Cada vez más ayuntamientos españoles están poniendo en marcha planes integrales de gestión del agua para reducir el consumo de un recurso valioso y siempre escaso
Imagine llenar una bañera con agua respetando las proporciones en que ésta se encuentra en el planeta. Sólo una cucharada sería dulce. Y es que el 70 por ciento de la superficie de nuestro planeta está cubierta por agua pero solo el 3 por ciento es dulce y de esa cantidad solo tenemos disponible un 0,05 por ciento para el abastecimiento de la población o para los regadíos. Y la población mundial y con ello sus necesidades siguen creciendo. Por eso, el agua es uno de los bienes más deseados del planeta: 2.500 millones de personas carecen de saneamiento y más de 1.600 millones de personas, sencillamente, no tienen agua potable.
Un crecimiento de la población que se está centrando en las ciudades. Cada segundo la población urbana aumenta en dos personas. Hoy en día, la mitad de la humanidad vive en zonas urbanas. Hace solo un siglo, la gran mayoría de la población mundial vivía en áreas rurales en 1900 sólo un 10 por ciento de la población habitaba las ciudades, pero esta situación se ha revertido y ya son más los que habitan las urbes que los pueblos. Y es que más de 60 millones de personas aproximadamente la población de Francia se añaden cada año a las crecientes ciudades y a sus suburbios, la gran mayoría en asentamientos urbanos de bajos ingresos en los países en desarrollo.
Según estimaciones de Naciones Unidas, dentro de dos décadas casi el 60 por ciento de la población mundial 5.000 millones de personas para entonces vivirá en zonas urbanas. Por tanto, hacer frente a las crecientes necesidades de servicios de agua y saneamiento en las ciudades es uno de los temas más acuciantes de este siglo. Una gestión sostenible, eficiente y equitativa del agua en las ciudades nunca ha sido tan importante como lo es en el mundo de hoy. Por eso, el lema del Día Mundial del Agua es: «Agua para las ciudades; respondiendo al desafío urbano».
Todo un panorama del que España, aunque no se encuentre entre los países en desarrollo, no escapará por su situación geográfica. Algunos indicadores sobre los efectos del cambio climático en nuestro país apuntan a que se producirá una crisis hídrica importante, con una reducción de las precipitaciones en torno al 40 por ciento para final de este siglo, sobre todo en el sur peninsular.
Las campañas para fomentar un buen uso del agua son tan importantes en un territorio como el nuestro, que sufre sequías cíclicas. Desde el año 2000 el consumo medio por habitante y día no ha dejado de descender, aunque de forma moderada. Así, según los datos de la Encuesta sobre el suministro y saneamiento del agua del Instituto Nacional de Estadística (INE) el consumo medio de agua por habitante y día era de 168 litros en el año 2000 y de 154 litros en 2008, último año para el que se tienen datos.
Los datos del INE están promediados por comunidades autónomas, por lo que es interesante acudir a otra encuesta, esta vez de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS), que sitúa el consumo medio doméstico diario por habitante en 130 litros agua, pues toman en cuenta el consumo en las ciudades con más de 500.000 habitantes donde algunas costumbres, como las comidas fuera del domicilio habitual hacen trasladar consumos puramente domésticos a consumos de tipo industrial o comercial.
Planes integrales
De ahí que los planes integrales de gestión del agua que cada vez están poniendo en marcha más ciudades españolas incidan en todos los aspectos y usos del agua, no sólo en el doméstico. Y es que los ayuntamientos juegan un papel fundamental en la distribución, gestión y cuidado de este valioso recurso. El de Vitoria y Zaragoza dan ejemplo de ello.
Así, en Vitoria, Amvisa, la empresa municipal de aguas, puso en marcha en 2004 un plan integral de ahorro de agua cuya primera fase, que finalizó en 2008, logró buenos resultados: se redujo la dotación de agua de 299 litros por habitante y día a 260; el rendimiento de la red de distribución pasó del 85 al 89%, gracias a un mejor sistema en la detección de fugas y a una mayor renovación de la red de abastecimiento, y el consumo en los hogares de 124 litros por habitante y día a 120. Unas cifras que sitúan a Vitoria entre las más ahorradoras de agua, pues incluso con las cifras más conservadoras de consumo doméstico, las aportadas por AEAS, las ciudades de entre 100.000 y 500.000 habitantes tienen un consumo de 135 litros por habitante y día.
Asimismo, entre 2004 y 2008 la demanda neta de los usos comercial e industrial pasó de 60 litros habitante/día a 54 y la del sector institucional de 39,7 a 23,1.
Estos buenos resultados han conducido a una segunda fase, llamada Plan Futura, con el que se pretende conseguir en 2012 que el consumo doméstico caiga por debajo de 110 litros por habitante y día, según explica el coordinador del Plan Futura, Javier González, quien añade que esta apuesta por el ahorro de agua sin duda influyó positivamente para que la ciudad haya sido elegida
Capital Verde Europea para 2012
Zaragoza, sede de la Oficina de Naciones Unidas para la «Década del Agua», no se queda atrás y desde 1998 recogía en el Plan Estratégico de la ciudad un objetivo de sostenibilidad para reducir los consumos de agua en un 25% en 2010. Desafío que ha cumplido con creces, pues como explica Javier Celma, director de la Agencia de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Zaragoza, el consumo global de la ciudad ha pasado de 94 hectómetros cúbicos en 1988 para una población de 560.000 habitantes a 59,5 hectómetros cúbicos en 2009 dando servicio a alrededor de 700.000 habitantes. El consumo doméstico, por su parte, pasó de 136 litros habitante/día en el año 2000 a 105 litros en 2009.
Todo ello gracias a potentes campañas de sensibilización ciudadana, la renovación de infraestructuras hidráulicas y un programa de tarifas «justas y sostenibles» que penaliza a quien más gasta, lógicamente teniendo en cuenta las personas residentes en cada hogar, y «premia a los buenos», según explica Celma. Así, aquellas viviendas que durante dos años seguidos hayan bajado sus consumos el Ayuntamiento les devuelve el 10% de lo que han pagado. «De esta forma, ahorrar sale a cuenta», matiza Celma.
La Encuesta sobre el Medio Ambiente en España que la Fundación BBVA elaboró en 2006 deja entrever que pese a que la implantación de prácticas del cuidado del medio ambiente es desigual, en el caso del agua, los resultados son esperanzadores porque ocho de cada diez dice ahorrar y cuidar el consumo de agua siempre o frecuentemente. Sin embargo, pese al alto consenso a la hora de calificar el agua como bien escaso (un 57%), sólo un 15% apoyaría sin reservas un aumento en su precio.