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No vamos a aceptar componendas con el aborto (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el febrero 8, 2012 por admin6567
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El poeta uruguayo del pasado siglo, Armando A. Vasseur, en su obra Gloria trató el tema de las contradicciones con las siguientes palabras: “Tengo un corazón de animal domesticado y un alma de ave de rapiña. A veces me parece que ésta despedaza a aquella”. Un pensamiento elevado sobre el que convendría que algunos de los políticos de hoy en día meditaran y sacaran consecuencias. A veces nos preguntamos ¿hasta dónde es posible separar el aspecto privado del oficial de nuestros gobernantes?,  ¿pueden los que dirigen nuestra nación expresarse libremente, como lo harían con su propia familia, ante los medios de comunicación respecto a temas en que es posible que pudieran diferir de la línea oficial de su partido? En no pocas ocasiones los ciudadanos de a pie, los que hemos votado a una determinada formación política, en función de un programa electoral con el que nos hemos sentido identificados, somos incapaces de entender que un ministro, un portavoz o un representante destacado del gobierno al que elegimos pueda, aunque sea off the record, pronunciarse en contra de aquello que constituye la línea de valores, la piedra maestra de las bases esenciales del  PP.

Si en los primeros días de este nuevo Gobierno ya se produjeron algunas declaraciones de ministros que se contradecían entre sí, respecto a algunos temas económicos, que fueron rápidamente subsanadas, tomándose medidas para que no volvieran a suceder; ahora, pasados casi dos meses desde la toma de posesión del nuevo Ejecutivo, no debieran de darse nuevos errores a cargo de algunos ministros extremadamente locuaces, imprudentemente atrevidos y, evidentemente, demasiado endiosados con el nuevo cargo del que han sido investidos. Si el PP ha conseguido el magnífico resultado electoral que obtuvo en 20 de Noviembre pasado, fue, sin duda, a causa de que muchos españoles decidieron darle su confianza para que sacara adelante una nación que el anterior gobierno había dejado al borde de la quiebra económica y ética.

Pero no nos engañemos, no solamente de una quiebra económica, que también, no solamente de una peligrosa situación social especialmente preocupante, a causa del enorme número de parados que tenemos en el país; sino también, y es un punto clave que no debiera de pasarle por alto al señor Rajoy y su gobierno, por la evidente necesidad de una regeneración, una catarsis en profundidad que analizara los ataques llevados a cabo por el ejecutivo del señor Rodríguez Zapatero, a lo largo de las dos legislaturas, contra los valores de tantos millones de ciudadanos, que se han sentido vejados, insultados, humillados y castigados a causa de los atentados que han perpetrado los socialistas y sus valedores de la farándula y progresistas antisistema, contra las costumbres; las creencias religiosas; la familia como institución; la moral y la ética en relación con el comportamiento entre los ciudadanos; la consideración por la libertad de los demás, la tolerancia  por los sentimientos e ideas ajenos y, en general, un intento adoctrinador y sectario de convertir a la sociedad española en rehén de un pensamiento político de carácter totalitario como es el socialista de los herederos de la II República española del llamado Frente Popular.

Es por todas estas consideraciones que muchos, quizá una gran mayoría de los votantes del PP, no pueden conformarse con un gobierno que se ocupe exclusivamente de mejorar nuestra situación económica, que intente bajar la tasa de desempleo y que consiga estabilizar nuestro déficit fiscal y tasa de endeudamiento, sino que, en el mismo nivel de exigencia, se le reclama al nuevo ejecutivo para que comience su labor de desbrozar de malas hierbas, de eliminar alimañas y de sanear lo que está podrido, como consecuencia del paso de las hordas progresistas por el gobierno de la nación. Por ello, cuando hemos tenido noticias de unas opiniones, pretendidamente expuestas con carácter particular pero que, como sucede en todos estos casos, quien las vertió, el señor Ruiz Gallardón, debiera de haber tenido en cuenta, ya que no se trata de un novato en la política, que no tardarían en salir en negro sobre blanco. Lo malo no es, solamente, que haya adelantado una opinión discutible y favorable a las tesis del PSOE, sobre la constitucionalidad de los matrimonios homosexuales; sino que ya hace tiempo que viene manifestando, incluso durante su etapa de alcalde de Madrid, un especial aprecio por este gremio de homosexuales y lesbianas que, si bien pueden merecer el respeto de todos por sus tendencias sexuales, lo cierto es que ellos no han sabido corresponder con el mismo respeto con los que no comparten sus tendencias, obligándoles a tener que soportar manifestaciones públicas seudo pornográficas, de pésimo gusto y de peor educación, donde se ponen en ridículo y, por desgracia, ponen a su mismo nivel aquellos que se sienten distintos de los demás pero saben guardarse sus expresiones de ternura para la intimidad.

Aquí, señores, no estamos discutiendo sobre que la homosexualidad se deba considerar como una enfermedad o bien un instinto natural de las personas. Ni si tiene derecho a vivir en pareja o, incluso, si pueden adoptar hijos o, en el caso de las lesbianas, acudir a la fertilización in Vitro,  ( algo que, particularmente, estimo que es un grave error, por las consecuencias que puedan derivarse para los menores); el problema viene del intento de apropiarse del término “matrimonio” – una palabra que, desde los romanos, siempre se ha referido a la unión de un hombre y una mujer : “Nuptiae sunt coniunctio maris et feminae et consortium omnis vitae, divini et humani iuris comunicatio” – tradicionalmente utilizado por los cristianos para contraer matrimonio y que, seamos francos, sólo se puede atribuir el intento de los socialistas de incluirlo dentro de una ley, como una forma más de incomodar a los católicos, de atacar a la Iglesia y de crear enfrentamiento entre los ciudadanos españoles, en lenguaje coloquial “ un trágala”; ya que existen muchas otras denominaciones ( unión civil, contrato de convivencia etc.) que hubieran tenido el mismo efecto y validez para acoger este tipo de unión entre personas del mismo sexo.

Creo que el PP debe recordar que, en según que cuestiones, especialmente en el tema de aborto, todos los católicos que les votamos, esperamos que la reforma de la Ley del Aborto no quede reducida a la formalidad de que la menor de 16 años deba pedir autorización del padre para abortar (asesinar). No nos vamos a conformar con unos “retoques” que no sirvan para nada más que para camuflar una reforma. Los más de 100.000 abortos que se vienen  llevando a cabo en este país cada año son una masacre lo suficientemente dramática, escandalosa e inhumana para que ahora, que el PP tiene la mayoría absoluta, que está en condiciones de remediarlo, retroceda los “treinta años” de los que habla Rubalcaba para evitar que, como ya venía ocurriendo en la anterior Ley 9/1985, de la interrupción voluntaria del embarazo, el supuesto de “riesgo grave para la salud física o psíquica de la mujer embarazada”  se convirtiera en el gran “coladero” por el que todas las clínicas abortistas hacían pasar los abortos de todas aquellas que querían evitar tener un hijo.

El PP y sus dirigentes deben saber de que no tienen un cheque en blanco que les permita olvidarse de sus promesas o emplear apaños para disimular su cumplimiento. Hemos puesto nuestra confianza en Rajoy esperemos que no nos defraude. O esta es, señores, mi opinión respeto a esta materia.

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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