Pedro Calvo Hernando
(Publicado en OTR/PRESS, aquÍ) –
En plena descomposición del modelo anticrisis del Gobierno del PP, al borde el país de la catástrofe propiciada por los ataques indiscriminados al Estado de Derecho y de Bienestar desde el Ejecutivo, con las instituciones europeas y los lanzallamas financieros abrasando ilegítimamente a nuestro Gobierno legítimo, aunque desnortado, a estos desnortados no se les ocurre otra cosa que cargarse de un plumazo el modelo de Radiotelevisión pública libre y plural que por primera vez se había puesto en marcha en medio de la legislatura de Zapatero. Justo en el momento en que más necesitábamos una radiotelevisión de todos, exactamente cuando la gravísima situación del país exigía la continuación de tan rara avis democrática y pluralista, como garantía mediática de la guerra común y solidaria contra la amenaza de destrucción masiva, justo en ese momento no se les ocurre otra cosa que poner en marcha un perverso mecanismo de desactivación de las libertades como el decreto que coloca de nuevo en manos del Gobierno la radio y la televisión de todos.
La terrorífica ocurrencia se pone en marcha, con el incomprensible apoyo de CiU, en pleno hundimiento de Bankia, que paga y nos hace pagar a todos el jolgorio de un circo minado por las luchas políticas intestinas del PP y sus aledaños financieros. Y se hace tras varios días de acoso e intentos de derribo y descrédito del movimiento 15M, lo más limpio y regenerador que se ha inventado en las últimas décadas. Ni siquiera les queda ya resuello para seguir echando a Zapatero y al PSOE las culpas de todo lo que pasa, ni a Grecia ni a nadie que no sean ellos mismos. Yo no sé con certeza cuál es el papel que está jugando el presidente Rajoy, aunque no me creo que sea ese papel pasivo y noqueado que parece o que se le atribuye. Lo mismo me sucede con la otra política de este Gobierno, la del desmontaje de todo el sistema de avances sociales y de expansión de libertades (RTVE, por ejemplo) que se había montado durante los dos períodos de José Luis Rodríguez Zapatero, al que muchos ya añoran, incluso entre quienes no lo votaron.