fuertes suprimiendo las libertadas ciudadanas, implantando en todo el país el adoctrinamiento de las juventudes mediante la imposición del estudio de sus panfletos, dogmas y credos políticos amén del culto personal hacia los dirigentes del partido; algo en lo que el “camarada” Stalín, de la Unión Soviética, fue un experto. Claro que, a los que no se plegaban a sus caprichos, el porvenir que les esperaba era o el destierro a Siberia o el piquete de ejecución. Así, el divismo personal de nuestro Presidente, le han llevado a creerse que podía cambiar todo el sistema económico de Europa, estando convencido de que sería capaz de atraer, a sus rocambolescas, ideas a los presidentes de naciones como Francia, Alemania, Inglaterra o a los del resto de países de la UE; a los que ha intentado vender, infructuosamente, un retorno al keynesianismo, al dirigismo de los países comunistas o, siguiendo el ejemplo de tiranos, como Chávez de Venezuela, Evo Morales de Bolivia o, el recientemente puesto en cuestión, Correa de Ecuador.; convertir a la UE en un ente tiránico.
ZP pensaba que iba a transformar todo el sistema financiero y económico mundial ( hoy lo están implantando países como la misma China o el Brasil) de libre mercado, los mercados mundiales de capitales o la misma globalización económica y financiera; sólo utilizando su facultad de convencer a las personas, algo que le ha dado buenos resultados en España, para que el resto de países europeos retornaran a la ortodoxia de las doctrina keynesianas, al Estado protector, gestor y controlador de la producción de la nación para que, derrocado el capitalismo, se volviera a imponer el “eficaz” sistema de la economía dirigida y la producción estatalizada, que “tanto éxito” obtuvo en los países de detrás del antiguo “telón de acero”. No cuajó, evidentemente.
Lo malo de estos devaneos utópicos, de salir de los apuros engañando a la ciudadanía, intentando convencerlos de que “todo va bien”, o de que “el Gobierno tiene la solución para superar la crisis” y de que “todo el que se queja, anuncia dificultades o no confía en las medidas adoptadas por la Administración” o es un antipatriota, o un mal ciudadano o uno que sólo está preocupado por hacer que caiga el gobierno socialista del que estamos “disfrutando”. No es sólo el que el ciudadanos esté engañado o se sienta confundido o no se atreva a invertir o poner un negocio; lo realmente preocupante es que, contra toda esta demagogia, hay algo que es la realidad, el constatar el día a día de nuestros conciudadanos, de nuestras empresas, de nuestros gastos, de nuestros impuestos y, en especial de la situación de España en el concierto internacional. Basta ver lo que ocurre con nuestros trabajadores y cómo estamos situados ante nuestros vecinos de la UE en temas de PIB, en deuda pública o en Déficit Público, para saber si vamos viento en popa o, por el contrario, nos enfrentamos a una borrasca que pueda hacernos naufragar en cualquier momento. Veamos algunos datos: el Banco de España acaba de reconocer que nuestro PIB podría haberse debilitado en el tercer trimestre; advierte de que se ha ralentizado la contratación indefinida (muestra evidente de la desconfianza empresarial respecto al futuro); recuerda que el número (oficial) de trabajadores en desempleo es 4.645.500, y que las perspectivas, reconocidas por la misma señora ministra de Hacienda, la señora Salgado, es que todavía el desempleo pueda aumentar en 100.000 parados más en el 2011. Pocos me parecen si, sólo en el pasado mes de septiembre, ya hemos subido en 48.000 nuevos desocupados.
Existe un informe extraoficial que habla de que, el Gobierno, nos ha estado ocultando una caída del PIB del 14%., es decir que el Ejecutivo podría haber maquillado la recesión española. Al parecer, la economía española se ha desplomado mucho más de de lo anunciado por el Gobierno socialista. En un detallado análisis se llega a la conclusión de que el PIB español cae un 17’3% entre el cuarto trimestre del 2007 y el cuarto del 2009, lo que contrasta llamativamente con la cifra facilitada por el Gobierno (un 3’1%). También conviene que comentemos la frase lapidaria de ZP comentando los actuales PGE para el 2011: “Son los presupuestos de mayor gasto social de la historia” y, en esta ocasión deberemos coincidir con él; solo que, al señor ZP, se le ha olvidado aclarar el porqué. Por ejemplo, en los PGE para el 2011, el gasto previsto es de 362.000 millones de euros, de los cuales se destinan 175.000 al pago de prestaciones (Desempleo y pensiones) y 73.000 millones más a deuda. Decir que en los PGE se contempla el mayor gasto social que jamás se ha dado en la Historia, es tanto como reconocer que, España, se está descapitalizando, no para mejorar las prestaciones sociales de los españoles, para generar más trabajo, para implementar las prestaciones de la Seguridad Social o primar a las madres con hijos o, incluso, mejorar la puesta en práctica de la Ley de Dependencia, una ley que no se ha aplicado íntegramente y, por añadidura, a ala que se le ha retirado parte de la dotación que tenía asignada.; sino que es difícil para ZP si resulta que, este incremento de la dotación al gasto social va destinado en su mayor parte a cubrir las prestaciones por desempleo que siguen creciendo, a medida que más trabajadores incrementan las filas de los desocupados.
Se espera un crecimiento del PIB de un 1’3% y esto no parece que sea posible, según se desprende de estudios recientes de economistas. Se habla de que se va a recaudar más por el IVA y es cierto que, en el último trimestre, así fue; pero debemos achacarlo a las compras masivas que hicieron muchos españoles, antes de que se aumentaran las tarifas. Un ejemplo, la venta de coches en el último mes de septiembre han caído en un 25%. Menos consumo, más parados y el anuncio de un 2011 horríbilis, ¿les parece que el señor ZP está en condiciones de hablar de las “mejoras” que su gobierno ha conseguido en materia social? Y es que, señores, al señor Zapatero se le olvida lo que nos prometió hace años, ignorando la recomendación de Quintiliano: “Al mentiroso conviénele tener memoria”. Debería hacerle caso a Sonsoles y dimitir, sería lo mejor para España.
Miguel Massanet Bosch