El pretender adelantar los acontecimientos tiene, por otra parte, el inconveniente de que el nuevo gobierno surgido de las urnas, poco puede hacer sino crear un ejecutivo paralelo
“Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando viereis a Abraham, y a Isaac, y a Jacob, y a todos los profetas en el Reino de Dios, y vosotros ser echados fuera” (Lucas,13:28). No ha sido un repentino espíritu bíblico quien me ha impulsado a reproducir estos conocidos versículos de la Biblia, más bien creo que en ellos puede quedar reflejado el pasmo, el espanto, la descolocación y la estupefacción que en el gremio socialista ha producido la gran debacle que les ha supuesto perder cuatro millones de votos y quedar expulsados del 99% de sus dominios, sin que ni Andalucía ni Extremadura se hayan salvado de la quema; con la agravante de que, uno de sus feudos más sólidos, Catalunya, haya pasado a manos de los nacionalistas de CIU, fruto, sin duda, de la gestión incompetente, despilfarradora y sectaria del gobierno del señor Montilla y el famoso Tripartito, de tan infausto recuerdo para todos los catalanes. Otra consideración aparte merecería el caso del País Vasco, en manos de partidos abertzales, lo que quiere decir en manos de ETA y sus secuaces.
Lo que ocurre es que, mientras en el seno del PSOE siguen rumiando su desencanto y empiezan a asomar los sables precursores de la gran batalla por la sucesión del señor Zapatero, las consecuencias de unas disposiciones legales que, evidente, no tienen previsto que el cambio de gobierno tenga lugar estando el país en una situación de tan extrema gravedad como la que estamos padeciendo; están empezando a multiplicar las impaciencias de quienes, desde el exterior, estaban esperando de los resultados de nuestros comicios una reacción inminente y categórica del nuevo ejecutivo, que consiguiera calmar los mercados y que diera confianza a los inversores. Aquí se debiera de haber esperado un gesto de grandeza del gobierno “ en funciones” que, por supuesto era muy difícil de que se produjese por parte de un partido que, en toda las legislaturas que ha estado en el poder, nunca ha tenido el más mínimo gesto de acercamiento al partido de la oposición. Un adelanto de los traspasos y una convocatoria anticipada de las Cortes Generales para investir al nuevo gobierno del señor Rajoy. No ha sido así y, por ello, estamos viendo como la UE se impacienta y los mercados no nos dan tregua.
Por otra parte, lo primero que hace falta es que los nuevos dirigentes del PP sepan, a ciencia cierta, cuál es el verdadero estado de las finanzas de nuestra nación y la verdadera magnitud de nuestra deuda, tanto la estatal como la autonómica, para tener una base sólida en la que apoyarse antes de tomar las decisiones pertinentes para intentar contener, dentro de lo posible, los efectos deletéreos que han tenido para España el retraso en admitir la llegada de la crisis y la tardanza en poner en marcha (tuvieron que amenazarnos seriamente desde Bruselas) los recortes que se nos pidieron que hiciéramos, algunos de los cuales, la reforma laboral, todavía ni siquiera se han iniciado en aquellos capítulos verdaderamente importantes, como son: la negociación colectiva y la flexibilidad de las plantillas.
Ahora, como era de esperar, la prensa afín al PSOE, aquellos que no pueden resignarse al resultado espectacular de las pasadas elecciones a favor del PP; por el que nadie, hace un año, daba un cuarto, ya han empezado a pedirle al señor Rajoy que diga qué medidas va a tomar, que informe de cuales serán los próximos ministros y que, en definitiva, empiece a gobernar sin que, para ello, haya sido convocado por SM el Rey ni haber comparecido ante las Cortes Generales del Estado para ser investido en el cargo de presidente del gobierno. Es obvio que las prisas les han entrado a aquellos que, sin embargo, no han tenido ninguna urgencia en convocar elecciones y, cuando lo han hecho, han cometido la indudable torpeza de convocarlas con cuatro meses de anticipación, lo que ha producido un periodo de interinidad excesivamente largo para una nación que se encuentra entre la espada y la pared, a causa de su evidente mala situación financiera, económica y social, con 5 millones de parados y sin que se vislumbren los famosos “brotes verdes” que nos prometieron los que ahora remolonean intentando mantenerse el máximo de tiempo en el poder, para seguir colocando a aquellos que saben que se van a quedar en la calle con la entrada del PP al poder.
El pretender adelantar los acontecimientos tiene, por otra parte, el inconveniente de que el nuevo gobierno surgido de las urnas, poco puede hacer sino crear un ejecutivo paralelo en la sombra e intentar que el gobierno en funciones se haga eco de sus proyectos ante las instituciones internacionales, como pudiera ser el caso de la próxima reunión del G20; un lugar en el que la presencia del nuevo presidente in péctore podría haber sido de gran utilidad para darse a conocer ante el resto de naciones y tener ocasión de compartir opiniones con los mandatarios de las otras naciones que concurran al acto. Quizá la reunión previa del PPE sirva para que, don Mariano, pueda departir con la señora Merkel y tenga la oportunidad de exponerle las medidas previstas para que, tan pronto como forme su Ejecutivo y sea investido como presidente, las pueda ejecutar con la máxima urgencia.
La parte más peligrosa de este largo interregno es que, a diferencia de la lentitud con la que se desarrolla el protocolo del cambio, los mercados mobiliarios no paran de funcionar y de ir sopesando, cada día, la situación de España; a la que hace tiempo que vienen vigilando con preocupación y a la que, por desgracia, consideran como la posible nación que siga a Italia en cuanto a sus dificultades financieras, lo que viene motivando que nuestra prima de riesgo se haya situado a unas alturas que pronostican la falta de confianza que se va consolidando entre los inversores y el aumento del coste que, cada nueva emisión de deuda pública subastada por el Estado, le resulte más onerosa al Tesoro, por los elevados intereses que debemos pagar y el sobre-coste causado por el seguro de garantía que se nos exige pagar, para comprárnosla..
Ante un situación tan complicada no estaría de más que, desde la Jefatura del Estado se hiciera un esfuerzo para que, los dos partidos mayoritarios, hicieran una declaración conjunta en la que se asumiera el compromiso de poner en marcha, a la mayor brevedad, aquellas reformas que puedan hacer que los inversores se tranquilicen respecto a las posibilidades de España de superar estos momentos de grave depresión, aunque ello signifique que tanto el gasto público como el de los particulares tenga que recortarse de una manera sustancial. No hay alternativa, no nos podemos permitir nuevos errores ni asumir plazos que ya no están en nuestras manos y que, de prolongarlos, es muy posible que ya no estemos en condiciones de poder valernos por nosotros mismos. Escuchar al señor Cayo Lara, amenazar con las turbas al PP si hace lo que la mayoría del pueblo español ha avalado, no hace más que confirmar cuales son las intenciones de la extrema izquierda, siempre dispuesta a sacar provecho de la miseria del pueblo sin que, sin embargo, lo hayamos escuchado reclamárselo al gobierno del señor ZP, a pesar de que ha dado lugar a que 5 millones de personas se encuentren en el paro.
No, no nos confundamos, ha llegado la hora del sacrificio y aquellos que pretendan imponer su ley utilizando la calle, están traicionando a toda España. O este es, señores, mi criterio sobre la actualidad de esta nación.
Miguel Massanet Bosch