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Quisicosas sobre el Rey y el CGPJ (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el julio 19, 2012 por admin6567
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Es cierto que los ciudadanos de a pie estamos necesitados de ayuda moral y, cuando hablo de ello me refiero a algún incentivo que sea capaz de sacarnos de este extremo pesimismo que llevamos acumulado desde que, a finales del 2007, se inició esta pesadilla a la que se la ha denominado como: crisis de las sub prime; recesión, crisis mundial o crisis del capitalismo etc. Y lo más llamativo del caso es que, toda esta "movida" se inició con Leman Brothers, el cabeza de turco que cargó con las primeras culpas del famoso boom inmobiliario y, si Dios no lo remedia, tiene toda la pinta de acabar con una crisis bancaria que amenaza con arrastrar a una serie de naciones que, sólo hace diez años, hubiera sido impensable que llegaran a estar en una situación tan desesperada, pero que, gracias a la incapacidad, desidia, prepotencia, sectarismo e incompetencia de algún gobierno, ha conseguido realizar el "milagro" de arrastrarnos hacia un estado de cosas ante el cual los españoles nos sentimos impotentes.

Y una de las primeras consecuencias de este estado de cosas es que, aquellos pensamientos políticos extremistas, fruto de siglos de abusos sobre una gran sector de la sociedad mundial por unos pocos dictadores totalitarios, aquellos postulados revolucionarios de Lenín, Marx, Troski, Bakunin, Enguels y todos aquellos ideólogos del comunismo, que parecía que habían sido ya desterrados de Europa con la caída del Muro del Berlín y que ya habían entrado en el gran baúl del olvido donde reposan las ideas obsoletas; ahora, como consecuencia de la avaricia, la insensatez, el ansia de poder y la insensibilidad social de algunos de estos cartels, lobbies, logias o sectas, que hoy en día manejan las finanzas del mundo entero, han vuelto a renacer. Quizá bajo otros principios, acaso bajo otras formas o modalidades, pero siempre, no nos engañemos, con el mismo carácter revanchista y virulento que provocó la gran revolución comunista del año 1.917 en la Rusia de los zares.

España siempre ha sido un país de estridencias. En lo social, el sentimiento izquierdista de muchos nostálgicos, las posturas radicales de los más exaltados y los impulsos de un seudo anarquismo latente en cada ciudadano; hacen que, cada español, se convierta en un crítico implacable de las actuaciones y decisiones de quienes nos gobiernan. De flaca e interesada memoria y de convicciones inamovibles, somos incapaces de juzgar con imparcialidad una situación que, evidentemente, por su especial dificultad y transcendencia, requiere un análisis sosegado, un control de nuestros instintos primarios y una altura de miras que sea capaz de superar esta tendencia a considerarnos más listos que los demás y a querer imponer nuestro criterio, cuando lo que es preciso es que todos arrimemos el hombro bajo un sentimiento colectivo de solidaridad y responsabilidad.

Como es habitual en mi, debo ya bajarme de las ramas a las que me he encaramado, para regresar al verdadero objetivo de este comentario. Es, pues, una buena noticia, como decía al principio de este escrito que, desde la casa real nos llegue la nueva de que, SM el Rey y el Príncipe Felipe, hayan decidido aplicarse un recorte de un 7'1% de sus respectivos salarios. No es particularmente relevante este ahorro en los PGE ( se habla de unos 100.000 euros)por ser una cifra poco significativa, sino que lo ejemplificante es que, el monarca, haya querido situarse al nivel de su pueblo, si no en cuanto al efecto real ( vaya, ya lo he dicho) del recorte, que me temo no le va a quitar el sueño a SM, sino más bien por lo que puede significar para la casa real recuperar un poco del prestigio que, las sucesivas meteduras de pata de alguno de sus miembros, habían dañado de forma casi irrecuperable. Bien, como se dice, bien está lo que acaba bien y, en este caso, el Rey parece que ha dado en la diana.

Sin embargo, tenemos la impresión de que en el tema del CGPJ, pese a las medidas que estaba dispuesto a aplicar el señor ministro de Justicia, señor Gallardón; cuando se trata de la elección del nuevo presidente de la institución que ( no acabo de entender el por qué tiene que serlo a la vez del TS), el PP han vuelto a caer ante las combinaciones de los progresistas, en este caso representados por la activista profesional que tienen situada entre ellos, la señora Margarita Robles, destacada progresista de pro, que siempre ha sabido trabajar para que la politización de la entidad haya sido evidente, incluso para los españoles de a pie que no figuramos en su círculo de amistades. Un nombramiento de un presidente ad hoc para los intereses de la izquierda, que les asegura a los Jueces para la Democracia y otros grupos progresistas, que la interpretación de las leyes, una vez más, dependa de la tendencia ideológica de aquellos sobre los que deba recaer la función de aplicarlas.

El señor Gonzalo Moliner no es persona sobre cuyas ideas políticas se tenga la menor duda. Si lo que se buscaba era un representante genuino que pudiera actuar con completa imparcialidad en su cometido, mucho nos tememos que este magistrado que, desde el inicio de su carrera judicial se ha destacado por su perfil netamente progresista y del que se sabe que es un crítico destacado de las medidas de austeridad tomadas por el gobierno del señor Rajoy; no cumple, ni de lejos, con los requisitos demandados, al menos, desde el punto de vista del interés de la Justicia. Por desgracia, durante los últimos años, el poder Judicial no ha conseguido ganarse la fiabilidad de los españoles La gran discrecionalidad que la ley les otorga a los jueces y magistrados de lo laboral, ha contribuido, sin duda, a que muchas resoluciones dictados por ellos hayan tenido una clara impronta progresista que no siempre ha coincidido con la Justicia. Un cargo de la enjundia del de Presidente del CGPJ debiera recaer en un miembro de la carrera judicial de más enjundia y evidente imparcialidad política. Puede que el señor Gallardón no haya acertado con el nuevo proyecto del CGPJ de modo que ha logrado haya sido la crítica de la misma APM (Asociación Profesional de la Magistratura) que ahora lo tacha de querer dirigir políticamente a la institución.

Mucho nos tememos que el PP, quizá agobiado por los graves problemas que le han caído encima y por algunos errores que ha cometido de su propia cosecha; haya emprendido una reforma precipitada fruto de una idea poco madurada por el señor Gallardón, un ministro egocéntrico al que, a veces, le puede su orgullo. Sin embargo, no coincido con la opinión de la APM en cuanto a que el actual Gobierno pueda valerse del CGPJ para sus propios intereses, más bien la elección del señor Moliner, como factotum de la entidad y presidente del TS, más bien parece una victoria del sector progresista más afín al PSOE y a IU, con la señora Margarita Robles a la cabeza. Sin dudar de la buena fe y de los méritos que, sin duda, asisten al nuevo gobierno del señor Rajoy, echamos de menos a alguien que sepa manejar los hilos que unen a todos los miembros del Ejecutivo, que sepa templar gaitas y que aúne y canalice todas las declaraciones de los ministros que, en ocasiones, dan la desagradable sensación de que cada cual tira por su parte, aunque, seguramente, sólo sea una apreciación que, no obstante, transciende a muchos ciudadanos. O esta es, señores, mi impresión sobre este tema.

Miguel Massanet Bosch

0 comentarios en “Quisicosas sobre el Rey y el CGPJ (por Miguel Massanet Bosch)”

  1. negociación en opciones binarias dice:
    agosto 24, 2012 a las 2:22 pm

    Lo mas importante por los ciudadones es tener alguien que ellos pueden confiar en el ou ella.
    No importa de quel lado del mapa politica es esa persona, pero como se occupa a los ciudadones y sus problemas.

    Responder

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