(Publicado en Intereconomía, aquí)
José Luis Rodríguez Zapatero: “Con toda seguridad en marzo se verán mejores cifras de desempleo como preámbulo de la recuperación fruto de las reformas puestas en marcha en los últimos meses”.
José Luis Rodríguez Zapatero: “Con toda seguridad en marzo se verán mejores cifras de desempleo como preámbulo de la recuperación fruto de las reformas puestas en marcha en los últimos meses”. Servicio Público de Empleo: “El número de desempleados registrados al finalizar marzo creció en 34.406 personas en relación al mes anterior, y un 4,01% interanual, al contabilizar 167.056 parados más que en marzo del pasado año”. Las palabras frente a los hechos; la mentira frente a la realidad.
Un vaticinio, el del presidente, lamentable e imposible de creer porque entonces, como ahora, la realidad siempre desmiente sus palabras debido a su ineptitud como gestor y a que sus tibias medidas no funcionan. La reforma laboral puesta en marcha por el presidente no sirve para nada y mucho menos para crear empleo. De este modo, España cuenta ya con un total de 4.333.669 parados, su nivel más alto en toda la serie histórica comparable, que arranca en 1996. Sin embargo, si a dichos números se suma la bolsa de desempleados que no son contabilizados por Trabajo en las listas del Inem, como consecuencia del habitual maquillaje estadístico que se viene aplicando desde 2008, la cifra asciende a 4.822.291, cantidad más en consonancia con la realidad que ofrecen tanto los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) como los de Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea.
Tras su renuncia a presentarse como candidato del PSOE a las próximas elecciones generales, Zapatero afirmó que lo único que le movía a permanecer en el puesto era “lograr que la economía española sea competitiva, cree empleo y garantice el Estado de bienestar”. Otra gran mentira, y España no se puede permitir seguir así ni un minuto más, porque con semejante presidente y con semejante Gobierno es imposible que haya la seguridad, la confianza, la certidumbre y la inversión que España necesita para salir de la crisis. Se equivoca el presidente al permanecer en su puesto un año más, y se equivoca el ladino presidente del Congreso, José Bono, cuando afirma que al jefe del Ejecutivo “le interesa más España que el partido”, porque el mejor servicio que podría hacer por España es irse ya y convocar elecciones anticipadas.
España necesita hoy más que nunca otro Gobierno, con ideas nuevas y que transmita la confianza necesaria para sacar al país de la crisis. Porque si las cosas están mal para el empleo, no lo están mejor para la economía. Una economía que no tiene ni margen ni cintura para aguantar la subida de tipos de interés que se avecina. Porque cuando el Banco Central Europeo (BCE) se ponga a encarecer el precio del dinero, no lo va a hacer en un cuarto o medio punto, eso será sólo el principio. Los tipos se han mantenido excepcionalmente bajos para facilitar tanto el saneamiento de las entidades financieras como la salida de la crisis. Pero en un horizonte en el que comienzan a emerger amenazas inflacionistas en forma de altos precios de la energía y de los alimentos, lo lógico es que los tipos acaben subiendo hasta el 3% o 4%, lo que encarecerá a su vez el precio del dinero y de las hipotecas. Si, además, los salarios dejan de subir con la inflación para ligarse a la productividad, la pérdida de poder adquisitivo está servida, y con ella la capacidad de gasto de los hogares y el consumo. Unas expectativas que ya han hecho mella en la confianza del consumidor, que cayó 5,1 puntos en marzo respecto al mes precedente para situarse en 68,3 puntos. Un síntoma de que el encarecimiento del precio del dinero será un paso más hacia el desastre al que nos lleva Zapatero mientras no haya un cambio de dirección en la política económica. Y, por desgracia, este no parece que se vaya a producir con la celeridad que necesitan España y sus 4,8 millones de parados.