
Zapatero y Rajoy.
EP
Rajoy obtendría hoy el 46,4% de los votos, casi dos puntos más que la mayoría absoluta de Aznar
El PSOE se queda en el 33,8%, tres décimas por debajo del desastre de Almunia en 2000
(Publicado en Periodista Digital, aquí)
Ni siquiera les salva la 'varita mágica' de Alfredo Pérez Rubalcaba. Una semana después del mitin de Ponferrada y transcurridos cuatro días desde que Zapatero escenificase lo más parecido a una abdicación, entregando todo el poder a su maquiavélico 'co-presidente', una nueva encuesta certifica el desplome del PSOE. Poco efecto tiene la remodelación de Gobierno y la vuelta al primer plano de los viejos dinosaurios socialistas.
Si las elecciones se celebraran hoy, el descalabro de los socialistas sería total, como refleja este domingo el sondeo de Sigma Dos que publica el diario de Pedrojota.
Según los datos recabados después de la remodelación del Gobierno Zapatero, el Partido Popular le sacaría en las urnas hasta 12,6 puntos al PSOE, lo que supone ampliar la ventaja de 10,5 puntos de la encuesta de la pasada primavera.
Así las cosas, Rajoy conseguiría un 46,4% de los votos, mientras que el Partido Socialista se hundiría con un 33,8%.
De este modo, el PP se acercaría mucho al histórico 48,11% de los votos con el que Felipe González arrebató el Gobierno a la UCD en las elecciones de 1982.
Como dice El Mundo, ya no sirve decir que la brecha se debe a que el PSOE cae pero en realidad el PP no despega. Los populares, según este sondeo lograrían mejorar su resultado de las pasadas elecciones generales, las de marzo de 2008, en 6,5 puntos, que no es poco. Así, pasarían del 39,9% de los votos que recabaron entonces al 46,4% que cosecharían ahora.
Pero lo más destacable en este momento es que aunque el despegue del PP es muy claro, no tiene punto de comparación con el desplome del PSOE, nada menos que un 10,1 puntos (del 43,9% en 2008 al 33,8% del sondeo) y ello a pesar de la inyección de ánimo que el cambio del equipo gubernamental podría haber inyectado en parte de los votantes del Partido Socialista.
Con estos nefastos datos en la mano, la reciente remodelación gubernamental -sobretodo el refuerzo de Rubalcaba- pretende cambiar como sea el signo electoral en la medida en que eso sea posible. O al menos salvar al PSOE de un desastre total.
En el partido se aferran al precedente de 1993, cuando Felipe González, acosado ya desde todos los frentes, consiguió hacerse con una pírrica victoria frente a José María Aznar.
Para Rubalcaba, la estrategia pasa ahora por sacar confianza de donde no la hay y pedir a los ciudadanos esperanza, aunque sea de debajo de las piedras.