Marta Casal | (Publicado en EcoDiario.es, aquí)

Imagen: EFE
Los efectos de la crisis económica se han llevado por delante lo que el
excoordinador de Izquierda Unida Gaspar Llamazares denominó en 2008 el 'tsunami
bipartidista'. En las generales de ese año, populares y socialistas acapararon
casi el 84% de los votos, su mayor cuota de poder en democracia. En la
actualidad los sondeos manifiestan el desgaste de las dos principales fuerzas
políticas, que solo logran alcanzar el apoyo del 60% de los sufragios.
El partido en el Gobierno está sufriendo de manera inequívoca los efectos
del implante de numerosas medidas de ajuste.
Las encuestas indican una caída del PP nunca inferior a los cinco puntos que le
haría perder la mayoría absoluta.
Los socialistas, lejos de recoger el descontento contra el ejecutivo, ven
como su suelo electoral se desmorona y se erosiona cada día. Los últimos
sondeos publicados por el País y ABC del presente mes reflejan un apoyo
para los socialistas que ya baja del 24%. El propio Felipe González, voz
autorizada y respetada en su partido, reconocía hace escasos días que "el
PSOE no está bien y va a tardar en recuperarse".
En medio de este panorama, IU y UPyD aprovechan para pescar en aguas
revueltas y conquistar a los votantes hastiados, siendo los grandes
beneficiados. Ambas formaciones crecen en cada sondeo y la tendencia se antoja
imparable. En el caso de la coalición que lidera Cayo Lara, las últimas
encuestas le acercan al 14% de los votos, lo que supondría sobrepasar los
resultados que obtuvo Julio Anguita en 1996, en torno a un 11%, y acechar a
un PSOE que observa con preocupación el trasvase masivo de votos hacia la
formación comunista. UPyD, por su parte, reocoge los frutos de la oposición
combativa de Rosa Díez, que le está permitiendo aglutinar nuevos apoyos cada
día, sobre todo, entre votantes desencantados tanto del PP como del PSOE. Los
últimos sondeos le acercan al 8%, lo que podría doblar su representación, en la
actualidad de cinco escaños, en unos próximos comicios y reforzar la voz de la
formación magenta en el Congreso de los Diputados.
Escenarios impensables
Este escenario era impensable hace cuatro años cuando los dos grandes
partidos dominaban ampliamente el arco parlamentario. En aquella época ocurrió
algo inusual. Tanto PSOE como PP mejoraron sus resultados con respecto a las
anteriores elecciones celebradas en 2004. Zapatero revalidó entonces el
triunfo, recibiendo el apoyo de casi el 44% del electorado. En el caso del PP,
aunque Rajoy no logró el objetivo de alcanzar La Moncloa sí mejoró
sustancialmente sus resultados y, con cerca de 10 millones de votos, se
convirtió en el líder de la oposición con mayor respaldo en la historia
democrática de nuestro país.
Nuevos horizontes políticos
Pero la desafección de la sociedad civil hacia la política va in
crecendo, al tiempo que lo hace el desempleo, la inestabilidad en los
mercados de deuda y los escándalos de corrupción. Ante este descrédito de la
clase dirigente comienzan a abrirse vías alternativas que trasforman la agenda
política en España como el movimiento 15M que ha conquistado en buena medida la
empatía de la juventud de izquierdas. Nuevos rostros aparacen en el ruedo
político y se perfilan como alternativa entre las filas de la derecha, a pesar
de su mayor fidelidad de voto. Más de uno no dudaría en cambiarse de 'bando' si
Mario Conde al fin accediese a las plegarias del partido Sociedad Civil y Democracia,
con el que "comparte y proclama ideales".
Este cambio de rumbo en la intención de voto ciudadano comenzó a
vislumbrarse en las pasadas elecciones. El 20-N marcó un punto de inflexión en
el monopolio de las fuerzas mayoritarias y el apoyo recibido descendió entre
ambos en diez puntos. Con todo, el peor parado, el PSOE de
Alfredo Pérez Rubalcaba, que portando el estigma del anterior
Gobierno, del que fue vicepresidente, cosechó los peores resultados de su
partido y auparon a Rajoy, en su tercer intento, a La Moncloa.
Muchos gobiernos hoy en el mundo son corruptos. Aun que es muy en la moda hoy, es horrible y hay que luchar contra la corrupdad.