Evidentemente, no es algo recomendable el mencionar la soga en casa del ahorcado. Y lo mismo podríamos decir respecto aquellos que ven la paja en el ojo ajeno y no perciben la viga en el suyo propio. Parece que los hay que tienen un ego tan subido, un engreimiento tan grande y una falta de autocrítica tan extrema, que piensan que pueden olvidarse de la historia, de aquellos sucesos en los que fueron parte destacada y apartar de sí, por molestos y poco gratificantes, aquellas acciones, omisiones o decisiones poco atinadas como si, por ser quienes fueron, tuvieran la bula de poderlos eliminar de la memoria de los ciudadanos. Este es, sin duda, el caso de este señor de cabello blanco, algo entrado en carnes y que, de tanto en tanto, cuando su mentor el multimillonario señor Slim, le concede permiso para ello, se da un garbeo por la sede de su partido, en la calle de Ferráz para echarles una mano. Todos ya habrán podido conjeturar que, de quién nos estamos ocupando es, en efecto, don Felipe González Márquez, una de estas viejas glorias de la política; alguien que logró escalar, como un don Juan de la política, las más altas esferas del poder para después, cuando se creyó ser un dios, caer en el pozo más hediondo del descrédito y la corrupción que, si no le arrastró junto a sus compañeros de partido, que pagaron con la cárcel sus bribonadas, fue gracias a la generosidad de aquellos que le sucedieron al frente de la nación. ¡Pero ya se olvidó de todo aquello!
Pero, señores, tener que volver a escuchar, a este señor, que presume de socialista, pero que no parece estar dispuesto a abandonar las mieles del capitalismo ya que, como ya es conocido de todos, una cosa es mostrarse muy preocupado por la pobreza de los demás y otra, muy distinta, es estar dispuesto a compartirla; resulta patético. Aquellas palabras de la catacumba del más rancio y mohoso socialismo de clases., que dicen que los que acusan al PSOE de “la corrupción” no hacen más que reproducir un ruido de “la caverna mediática”, puede que resulte ser algo de difícil comprensión para un ciudadano que, gracias a Dios, vivió aquellos tiempos del GAL y de las corruptelas generalizadas de aquel gobierno de Felipe, que se supo cubrir de la ignominia del derroche de caudales públicos y la vergüenza de ser tachado de corrupto. No es extraño, pues, que el señor González vea conspiraciones, cavernícolas y toda clase de fantasmas “reaccionarios” en las graves acusaciones que, hoy en día, pesan sobre el socialismo andaluz y se confunda de tiempos y circunstancias, seguramente manteniendo la creencia de que, la Historia, se fabrica por el medio de repetir mentiras una y otra vez..Sin entender que, los males que aquejan al socialismo actual no son más que un reflejo de los que les llevaron a perder el poder ante el señor Aznar, en definitiva, las habituales corruptelas del poder.
Al parecer el señor González ha perdido peso, no, por supuesto, físico, más bien ha ganado, sino en su agilidad mental, en su influencia sobre los españoles y en su pretensión de mantenerse como un viejo chamán de la política, al que se le permiten licencias en atención a sus canas, pero al que no se le hace ya el más mínimo caso, excepto, quizá, el que le pueda hacer su mecenas, el señor Slim. Y es que, las habituales “batallitas” de los viejos, parece ser que ya sólo se las aguantan sus nietos. Cuando don Felipe utiliza frases como “la resistencia se tienen que mantener aquí, con Pepe Griñán” o “la caverna mediática, esa que no distingue entre ganar las elecciones por los votos o por las botas” o, al referirse al periódico ABC al que trata de “Inmundo, el ABC monárquico de toda la vida… No hay que dejarse arrastrar por la Caverna porque una cosa es la opinión pública y otra la publicada” ¡Obsceno e impropio de una persona que ha ostentado la jefatura del Estado Español! Dicen, los expertos en escupitajos, que es una sabia costumbre no escupir hacia el cielo si no se quiere recibir el impacto directo en la cara. Sin embargo, al señor González, parece que no le importa recibir en su faz las consecuencias de sus propias flemas, presuntamente dialécticas que, sin duda, a poco que uno repase hemerotecas de hace pocos meses, cualquier indocumentado podría replicarle que los que son los que no distinguen entre ganar por votos o por botas no son más que el señor Rubalca, la señoraValenciano y él mismo, que pese a que los populares les dieron un baño de “votos”, el PSOE da la sensación de que no se ha enterado, vista la actitud levantisca y antidemocrática que viene mostrando y la poca lealtad que le viene demostrando al legítimo Gobierno, en unos momentos cruciales para España.
Lo de las botas ya lo entendemos más porque, seguramente, será lo que se calzarán el señor Rajoy y la señora Santamaría para sacarlos a patadas de aquellas instituciones a las que han pretendido aferrarse, para conservar aquellos privilegios que nunca debieron de conseguir. Lo curioso es que, tan apurados se ven que, en sus propios mítines, hablan como si se tratara de resistirse a una agresión externa en lugar de dejar que sea el pueblo llano el que decida quien espera que le gobierne mejor. Frases tan altisonantes como “la resistencia se tiene que mantener aquí, con Pepe Griñán”, aparte de sonar al famoso “No pasarán”, de tiempos de la Guerra Civil, es como la aceptación fatal de la derrota contra la que no cabe más que resistir, ya que la ofensiva la vienen ganando los otros,. No, no ha estado aceptado en sus metáforas don Felipe González. En toda su intervención sólo ha hablado de insultos a los rivales y elogios a los suyos sin recordar que sobre Andalucía pesa la sombra más negra de corrupción pública de toda España.
No obstante, lo que no se le puede consentir a un señor letrado, que gobernó España durante una gran parte de los años de la nueva democracia; a una persona de prestigio internacional que presume de dar conferencias y al que se le supone una preparación por encima de la normal; es que se permita querer colar un gazapo tan impresentable como es decir: “la democracia no es la alternanza, es la aceptabilidad de la derrota” ¡Pues tome usted ejemplo, don Felipe, y dígaselo a sus compañeros de partido que, desde la victoria apabullante del PP el 20 de noviembre, parece que siguen sin enterarse que son ellos los que están en la oposición y el PP el que ahora gobierna.! Y, de paso, explíqueles a los Sindicatos lo que significa gobernar y lo que supone convocar una huelga general, cuando las leyes legítimamente discutidas y aprobadas en el Parlamento aún no han sido puestas en práctica, en todo su contenido. Por lo visto, los señores Méndez y Toxo, que han permanecido “en las cavernas” durante dos legislaturas, de pronto, por ciencia infusa, desautorizan al nuevo Gobierno y esperan impedirle gobernar, a pesar de la legitimación que le han concedido las urnas.
Sólo esta izquierda, que no admite la alternancia, sólo de estos sindicatos que no quieren renunciar a sus privilegios o sólo estos amigos de la revolución, críticos con la autoridad y partidarios de “incendiar las calles” y atribuirse representaciones, que sólo ellos deciden que tienen; sólo todos estos antisistemas y políticos de café, se niegan a entender que quienes, durante casi ocho años de gobierno, han transformado una nación próspera, como era España, en algo irreconocible que está bordeando la quiebra soberana y con graves problemas para conseguir la financiación necesaria para superar el bache; son los mismos que pretenden enseñar, al nuevo gobierno del PP, ¡cómo gobernar para mejorar lo que ellos fueron incapaces de hacer!. ¡Tontería sobre tontería! O esto es, señores, lo que yo he deducido de todo este galimatías.
Miguel Massanet Bosch