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¿Qué le ocurre a S.M el Rey? (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el abril 27, 2011 por admin6567
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El clérigo y, sin embargo, diplomático murciano, a las órdenes del rey de España Felipe IV, don Diego de Saavedra y Fajardo, nos legó, en su obra “Idea Principis Christiano Politici”, la siguiente escueta y contundente frase que, no por ello, deja de tener su enjundia: “Un secreto es un peligro”. En efecto, un secreto nunca suele ser propiedad exclusiva de una persona, es posible que lo que se intente mantener reservado no afecte solo a quien tenga interés en que no se difunda, pueden haber intervenido otras personas en aquellos actos, intrigas, circunstancias o hechos que no se quiere que trasciendan que, a su vez, hayan generado documentos, informes, o, incluso, diagnósticos que puedan estar custodiados con la máxima reserva y bajo tres llaves, pero que,¡torres más altas cayeron!, pueden ser siempre un “peligro” si algún avispado curioso o alguien que tenga mucho interés en llegar a conocerlo, consigue superar la barrera de silencio y hermetismo que lo rodea. Algo de ello puede darse en el tema que voy a exponer, por tratarse de algo tan serio y tan transcendente para los españoles, que no se puede considerar como patrimonio exclusivo de la persona sobre quien recaen los efectos de los hechos que se intentan escamotear a la ciudadanía, sino que, entrañan en si mismos algo tan importante como es el mismo futuro sistema político de esta nación.

Es evidente que algo ha cambiado profundamente en la Zarzuela desde que, el mes de mayo del pasado año 2010, S.M el Rey fue operado de un nódulo pulmonar en el Hospital Clínico de Barcelona. Poco más de dos horas duró la intervención a cargo del equipo del doctor Laureano Molins López-Rodó. El 28 de Abril se le había realizado a SM un PEC-TAC que reveló la existencia de un nódulo de 19x12mm de tamaño, situado en en región apical del lóbulo superior del pulmón derecho. Era preciso, a juicio del equipo médico, extraerlo y hacer un estudio anatomopatológico para comprobar su naturaleza. A la edad de 72 años nuestro Rey, un fumador de puros, tuvo que someterse no a una laparoscopia a nivel torácico, como explicó el doctor Luis Madrigal Jefe de Cirugía Torácica del Hospital Madrid del Norte Sanchinarro, sino que se acabó por optar por un tipo de cirugía más invasiva, una toracotomía en la que se abre la pared torácica del paciente. Según los doctores el análisis del patólogo bajo el microscopio, descarto la presencia de células neoplásticas y se confirmó que se trataba de un tumor benigno. Hasta aquí la parte oficial de los hechos.

Sin embargo, cuando estuve leyendo la noticia en un periódico digital pude darme cuenta de que varios comunicantes anónimos escribían comentando la operación realizada a SM y, de ellos, hubo uno que me causó gran impresión. El comunicante narraba una experiencia familiar: “Con 72 años y fumador la cosa pinta mal por mucho que quieran disfrazar el diagnóstico, obviamente para no crear alarma social de golpe y ojalá me equivoque, pronto empezarán a contar con cuentagotas las complicaciones y la cosa terminará mal. Es una pena grande, sea quien sea, mi padre comenzó así con un nódulo pulmonar y duró seis meses, una clínica idéntica al Rey. Le deseo la mejor de las suertes, pues es un hombre que se ha hecho querer ¡Viva el Rey!”. Debo conmfesar que no le di demasiada importancia en aquellos momentos, pero debo admitir que, a medida que ha pasado el tiempo el aspecto físico de SM ha experimentado una notable recaída que se nota a simple vista; basta comparar fotografías de la prensa anteriores a la operación y ver las más recientes apariciones del monarca en la Copa del Rey y, más recientemente, en el recibimiento del monarca del emirato de Qatar.

Podemos entender que no asistiera a los Mundiales de Fútbol de julio del año pasado y admitir sus vacilaciones y tropezones ( le tuvo que ayudar SM la Reina) cuando estaba subiendo las escalinatas para acceder a la catedrál de Santiago de Compostela, con motivo de los actos del Día de Santiago. Pero desde entonces ya han transcurrido 9 meses y no parece que la recuperación que auguraban los médicos se haya producido. El aspecto de don Juan Carlos va siendo cada vez más preocupante y esto es patente; no ayuda esta media barba que se ha dejado, pero es evidente que su expresión denota que hay momentos en los que se muestra ausente de la situación que está viviendo.

Es curioso que, no hace muchos meses, se corrió la especie de que en la Zarzuela se estaba planteando la posibilidad de que el Príncipe de Asturias pudiera acceder al trono por renuncia de su padre; algo parecido a lo que hizo el padre del Rey, SA.don Juan de Borbón, cuando le cedió el trono a nuestro actual monarca. La casa real se apresuró a desmentirlo y nada más se ha vuelto hablar sobre este tema. No obstante, a muchos españoles, cuando observamos el caminar vacilante del monarca, el esfuerzo que le representa leer un texto, por corto que sea y su evidente dificultad para respirar adecuadamente, nos empieza a preocupar que algo se nos esté ocultando respecto al verdadero estado de SM el Rey. Nos resulta imposible olvidarnos de cómo se mantuvo artificialmente durante meses al anterior Jefe de Estado, cuando sus condiciones físicas llegaron a ser paupérrimas y de las posibles consecuencias que de aquella situación se podían derivar para España. En realidad, fue cuando el monarca de Marruecos se aprovechó de aquella situación interina en el gobierno de España para organizar la famosa marcha Verde, el  preludio de nuestra retirada definitiva del Sahara español.

No se trata de repetir las palabras de Antonio Romero (Coordinador de la red de municipios por la Tercera República) alguien evidentemente contrario a la Monarquía pero, es posible que en ellas hubiera una parte de sentido común, “no es de recibo que circulen rumores de que el Rey está recibiendo quimioterapia, que sufre un proceso cancerígeno grave y que la operación de Baarcelona no ha solucionado el problema”. Estas palabras las pronunció en el mes de julio del año pasado con motivo de la visita del Rey a Galicia; han transcurrido unos meses y, al menos en apariencia, no vemos que haya motivos para pensar que el proceso clínico de don Juan Carlos haya tenido los efectos positivos que le diagnosticaron los médicos, si nos atenemos a que suspendió su asistencia a los oficios de la Catedral de Mallorca a los que venía asistiendo cada año con su familia, sin que las excusas que dio el portavoz de la Casa Real a los periodistas que vino a decir que el Rey no tenía por qué dar cuenta a nadie de sus actos. Una contestación, evidentemente, impropia de un representante de la Zarzuela.

No estamos hablando de un ciudadano cualquiera, al contrario, se trata de la más alta autoridad de la nación, nada menos que del  Jefe del Estado y mando supremo del Ejército. El representante máximo de esta Monarquía Parlamentaria que, hasta ahora, es España, según queda recogido en nuestra Constitución. En consecuencia, si se nos está privando de información de importancia que los españoles debiéramos conocer, se está cometiendo una más de las boutades del Gobierno, empeñado en considerarnos ciudadanos de segunda, incapaces de comprender una situación semejante; obstinándose en mantenernos ajenos a todos los asuntos importantes que nos afectan y convencido de que es mejor que, cuanto menos sepamos mejor nos van a poder manejar. Luego se quejarán de las posibles consecuencias de esta falta de información. Allá ellos. Esto, señores, es lo que yo opino.

 

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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