Marcello (Publicado en Republica.com, aquí)
Mientras Zapatero se despide de la política con cara compungida, ayer como diputado del Congreso, luego como Presidente y en compañía de su gobierno diciendo adiós a la Familia Real, muy pronto –el viernes en el último Consejo de Ministros- de Moncloa y finalmente del “banco azul” del Congreso cuando concluya la investidura de Rajoy (y todavía le queda la despedida del PSOE). Mientras Zapatero dice adiós con bastante mala cara, marcada por la pena y y una gran confusión y como diciendo: “madre mía, ¿qué he hecho?”, la legislatura echa a andar en medio de muchas tensiones políticas, económicas y sociales donde la política será, en contra de lo que muchos piensan, mas importante que todo lo demás.
Si la crisis económica ha sido la excusa del PSOE para justificar su derrota electoral, ahora la crisis económica parece ser la excusa del PP para evitar el debate político y para pedir a todos que dejen de lado las diferencias y se unan en la lucha contra la crisis. Pero esta pretensión, que figuró en el discurso inicial de los presidentes del Congreso y del Senado, Posada y García Escudero, no va a surtir efecto porque al contrario de lo que espera o pretende se presenta una legislatura caliente con altas tensiones políticas de por medio, como se vio ayer en la constitución de las Cámaras.
Para empezar con el debate de si Amaiur debe o no tener grupo parlamentario en el Congreso, algo a lo que en principio se opone el PP con el argumento de que no lo permite el reglamento lo que no es del todo así, vistos los precedentes. Y para seguir porque el PP ha facilitado la presencia de CiU en la mesa del Congreso muy a pesar que IU tiene mas votos, aunque menos diputados, lo que fue contestado por Llamazares.
Luego en el acto de acatamiento de la Constitución asistimos a un turno de oportunidades y con distintas fórmulas con propaganda ahí incluida. Los de Amaiur, por supuesto por imperativo legal, una fórmula a la que se sumaron otras fuerzas independentistas como ERC o BNG, e incluso el PNV con el cambiante Erkoreka quien demostró que su partido que ya se ve presionado por los abertzales y parece entrar en carrera con ellos para ver cuál de los dos es el más independentista.
Los de CiU volvieron con la cantinela del pacto fiscal y los de IU con Cayo Lara a la cabeza con su saludo republicano, después de haber marginado a Llamazares que es el más político y también el más experimentado de todos ellos. Y es esta posición radical de IU la que probablemente forzará al PSOE a adoptar actitudes cada ves más extremas, como le pasa al PNV con Amaiur o a CiU con ERC.
Así las cosas, la legislatura se presenta bastante caldeada y puede que la temperatura suba todavía mucho más cuando se aborden las cuestiones relativas a la reforma del sistema financiero y del mercado laboral, porque desde muchos de los escaños del flanco izquierdo tronará una avalancha de críticas contra el Gobierno del PP, mientras que en la calle arreciarán las protestas, por más que la mayoría absoluta que “defiende” a Rajoy le permitirá legislar y aprobar todas sus propuestas y leyes en medio de cierta tensión política y social.
Y a no perder de vista la cuestión etarra, y del pretendido final de la banda terrorista, porque también ocupara, desde el inicio de la legislatura, titulares e iniciativas que van a empezar por el lado de los presos etarras.
De manera que las buenas palabras de Posada y García Escudero a favor de pactos y consensos contra la crisis pronto se quedarán en buenas intenciones pero poco más. Y ello a pesar de que esta crisis es importante y crucial para España, pero lamentablemente para muchos de los parlamentarios lo de España no es algo que no parece importarles demasiado, porque ellos están a lo suyo, o a lo de su patria chica, sin querer comprometerse con todo lo demás.