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La gran abdicación (por Paul Krugman)

Publicada el junio 26, 2012 por admin6567
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Paul Krugman (Publicado en El País, aquí)

Entre los economistas que conocen su historia, la simple mención de ciertos
años provoca escalofríos. Por ejemplo, hace tres años, Christina Romer, por
entonces directora del Consejo de Asesores Económicos del presidente Obama,
advertía a los políticos de que no recreasen lo sucedido en 1937 (el año en que
Roosevelt pasó, con demasiada precipitación, del estímulo fiscal a la
austeridad, con lo que volvió a hundir en la recesión una economía que se estaba
recuperando). Desgraciadamente, se hizo caso omiso de este consejo. Pero ahora
escucho hablar cada vez más de un año todavía más fatídico. De repente,
economistas normalmente sosegados hablan de 1931, el año en que todo se vino
abajo.

Empezó con una crisis bancaria en un pequeño país europeo: Austria. Austria
trató de intervenir con un rescate bancario; pero al dispararse el coste del
rescate, se dudaba de la solvencia del Gobierno. Los problemas de Austria no
deberían haber sido lo bastante grandes para tener repercusiones importantes en
la economía mundial, pero, en la práctica, generaron un pánico que se extendió
por todo el mundo. ¿Les resulta conocido?

Olvídense de Grecia. España es el lugar donde se decidirá
el destino de Europa

Sin embargo, la lección realmente crucial de 1931 tuvo que ver con los
peligros de la abdicación política. Los Gobiernos europeos más fuertes podrían
haber ayudado a Austria a resolver sus problemas. Los bancos centrales,
especialmente el Banco de Francia y la Reserva Federal, podrían haber hecho
mucho más para limitar el daño. Pero nadie con poder para frenar la crisis dio
un paso al frente; todos los que podrían y deberían haber actuado declararon que
la responsabilidad era de otros.

Y está volviendo a suceder, tanto en Europa como en Estados Unidos.

Fíjense primero en el modo en que los dirigentes europeos han estado haciendo
frente a la crisis bancaria en España. (Olvídense de Grecia, que es en gran
medida una causa perdida; España es el lugar donde se decidirá el destino de
Europa). Como Austria en 1931, España tiene bancos con problemas que necesitan
desesperadamente más capital, pero ahora el Gobierno español, como entonces el
Gobierno de Austria, ve en entredicho su solvencia.

¿Y qué deberían hacer los dirigentes europeos (a quienes les interesa
enormemente contener la crisis española)? Parece evidente que los países
acreedores europeos necesitan, de una forma u otra, asumir algunos de los
riesgos financieros a los que se enfrentan los bancos españoles. Y no, a
Alemania no va a gustarle, pero con la propia supervivencia del euro en juego,
un poco de riesgo financiero debería ser un problema menor.

Pero no. La “solución” de Europa ha sido prestar dinero al Gobierno español y
decirle a este que rescate sus propios bancos. Los mercados financieros no han
tardado ni un segundo en darse cuenta de que esto no resolvía nada, que
simplemente endeudaba todavía más al Gobierno de España. Y la crisis europea es
ahora más profunda que nunca. Pero no ridiculicemos a los europeos, porque
muchos de nuestros dirigentes políticos están actuando igual de
irresponsablemente. Y no me refiero solo a los republicanos del Congreso, que a
menudo dan la impresión de estar intentando sabotear la economía
deliberadamente.

Hablemos mejor de la Reserva Federal. La Reserva tiene lo que se conoce como
una doble misión: se supone que aspira a lograr tanto la estabilidad de los
precios como el pleno empleo. Y la semana pasada, la Reserva publicó su más
reciente conjunto de pronósticos económicos, que mostraban que prevé que
fracasará en ambos aspectos de su misión, con una inflación por debajo del
objetivo y un paro muy por encima del objetivo durante los próximos años.

Los mercados no han tardado ni medio segundo en darse
cuenta de que el rescate no resolvía nada

Esta es una perspectiva terrible, y la Reserva Federal lo sabe. Ben Bernanke,
el presidente de la Reserva, ha advertido en concreto sobre el daño que está
infligiendo a Estados Unidos el nivel sin precedentes de paro de larga
duración.

¿Y qué propone hacer al respecto la Reserva Federal? Prácticamente nada. Es
cierto que, la semana pasada, la Reserva anunció algunas medidas que
supuestamente estimularán la economía. Pero creo que es justo decir que
cualquiera que esté mínimamente familiarizado con la situación considera estas
medidas lamentablemente inadecuadas (un gesto poco menos que simbólico para
eludir las acusaciones de que no está haciendo nada en absoluto).

¿Por qué no actúa la Reserva Federal? Yo supongo que se siente intimidada por
esos congresistas republicanos, que tiene miedo de hacer algo que pueda
considerarse como una ayuda política al presidente Obama, es decir, cualquier
cosa que pueda ayudar a la economía. Puede que haya alguna otra explicación,
pero el hecho es que la Reserva Federal, al igual que el Banco Central Europeo,
al igual que el Congreso de Estados Unidos, y al igual que el Gobierno de
Alemania, ha decidido que evitar el desastre económico es responsabilidad de
otros.

No debería estar sucediendo nada de esto. Como en 1931, los países
occidentales tienen los recursos que necesitan para evitar la catástrofe y, de
hecho, recuperar la prosperidad (y tenemos la ventaja añadida de saber mucho más
que nuestros bisabuelos sobre cómo se producen las depresiones y la manera de
ponerles fin). Pero el conocimiento y los recursos no sirven de nada si quienes
los poseen se niegan a utilizarlos.

Y eso es lo que parece estar ocurriendo. Los fundamentos de la economía
mundial no son, en sí, tan preocupantes; es la casi universal abdicación de la
responsabilidad la que me llena, a mí y a muchos otros economistas, de una
sensación de angustia cada vez mayor.

Paul Krugman es profesor de Economía en
Princeton y premio Nobel de Economía de 2008.

0 comentarios en “La gran abdicación (por Paul Krugman)”

  1. opciones binarias dice:
    noviembre 16, 2012 a las 3:46 pm

    Ayuda en la vida ser optimista, mantener los buenos pensamientos para seguir adelante.
    A parte de eso hay que intentar de hacer todo lo que puede para solucionar la crisis.

    Responder

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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