No por esperado resulta menos irritante el método que, el PSOE, ha adoptado para intentar convencer al pueblo español de que el PP es el causante de todos los males presentes y pasados que le vienen aconteciendo al pueblo español. Y digo que resulta irritante, no sólo basándome en el hecho incontrovertible de que el partido socialista lleva dos legislaturas en el poder sin que haya dejado meter baza, en ninguna ocasión, a los populares, por mucho que ellos hayan intentando aportar sus ideas respeto a la forma con la que debían haber sido tratados los importantes temas financieros y económicos que nos vienen aquejando; sino que, también, considerando que durante el tiempo que ellos han estado en el poder, no sólo no han corregido de manera positiva y efectiva los supuestos errores cometidos por los anteriores gobiernos del PP, sino que, la gran mayoría de sus actuaciones al frente del Gobierno no han hecho más que contribuir, de una manera harto “eficaz” y “productiva”, a que España se haya degradado, tanto en el orden social como en el financiero y económico; hasta el punto de que haya sido la intervención, con ultimátum incluido, del ECOFIN, el BCE , el FMI y potencias como EE.UU, Francia y Alemania; la que obligara, a contrapelo y a regañadientes del señor Rodríguez Zapatero, a que tuviera que cambiar todas sus políticas de subsidios, gastos suntuarios, subvenciones a sus colegas de otros países socialistas, enchufes, despilfarros a favor de amigos y clientelismo endogámico, cuando se ha tratado de proporcionar trabajo a aquellos miembros del partido a los que les convenía contentar, saltándose las reglas y las correspondientes oposiciones, en el momento que les ha convenido.
Como si los últimos ocho años de gobierno del PSOE no hubieran existido, como si las contradicciones que se han producido entre lo predicado y lo que realmente se ha hecho; entre lo prometido y lo que de verdad se ha ofrecido; entre un compromiso de crear un millón de puestos de trabajo y la realidad de generar más de tres millones de nuevos desempleaos; entre decir que España estaba a salvo de la crisis, que nuestras finanzas eran las más sólidas y nuestra economía la mejor de Europa y, la triste realidad de tener un déficit que, seguramente, este año se cerrará por en cima del 7% cuando ZP se había comprometido a que no superara el 6% y una deuda que, para renovarla, nos vemos obligados a asumir costes prohibitivos; fueran simples imaginaciones o pesadillas de los españoles que nunca han tenido lugar; ahora, cuando se ha iniciado la campaña, estos señores que están celebrando los mítines del PSOE; parece como si hubieran surgido de un país desconocido, de una especie de reino de Jauja o de Paraíso Terrenal, en los que hubieran conseguido realizar maravillas, para intentar, una vez más, y con más cara dura de que se podría imaginar, vender a los españoles visiones de un futuro esperanzador, en el que se comprometen a mantener el “estado del bienestar” establecer nuevas fórmulas para conseguir que, no se sabe con qué clase de financiación, en nuestra nación vuelvan a crearse puestos de trabajo gracias a nuevas subvenciones estatales, a las ideas “geniales” del candidato Rubalcaba y a los gritos e insultos estentóreos salidos de las gargantas de los dinosaurios del Jurásico rescatadas para que, con sus aullidos y berridos levanten los ánimos de los pocos feligreses que les quedan; quizá a causa de que todavía están viviendo de la mamandurria del Gobierno socialista.
Seguramente, el señor Rubalcaba, ha creído que, resucitando de sus lugares en el Infierno de los políticos amortizados, a dos personajes como Felipe González (mano derecha del millonario mejicano señor Slim)y el señor Alfonso Guerra, aburguesado, orondo y más acostumbrado a llevar corbata que a enseñar su envejecido cuello; enriquecidos y que estarían mejor situados entre las filas del capitalismo más casposo que presentándose como descamisados peronistas y defensores de los desempleados; para intentar recobrar lo que el solo se ve incapaz de conseguir: la confianza, el respeto y los votos de los españoles que, gracias a sus desmanes e incompetencia, han conseguido ir perdiendo a medida de que el pueblo se ha ido percibiendo de que se le engañaba una y otra vez, prometiendo lo que luego eran incapaces de cumplir.
El escritor y diplomático español, Diego de Saavedra y Fajardo (1.584-1-684), en su obra más emblemática, “Idea de un príncipe político cristiano” expresa su opinión respecto a lo que son las promesas de los gobernantes, expresada en las siguientes frases: “Lo que se promete y no se cumple lo recibe por afrenta el superior, por injusticia el igual y por tiranía el inferior, y así es menester que la lengua no se arroje a ofrecer lo que no sabe que puede cumplir”. Es un insulto a la inteligencia de los españoles, un intento de tomadura de pelo y una verdadera falta de respeto a la ciudadanía el que aparezcan los señor F. González y Guerra, para arrogarse el derecho de decirnos lo que nos conviene hacer y a quien votar, con insultos, desprecios, arengas decimonónicas y exabruptos trasnochados, para intentar dar la vuelta a la tortilla en favor del candidato socialista. Ninguno de estos personajes, recientemente aparecidos en campaña, viene limpio de su etapa política. Tuvieron de abandonar el poder por la puerta falsa a causa de los casos de corrupción que se destaparon y de su desprecio por el Estado de Derecho, demostrado por el siniestro caso GAL, un caso en el que, ni siquiera, tuvieron la decencia de admitir su culpa dejando que el peso de la ley cayera sobre el ministro Barrionuevo y los funcionarios Amedo y Domínguez.
Recordemos que fue el juez Garzón (despechado por no haber sido nombrado ministro por Felipe Gonzáles) quien llevó el asunto en la AN y que, en aquel gobierno, en la sombra, estaba nuestro particular Rasputín de la política, el señor Pérez Rubalcaba. No nos parece que la política de apabullar con gritos y chanzas al adversario político, sacando a relucir viejos rencores y haciendo afirmaciones absurdas y mal intencionadas ( como ha sido el atribuir, al PP, tener intención de retrasar la rendición de la ETA; cuando, lo único que ha logrado el PSOE ha sido que diga que no va a matar, algo que ya ha hecho otras veces, pero no pide perdón a las víctimas ni entrega las armas ni pone a sus criminales a disposición de la justicia); como si, en lugar de potenciar lo que son capaces de hacer por España, de lo que se tratara fuera de impedir que, el único partido que puede inspirar confianza a los españoles y al resto del mundo, no pudiera alcanzar el gobierno y volvieran a ser ellos los que, reeditaran lo que ha sido el mayor fracaso que ha tenido lugar en nuestro pobre país, desde que tenemos democracia.
Y es que, señores, si comparamos a un señor Rajoy, que ofrece una política de sacrificios, esfuerzos, limitación del gasto público, mejorar las posibilidades de las empresas de resurgir de sus cenizas, mediante la flexibilización de sus plantillas, mejora de productividad, ayudas crediticias para que, en un proceso escalonado, vayamos ( con un stop a unos sindicatos incapaces de modernizarse) progresando hasta que, en unos años, podamos salir del pozo al que nos han llevado estos que ahora gritan como desaforados cuando, como es evidente, no tienen otra cosa que ofrecer a quienes han estado engañando y perjudicando desde que ascendieron al poder, en marzo del año 2004; a base de promesas que nunca han sido capaces de poner en práctica y algunas de las que sí dieron no han tenido otro remedio que volverlas a retirar. Para mí, señores, no existe alternativa capaz de convencer al votante: ¡Que rujan las fieras!, porque los ciudadanos ya están curados de espantos y lo que quieren es seguridad, confianza y orden, todo lo demás sólo son fuegos artificiales. O esa es mi opinión al respecto.
Miguel Massanet Bosch
Lo mejor que podía haber hecho Felipe González en su discurso hubiera sido prometer que si saliera elegido Rubalcaba le prohibiría cobrar de expresidente y trabajar en la privada y que ese sería el primer paso para suprimir los abusos que se permiten los políticos