Es cierto que nadie, en sus justos cabales, hubiera pensado que el señor Rubalcaba, de conocido perfil rasputinesco, iba a aceptar, sin recurrir a sus conocidas artes de intrigante consumado, pérfido simulador y eficaz manipulador; que el PP del señor Rajoy le pasase la mano por la cara en las próximas elecciones del día 20 de noviembre. Lo que ocurre es que, no todos somos capaces de imaginar hasta que punto el señor ex vicepresidente del Gobierno, es capaz de jugar sus bazas y de mover sus peones para intentar darle la vuelta a una tortilla que, hasta ahora, parecía que se resistía a ser volteada. En todo caso, ya se han desvelado, esta vez con una claridad diáfana, cuales van a ser los ases que el siempre sorprendente señor Pérez Rubalcaba, tenía guardados en la manga para ponerle las cosas difíciles a su adversario el señor Rajoy que, hasta ahora, parecía que había decido permanecer de Don Tancredo, viendo como los acontecimientos le ayudaban a ganar las elecciones sin necesidad de mover un solo dedo.
Si ya, cuando todavía ostentaba el cargo de ministro de Interior, el señor Rubalcaba, en vísperas de las elecciones autonómicas y municipales del pasado mayo, ya se negó, esgrimiendo argumentos sumamente peregrinos, a hacer que se respetase la legalidad y se cumplieran los acuerdos de la Junta Electora, que pedía que se acabaran con las provocaciones de los famosos Indignados en vísperas de los comicios; nadie puede negar que, desde que estos supuestos “jóvenes sin trabajo” ( alguno de más de 60 años) que sólo reclamaban que se les diera ocupación y que “proclamaban” que no pertenecían a ninguna formación política o sistema ideológico; nuestro candidato socialista siempre ha mostrado sus simpatías por ellos, Todo ello a pesar de que, con el transcurso del tiempo ha quedado demostrado que sus otrora “inocentes!” peticiones de trabajo ahora, cuando se han quitado la careta, sus intenciones han quedado meridianas si nos atenemos a que siguen en la misma onda que los comunistas soviéticos, cuando piden bancos públicos, igualdad entre todos, intervención más destacada “del pueblo” en las decisiones gubernamentales, supresión de ayudas a la Iglesia etc. Nada que los pueda distinguir de aquellos ilusos que se creyeron que sin trabajar, rindiendo lo menos posible, con empresas estatalizadas y sin alicientes que los motivasen, las economías de los países de detrás del Telón de Acero podrían proporcionar este “Estado del bienestar” que ahora reclaman, sin acordarse de que, quienes se lo han cargado, son aquellos mismos a los que ahora, con su conducta, quieren perpetuar en el poder.
Lo más curioso de todo y lo que nos confirma que todo se trata de una conspiración maquinada contra el PP, con el fin de que, si gana las elecciones, se encuentrd con una España en manos de la calle, con un gobierno atenazado por el caos de las huelgas y la desobediencia civil, que no pueda aplicar con tranquilidad las medidas de ajuste que son necesarias para intentar sacar a nuestro país del abismo en el que nos lo han dejado los socialistas, en especial ZP y su compinche Rubalcaba.
Miguel Massanet Bosch