Mal empezamos. Aunque no debiera cogernos por sorpresa, el hecho cierto es que, incluso antes de que el nuevo gobierno del PP haya podido tomar posesión e iniciado el proceso de poner en práctica las medidas que tiene en cartera, para intentar darle un cambio radical a la amarga herencia que ha recibido de su antecesor, el gobierno del PSOE; ya se empiezan a producir movimientos, en los partidos de la oposición que, según parece, no están dispuestos a darle tregua, posicionándose, no sólo en lo que pudiera ser una postura exigente, implacable y de clara falta de colaboración para con el nuevo Ejecutivo en lo que pudiera ser el debate parlamentario, sino que, y esto ya resulta mucho mas peligroso y lamentable, según viene anunciando el señor secretario de Organización del PSOE, en Castilla-La Mancha, J.M Caballero, su partido se opondrá “en el parlamento y en la calle” al plan de ajuste económico presentado por la presidenta regional, señora M.D. Cospedal, por un montante de 350 millones de euros.
Si tomamos en consideración el hecho inapelable de que, en dicha región, el “regalo” que el antiguo gobierno le ha dejado a la señora Cospedal supera, con creces, los 2.000 millones de euros, con un déficit en las cuentas generales del 2010, –reconocido por la señora J.A. Araujo, ex consejera de Economía y Hacienda de la comunidad –, de un 6’45%, que sitúa a la comunidad manchega como la que más déficit público acumuló en el pasado ejercicio; sólo se puede atribuir a una falta de autocrítica absoluta, a una desvergüenza supina y a una mala fe inconmensurable que, cuando precisamente los nuevos gobernantes de la comunidad intentan poner orden en tanto desaguisado, proponiendo medidas de austeridad (empezado por los sueldos de los nuevos parlamentarios y su presidenta), suprimiendo cargos políticos y empresas públicas inútiles, recortando los sueldos de los funcionarios y suprimiendo subvenciones a los sindicatos, para evitar el tener que recortar en Sanidad, uno de los capítulos en los que más se ha notado el despilfarro de los anteriores gestores, o en Educación, un apartado en el que es difícil economizar, aunque ello no. signifique que no puedan hacerse reformas para optimizar su gestión. En realidad, lo que sería oportuno sería que, para evitar que, en las 17 autonomías, se implantasen modelos distintos, lo mejor que podría hacer el Estado sería recuperar la gestión de este capítulo para que, en toda España, se enseñara lo mismo; se unificaran los libros de texto y se dictaran los criterios que debieran estar vigentes para todo el país.
Si, señores, mal empezamos, si lo primero a lo que acuden aquellos que, tan claramente, han salido derrotados por las urnas; ahora, cuando han sido expulsados del gobierno para que otro equipo, con nuevas ideas, con propuestas distintas, partiendo de la realidad de una España en situación caótica, endeuda hasta límites que no son soportables ( estamos pagando la colocación de nuestra deuda a intereses desconocidos hasta ahora) y con un desempleo que, contrariamente a lo que nos prometió el señor Zapatero, no para de aumentar, su única aportación a la recuperación del país va a consistir en obstaculizar las medidas que el nuevo Ejecutivo proponga para enmendar los yerros del anterior equipo de gobierno.
Lo peor de estas boutades no es solo que las diga un sujeto despechado e insensato, como pueda ser el señor Caballero de Castilla-La Mancha, sino que sus ideas sean tomadas en cuenta y aceptadas como referencia por el señor Cayo Lara que, en el primer Consejo Político de su partido, ha propuesto mantener una “movilización permanente” contra el PP. Si, en las anteriores legislaturas del PSOE, se firmo el famoso pacto del Tinell, por el que se proponía el famoso “cordón sanitario” en contra del PP –un acuerdo que se puso en práctica de modo que, sistemáticamente, fueron desechadas cuantas propuestas hizo el partido del señor Rajoy, impidiendo que se debatieran en el Parlamento de la nación y, con la agravante, de que, en un rasgo de cinismo inconmensurable, todavía se atrevían a decir que el PP “no arrimaba el hombro” o que “no tenía ideas que proponer” – ahora parece reproducirse el mismo intento..
En estos momentos de caos económico, cuando Europa entera vigila nuestros movimientos y está pendiente de las medidas que se están tomando para saber si, el nuevo Ejecutivo, va a ser capaz, con el apoyo masivo de los ciudadanos, de darle un giro de 180 grados a la tendencia actual, a la desastrosa herencia que nos han dejado los socialistas; una rectificación que permita que, el BCE nos siga comprando deuda; que no nos quedemos confinados en el grupo de los malos y, si es posible, recobrar la confianza de nuestros inversores para que los tipos bajen y nuestra prima de riesgo retorne a sus cifras normales. Para ello no cabe más que un apoyo masivo a las medidas de austeridad que, sin duda, van a ser necesarias que se implanten y que, con toda probabilidad, nos van a afectar a todos los ciudadanos. No nos podemos permitir que, como ha ocurrido en Grecia, con mucho menos desempleo del que tenemos en España, las calles se conviertan en centro de protestas de unos cuantos, unos grupos de gritones, progresistas, antisistema, matones, destructores de material urbano y agitadores, en los que el señor Cayo Lara y sus comunistas parece que confían y a los que, según sus declaraciones, parece dispuesto a apoyar. Uno se pregunta, ¿qué tienen que hacer estos señores en el Parlamento de la nación, el encargado de la representación ciudadana y de promulgar las leyes por las que nos deberemos regir, si, lo que se proponen de antemano, es infringirlas, hacer caso omiso de ellas y sembrar las calles de nuestras ciudades de gente, como los 15M (que se dijeron apolíticos y han acabado comiendo en el mismo pesebre que los comunistas del señor Lara)?, para protestar.
Si los Sindicatos y el señor Cayo Lara, empujados por el revanchismo de un partido socialista en horas bajas, se han propuesto poner piedras en el camino del PP, solamente por tratarse de un partido de derechas; tendremos que recordarles lo que ocurrió cuando, en diciembre de 1.933 la CEDA (partido de derechas) subió al poder, haciéndose con la mayoría absoluta, pasando a gobernar la República. La reacción de los socialistas y los partidos nacionalistas fue la misma que la de quienes han quedado en la oposición a causa del veredicto de las urnas del día 20 de noviembre de este año; no quisieron entonces ni quieren ahora, aceptar la derrota. Entonces provocaron la revolución de octubre en Asturias, Catalunya y otras localidades, promovida por Pietro, Carrillo y otros sujetos del PSOE, en contra de la legalidad republicana. Ahora se van a dedicar a torpedear, o intentar hacerlo, todas las medidas que el PP decida implantar para ayudar a España y a los españoles a levantar cabeza. Va a ser necesario hacer cosas que no se han hecho por miedo a enfrentarse a los sindicatos; va a ser preciso modificar la legislación laboral y deberán tomarse decisiones para poner en su sitio a quienes intenten evitar que España recupere su propio ser, su orgullo, su prestigio y su lugar en Europa, uno que nunca debió de haber abandonado. No nos hablen, aquellos que se lo cargaron sin hacer nada para evitarlo, del “estado de bienestar” porque, en esta nación en la que vivimos, ya hace tiempo que dejamos de tenerlo.
Estaría bueno que, los que no han sabido ganar con limpieza democrática unas elecciones legislativas, ahora quisieran ganarla en las calles. ¡Hasta aquí podíamos llegar! O así es como veo la actualidad nacional.
Miguel Massanet Bosch