Debo reconocer que nunca he estado de acuerdo con el famoso “cupo” que obliga a la paridad en los cargos públicos, debido a esta interpretación, más bien torticera y complaciente con el feminismo, que le concede al sexo de Eva un plus de preferencia para compensar la ya cansina, como diría el señor Mota, y exagerada postura de cierto sector más combativo e intransigente, empeñado en hacer valer un victimismo que ya hace tiempo que dejó de estar justificado, pero que les sigue sirviendo para darle caña al colectivo de los hombres. En todo caso, los ejemplos que hemos tenido respecto a la actuación de las féminas en el partido del Gobierno, no se puede decir que sean paradigmáticos para continuar defendiendo que se deban mantener estos privilegios a las mujeres; ya que no han demostrado ni ser mejores ni tener más capacidad, ni haber conseguido mejores resultados, ni tener el mismo temple y aguante que los hombres. Y si quisiéramos escoger a alguna de las que todavía permanecen en el gobierno del señor Zapatero, ¡vayan ustedes a saber qué méritos encontró en ella el señor ZP!, salvo el de ser una incondicional suya y ser una buena alumna que ha aprendido con rapidez los trucos de la demagogia, el lenguaje de los activistas, el desparpajo de los ignorantes y los viejos latiguillos de esta izquierda feminista –cuya única obsesión es coartar las libertades de los ciudadanos e implantar su particular concepto de la ética y la moral, como el aborto, por ejemplo –; sin duda prestaríamos nuestra atención a esta señorita emperifollada, desafiante, descarada y evidentemente incompetente para el cargo que se le ha asignado de ministra de Sanidad e Igualdad, la combativa Leire Pajín; quien, en poco tiempo, ya nos ha dado cumplida muestra de lo que una sectaria con poder es capaz de hacer y… deshacer.
Y es que, señores, nadie les puede negar a estos que nos gobiernan que, al menos de puertas para afuera, tienen, como se dice “más moral que el Alcoyano”. Porque cuando le escuchamos a esta pizpireta ministra acusar al señor Aznar de ser “incapaz” de poner un ejemplo “favorable” de España, le tendríamos que recordar que, la realidad de lo que ha estado ocurriendo a nuestra nación desde que ellos se hicieron cargo del gobierno es, por desgracia para los españoles, que no ha habido ninguno de sus actos, incluso aquellos que ellos jalearon como mejoras sociales, que merezca ser considerado o pueda ser citado como algo positivo para España. No es culpa del señor Aznar que la nación haya cosechado un paro de 4.700.000 parados habiendo llegado al 20’3%; no es culpa del señor Aznar que estemos a la cola de Europa en enseñanza; en productividad; en la valoración de la confianza en nuestras deudas, pública y privada; en formación y en competitividad; porque, señora Pajín, debiera usted repasar las hemerotecas para instruirse y comprobar que, de la nación que recibió el señor Aznar del señor Felipe Gonzáles y la que recibieron ustedes en el 2004 con 5.000.000 de nuevos empleos, no queda ni rastro, cuando hemos pasado a ser la nación de Europa que tiene el doble de parados que la media del continente sigue subiendo, a pesar de que ZP nos dice, por enésima vez, que ya estamos saliendo de la crisis.
Presume la señora de que España es miembro del G20 cuando sólo estamos invitados en dicho grupo; habla de leyes sociales “vanguardistas” y me temo que no sabe lo que está diciendo, porque todas las que, en su imprudencia y falta de previsión, instauraron, han resultado ser una de las causas del rápido hundimiento de nuestro país y, al fin y a la postre, poco a poco, han tenido que ser retiradas; por lo que, cuando ustedes, temerariamente y haciendo gala de su incapacidad para encajar las verdades como un puño que denuncia el señor Aznar; lo critica y se queja de que sea duro con sus errores; no está haciendo más que recurre al típico pataleo, algo que sólo que consigue que se ponga en el más espantoso ridículo ante los españoles que, como demuestran una encuesta tras de otra, ya no se creen nada de lo que ustedes les dicen y sólo piensan, en una gran mayoría, que ZP convoque elecciones para librarse de este lastre del socialismo, antes de que conviertan a este país en algo parecido a aquella ominosas, tristes y empobrecidas repúblicas policiales de detrás del antiguo telón de acero. Convendría que la señora Pajín, ésta que ha impuesto una ley contra fumadores que es de las más intransigentes de Europa (sólo comparten la misma dureza las de Chipre, Irlanda e Inglaterra) cuando, por el contrario, hay 23 naciones que son más permisivas y razonables que la nuestra. Falta por ver el impacto económico que producirá en el sector de la restauración y, para más INRI, nos está enfrentando a un espectáculo desolador de ver nuestras calles invadidas por grupos de fumadores fumando, como si tratara de delincuentes, a la intemperie sometidos a las inclemencias del tiempo.
Si la señora Pajín califica de indecentes las justificadas y realistas observaciones del señor Aznar sobre la situación española, los ciudadanos españoles, al menos una gran mayoría de ellos, consideramos “indecente” que su gobierno haya retirado los 426 euros a los parados sin subvención; haya congelado las pensiones y haya rebajado los sueldos a los funcionarios; mientras ellos continúan cobrando sueldos escandalosos como nunca, como en el caso de la señora Pajín que ni en sus sueños más ambiciosos hubiera soñado ganar de su profesión lo que percibe en la actualidad. También es “indecente” que hayan aprobado la ley del sacrificio de los inocentes en el vientre de su madre y si, en este país, hubiera justicia y los tribunales no estuvieran politizados hasta la médula; este crimen contra la humanidad nunca hubiera salido del estrecho recinto de las mentes descastadas de quienes la promovieron. Y, si hablamos de “indecencias” conviene que tomen cuenta de lo que está sucediendo en sus propias filas. En Madrid uno de sus cargos electos ha sido inhabilitada, por el Supremo, durante 8 años, para ejercer cargos públicos. Critican al PP, por el caso Gurtel pero se olvidan del caso Faisán, lo de Almería, el reabierto caso Matsa del señor Chaves y tantos otros que intentan ocultar con la indiferencia del señor Fiscal General del Estado. Pero el respeto por las resoluciones judiciales que piden al PP se les olvida cuando afectan a los suyos, en cuyo caso, como ha ocurrido con el señor Gómez, no se escatiman reproches.
Considero una indecencia, una arbitrariedad, una falta de sentido común y una desvergüenza, que tengamos un Gobierno en el que nuestros ministros, en lugar de preocuparse por las necesidades del pueblo, de anteponerlas a los intereses partidistas y electoralistas; hayan estando engañándonos durante años, negando la crisis, actuando sectariamente, ocultando las amenazas que se cernían sobre nosotros y permitiendo que, por no dar su brazo a torcer y por la fatuidad y egocentrismo del señor Presidente, haya llegado este momento en el que nos hemos visto obligados a aceptar la tutela de Europa, obedecer las consignas que se nos han dado desde Bruselas y vernos obligados a mendigar que se nos compre deuda, pagando por ello intereses hasta ahora desconocidos y soportando la carga de un seguro de garantía, encarecido por la falta de confianza de los compradores. El exponer opiniones contrarias a la política llevada a cabo por el Gobierno no es una indecencia, sino la constatación de una oprobiosa realidad, una obligación de cualquier buen español y el modo de destapar las intrigas que se cuecen en la Moncloa. Al fin y al cabo, no les ha quedado más remedio que doblegarse a las consignas de Bruselas y poner en práctica las medidas que la derecha les recomendó desde hace meses. ¿Es esto o no una humillación?
Miguel Massanet Bosch