EL JEFE DEL EJECUTIVO ENTRE 1996 Y 2004 DA UNA CONFERENCIA EN CASTELLÓN
Sitúa el ocaso del país en la victoria del PSOE del 2004 y critica 'errores' como derogar el trasvase del Ebro. El expresidente defiende que la salida a la crisis pasa por la cohesión social y la lealtad como en la transición
El salón pompeyano del Casino se llenó con los principales líderes
empresariales. FRANCISCO POYATO
DANIEL NÁGER (Publicado en El Periódico Mediterráneo, aquí)
El expresidente del Gobierno de España, José María Aznar, defendió ayer en
Castellón que la salida de la actual crisis económica es posible, pero ello pasa
necesariamente por la vuelta a la cohesión social que impulsó la transición, una
reordenación de la estructura del país y los servicios públicos que se prestan,
en la línea del actual Gobierno. Descartó que sea necesario un pacto nacional
entre las principales fuerzas políticas, ya que los españoles hablaron en las
urnas hace pocos meses, dando la victoria al Partido Popular, que es quien tiene
"la responsabilidad política".
Aznar estuvo en la tarde de ayer en el Casino Antiguo de Castellón, donde fue
el protagonista de una conferencia organizada por el Foro de Opinión Cívico de
la Comunitat Valenciana, liderado por el actual rector de la Universidad
Internacional Valenciana (VIU, en inglés), Juan Manuel Badenas, junto a otros
empresarios, como Vicente Montesinos.
La cita contó con algunos de los nombres más importantes de la empresa, la
economía y la sociedad provincial, como Federico Michavila, Juan José Benavent,
Luis Batalla, Pablo Baigorri, Jesús Ger, Ignacio Ferrer Ros de Ursinos, Enrique
Blasco o Carlos Cabrera, entre otros. Por su carácter apolítico, no hubo líderes
institucionales. Solo el alcalde de Castellón, Alfonso Bataller, le saludó al
término de la charla.
José María Aznar centró su exposición en su visión de la crisis económica y
la situación de España. Desde su punto de vista, la historia reciente del país a
nivel político, económico, social e internacional tiene un punto de inflexión en
el 2004, tras el triunfo electoral del PSOE, a cuya gestión atribuyó el actual
panorama, aunque sin citar al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.
Defendió que hasta esa fecha, España siguió desarrollando el espíritu de la
transición, basado siempre en la "cohesión social", que permitió en el plano
político pluralidad y descentralización a cambio de la lealtad, así como el
crecimiento económico del país, con hitos como los acuerdos de la Moncloa, el
ingreso de España en la Unión Europea o la implantación del euro, la clara
"apuesta por la cultura de la estabilidad". Un espíritu que situó la renta de
los españoles de los 4.000 dólares en 1976 a más de 32.000 dólares.
Asimismo, a su juicio, también se consiguió la máxima relevancia en el ámbito
internacional, con un peso de España reconocido. En este punto, el castellonense
y exministro Juan Costa, que fue el encargado de introducir a Aznar en el foro,
que el Gobierno de Bush incluso invitó a España a entrar a formar parte del
G-7.
Aznar situó el punto de inflexión en el 2004. "El gran error fue mirar hacia
el pasado", poniendo en cuestión la Constitución y su legitimidad, el espíritu
de cohesión social y la sostenibilidad económica en detrimento del interés
territorial autonómico, como se plasmó en la reforma de los estatutos. También
acusó al PSOE de apostar por lo local en detrimento de lo común, lo que trajo el
derbordamiento económico de las autonomías, y de dejar crecer desmedidamente el
Estado del Bienestar equiparándolo al "todo gratis". Incluso ejemplificó errores
de la gestión socialista en la derogación del trasvase del Ebro, apostando por
desaladoras, "más caras y poco útiles".
A su juicio, la salida a la crisis pasa por "recuperar la marca España", y
para ello, "hay que ordenar España", defendiéndo la gestión de Rajoy. Para
Aznar, es el momento de "dar un nuevo impulso colectivo" al país y mejorar su
funcionamiento, con "un programa profundo de reformas" fiscales, financieras,
energéticas y laborales, aludiendo al Gobierno.
Preguntado por el diario Mediterráneo sobre si las medidas de ajuste deben
acompañarse de otras de estímulo, como ahora reclaman algunos expertos y
políticos, insistió en que es partidario de "la estabilidad financiera", en la
línea de Alemania, que es "la que tira" de Europa. La propia estabilidad es la
que "aporta el estímulo al crecimiento". H