Skip to content

La Vanguardia de Cuenca

Intereses: comunicación y actualidad en general, weblogs, sociedad, política

Menu
  • INICIO
  • BIOGRAFÍA
  • PUBLICACIONES DEL AUTOR
  • Instagram
  • Facebook
  • X
Menu

¿España en una guerra civil en el Líbano? (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el marzo 30, 2011 por admin6567
Compartir

La ONU, esta monstruosidad en la que los países han convertido una buena idea que alguien tuvo, de erigir un organismo capaz de poner orden en este mundo; ha vuelto a dar su bendición a una intervención bélica en un país. Aparentemente, se trataba de una intervención controlada para poner en vereda a un señor que ya llevaba 41 años ejerciendo su poder en Libia. La ONU autorizó establecer un espacio aéreo controlado sobre Libia; la ONU permitió que los aviones de una coalición occidental, encabezados por los EE.UU., Francia, Inglaterra y España, iniciaran ataques aéreos selectivos contra las tropas de Gadafi, que estaban persiguiendo, con no muy buenas intenciones, a los libios que se habían levantado contra el régimen dictatorial; en concreto, dio carta blanca a la coalición para que utilizase los medios bélicos precisos para asegurarse de que el dictador libio no pudiera cumplir sus amenazas de exterminar a todos los que se habían alzado contra él. No obstante, no parece que la ONU permitiera un raid terrestre en el territorio libio ni que las operaciones se convirtieran en algo más que la actuación justa para impedir el genocidio que proyectaba, el señor Gadafi, con su pueblo.

Los que siempre desconfiamos de estos alzamientos que se producen, de pronto, por “generación espontánea”; los que no nos hemos tragado que unos mensajes por Twitter, emitidos por unos estudiantes animosos, hayan sido suficientes para encender, de una tacada, toda la revolución que se ha producido en la parte septentrional del continente africano: Túnez, Egipto, Bahrein, Yemen, Libia, Marruecos, Argelia o Siria, países que han respondido, con mejores o peores resultados, a una verdadera y bien coordinada incitación a la revuelta; pensamos que en todo ello existe una estrategia, unos agitadores perfectamente entrenados y  algo más que subyace al meritorio esfuerzo de unos mozalbetes, imbuidos de buenas intenciones y afán de libertad, pero sin los recursos, los medios y la estructura precisos para llegar a mover las masas de la forma en la que ha tenido lugar. Otra cosa es que, los efectos pretendidos por quienes están detrás de todas estas algaradas, lleguen a producirse conforme a sus objetivos o, simplemente, les estén haciendo el juego a estas repúblicas islamistas, que permanecen agazapadas a la espera de la menor ocasión para hacerse con el poder e implantar su régimen teocrático. El islamismo tiene, en dichas naciones, el terreno abonado para hacerse con el poder, sólo con utilizar en su favor el fervor religioso de los seguidores de Alá.

Los EE.UU. de América parece que ya han recogido velas. Dieron el primer golpe y han traspasado a sus socios la responsabilidad de los ataques sobre Libia. Los que han sido sus más entusiastas promotores, deberán hacerse cargo ahora de la continuación de las operaciones bélicas. Deberán decidir si siguen en la brecha, acaban con los ataques o dan un paso más, intensificando las acciones guerreras, armando a los opositores a Gadafi o, intentar conseguir otra resolución de la ONU que los autorice a acciones terrestres en territorio libio. Lo cierto es que, la decisión de los americanos, ha provocado un cierto desconcierto en las filas de los aliados y, como no, han surgido las primeras discrepancias sobre quien debiera ser el heredero en el mando de la lucha armada, Después de unos escarceos a cargo del señor Sarkozy, interesado, como buen francés, en atribuirse el mérito de la derrota del tirano; parece que, el sentido común se ha impuesto aunque, con una combinación poco comprensible ya que, si el mando de la operación le corresponde a la OTAN, parece que se va a constituir otra comisión política que será quien trasmita a la OTAN las instrucciones sobre los límites a los que se deberá atener en la escalada bélica.

Pero es que a uno, en su ignorancia, se le plantean serias dudas sobre si, en la actual situación del frente libio; una vez que los revoltosos libios parece que, gracias a la intervención de la aviación aliada, han conseguido reducir la capacidad de ataque del ejército del señor Gadafi; en unos momentos en los que se produce un ataque de los libios, a los que apoya la coalición de occidente, cuando están logrando hacer retroceder al ejército del dictador; se podría pensar si, en realidad, ¿ es necesario que las fuerzas de la coalición sigan bombardeando, incluso fuera de la llamada zona de exclusión aérea, como pudieran ser las ciudades de Trípoli o la de Sirte?, ¿ no estarán entrando en una espiral bélica que se salga de la misión que se les encomendó por la ONU, de evitar la masacre de la población libia opuesta al señor Gadafi?. La misma coalición ha reconocido que su misión no era expulsar a Gadafi, sino evitar la matanza que tenía prevista cuando conquistara la ciudad de Bengasi. Si ahora, cuando parece que los sublevados se ha repuesto, disponen de otro material, entre el cual se encuentra los medios que arrebataron a los partidarios de Gadafi y, en los EAU, se habla proporcionar armas a los contrarios al dictador, perdiendo su pretendida neutralidad, ¿qué tipo de misión es la que está llevando a cabo la aviación de las naciones de la coalición, siguiendo machacando a Gadafi, pero también a la población que le es fiel?

Y en este punto creo que llega el momento de replantearse si la misión de la ONU, en Libia, se ajusta a la autorización en sus justos términos o, en realidad, las armas bélicas de la alianza están trabajando para ayudar a una parte beligerante en lo que ya puede considerarse, sin lugar a dudas, una guerra civil; en la que dos bandos contendientes miden sus fuerzas. Si, el señor ZP, por intereses evidentemente electoralistas y de recomposición de su deteriorada imagen; fue uno de los que más énfasis puso en que entráramos en esta contienda, a la que él no quiere denominar como guerra, sino “intervención militar”; si, estando en crisis crisis, se ha avenido a entrar, con aviones, barcos y las bases de Rota y Morón de la Frontera, en esta operación, sin tomar en consideración el coste de la misma, pese al coste del combustible y a n nuestra precaria situación económica. Si, en Irak, estamos perdiendo el tiempo con nuestros militares metidos en hechos de guerra, con un coste millonario y si, como él mismo admite, no quiere que España entre en ninguna contienda que tenga el carácter de guerra, ¿qué diablos estamos haciendo en Libia, una vez que ha desaparecido el peligro de genocidio y todo ha quedado reducido a una guerra entre los partidarios de Gadafi y los de la Junta provisional de los sublevados, que ha sido ya reconocida por Francia y otros países?

La intervención ya no se ha reducido a unos pocos días de lucha aérea, no se ha limitado a vigilar que no se violase, por la aviación Libia, la zona de exclusión aérea, no se dirige a evitar que Gadafi cumpliera su promesa de asesinar a todos los refugiados en Bengasi, sino que se ha extendido a ir destruyendo, sistemáticamente, el armamento que le daba superioridad  al dictador; con lo cual, aparte de las muertes que puedan haber causado entre los fieles al antiguo régimen y las que se silencian de entre los propios libios de la parte a la que defienden, es evidente que han conseguido establecer una situación en la que es posible que ni Gadafi pueda planear otro ataque como el que desencadenó al inicio y, es muy probable, que los que estuvieron huyendo, por no disponer de armamento y de preparación militar, hayan conseguido recibir armas a través de la frontera de Túnez o de otros países árabes que han manifestado sus simpatías por ellos, como, por ejemplo, el propio Egipto. ¿España involucrada en una guerra entre dos facciones del mismo país? No hay duda de que, el pacífico señor Zapatero, se ha puesto el casco y ha empuñado la metralleta. ¡Cosas veredes Sancho!

Miguel Massanet Bosch

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
  • Actualidad
  • Administración Pública
  • Ciencia
  • Cine
  • Comunicación
  • Cultura
  • Deportes
  • Economía
  • Educación
  • Gastronomía
  • Historia
  • Juegos
  • Libros
  • Literatura
  • Medio ambiente
  • Música
  • Pensamiento político
  • Política
  • Religión
  • Sociedad
  • Sociedad de la Información
  • Televisión
  • TIC y Sociedad del Conocimiento
  • Uncategorized
  • Urbanismo y Arquitectura
  • Viajes
  • Web/Tecnología
  • Weblogs

Recent Posts

  • España en llamas-III (por Eulalio López Cólliga)
  • EPISODIOS PROVINCIALES. 19 – La Diputación de Cuenca: entre andanadas improvisadas y enchufismo mal disfrazado (por Juan Andrés Buedo)
  • Discrepancia política, colaboración interadministrativa y sentido de Estado: el ejemplo de los incendios (por Juan Andrés Buedo)
  • España en llamas-II (por Eulalio López Cólliga)
  • España en llamas-I (por Eulalio López Cólliga)

Recent Comments

  1. Fuente en Las puñeteras abstracciones (por Miguel Massanet Bosch)
  2. Fuente en Donde se habla de profetas mesiánicos, dinero negro y separatismo (por Miguel Massanet Bosch)
  3. Fuente en Rajoy niega haber recibido dinero negro y presentará sus declaraciones de la renta
  4. euromillones en Miles de personas se manifiestan contra el paro y los recortes en servicios públicos
  5. central park en ¿Hacen falta cambios en el gobierno de Rajoy? (por Miguel Massanet Bosch)
© 2025 La Vanguardia de Cuenca | Desarrollado por Superbs Tema de blog personal