(Publicado en El Mundo-Reggio´s, aquí)
ESPAÑA: A FONDO
Hace dos años, Rodrigo Rato era un político muy popular. Aunque llevaba desde 2004 en un segundo plano, tras su marcha a Washington para hacerse cargo del FMI, y ya había ganado la batalla a Ignacio González para ocupar la Presidencia de Caja Madrid, los españoles seguían viendo en él una alternativa de gobierno. Y, muy especialmente, los militantes del PP, para los que Rato era el brillante ministro de Economía que metió a España en el euro y cuyas políticas lograron altas cotas de crecimiento y una histórica reducción del paro.
Una encuesta publicada por EL MUNDO el 2 de enero de 2010 le situaba como tercero (prácticamente empatado con el segundo, que era Ruiz-Gallardón) en las preferencias de los militantes del PP para ocupar la Presidencia del Gobierno.
El triunfo del partido en noviembre de 2011 parecía asegurar al ya presidente de Bankia un futuro despejado en la cuarta entidad financiera del país.
Sin embargo, pronto comenzaron a surgir problemas entre Rato y su otrora secretario de Estado, Luis de Guindos, nombrado por Rajoy ministro de Economía. Tanto el presidente del Gobierno como De Guindos querían la fusión de Bankia con la Caixa, pero la operación se frustró por la oposición de Rato.
La situación económica continuó deteriorándose en paralelo con la pérdida de sintonía con el ministro de Economía. Los banqueros se convirtieron en el objetivo predilecto de los movimientos antisistema y Rato reunía todas las condiciones para centrar sus iras.
El 9 de febrero de 2012, durante una actuación del cantaor José Mercé (patrocinada por Bankia), Rato fue abucheado por gran parte del público que asistió a la gala. Era una muestra de que los tiempos estaban cambiando a toda velocidad.
A finales de abril, se produjo el cortocircuito con el Gobierno. Rajoy y De Guindos estaban convencidos de que las dudas de los mercados sobre el sistema financiero español tenían su epicentro en Bankia y creían que una operación de salvamento con Rato en la Presidencia podía generar un ruidoso tumulto político. Así que optaron por invitarle a abandonar Bankia. Eso ocurrió el 7 de mayo. Al día siguiente, el ministro José Manuel García-Margallo le invitó a comer en la sede del ministerio de Exteriores. Al almuerzo acudió también Miguel Arias Cañete y al café se sumó Ruiz-Gallardón. Era una reunión solidaria, de amigos. Se trataba de darle ánimos en un momento muy difícil.
Dos meses después, tras la admisión de la querella de UPyD, han sido varios los ministros (en público y en privado) que han mostrado su apoyo a Rato. Otros han aprovechado la situación para ajustar cuentas con un ex ministro al que se considera un outsider. Esa situación es más evidente en el PP. Un dirigente del partido, que prefiere mantener el anonimato, afirma: «El objetivo de la nacionalización era tranquilizar a los mercados, pero se ha conseguido justo lo contrario. Algo se ha hecho mal, y la querella es una prueba de ello».
Buscar un culpable ayuda en algo, pero no resuelva el problema. Cuando hay une crisis ou una problema buscamos el culpable. No hay que buscar el culpable si no las rasones porque occure lo que occure y asi llegamos al fondo del problema.