Yo defendería la ley, aunque no fuera más que para protegerme de mi mismo.
Thomas Moore (1.779-1852) fue, además de un conocido poeta romántico, traductor, cantante y compositor de baladas populares; monje de una comunidad católica durante 12 años. A él se le atribuye la anterior frase, sobre la necesidad de la existencia de leyes. Es posible que, en ocasiones, confundamos democracia o régimen democrático con una especie de bula que se les da a los ciudadanos, para moverse en un mundo sin reglas en el que puedan ejercer sus deseos sin límites y actuar según sus más primitivos instintos, dentro de una sociedad muchas veces idealizada en la que ausencia del mal debiera ser premisa inexcusable.
Sin embargo, como nos trasmitió juiciosamente Geotges.Duhamel en su "Jardín de las bestias salvajes": "No movemos la extremidad de nuestro dedo meñique sin que hagamos daño a alguien". Así es este mundo en el que vivimos y así ha sido desde que, Adán y Eva, fueron lanzados fuera del Paraíso. Toda utopía basada en una confianza ciega en la humanidad y en la bondad de la raza humana, queda desmentida para la cruda realidad que nos lleva al convencimiento de que, para que en una sociedad reine el orden, la convivencia y la paz, lo primero que es preciso es que se haya dotado de unas normas y, además, que exista alguien con poder suficiente para hacerlas cumplir. Todo lo contrario, señores, son puras ensoñaciones metafísicas, que están fuera de lugar en un planeta en el que las discordias, las guerra, las desigualdades, la desolación y la opresión son, desgraciadamente, las prácticas más corrientes.
Por todo esto, cuando los ciudadanos de a pie, acongojados por las desgracias que se vienen abatiendo sobre nuestra patria; sorprendidos de que nuestros políticos no hayan sido capaces de ponerse de acuerdo para suspender las hostilidades y enfrentarse, juntos, al incierto porvenir que se cierne sobre los españoles y, admirados de que todavía se estén suscitando reyertas internas, carentes de toda lógica, entre las distintas comunidades que forman este gran país que, hasta hoy, ha venido siendo España; no podemos dejar de lamentarnos de que, algunos iluminados, que siguen viviendo en la época feudal y, lo que es peor, siguen pensando que las tierras, los hombres y las haciendas continúan rigiéndose por el régimen feudal anterior a la unificación de España en el año 1.492, cuando Castilla y Aragón unieron sus dos reinos( Catalunya, por entonces no era más que una parte de lo que era el reino de Aragón); en uno de los momentos más críticos de nuestra Historia, empiecen a creerse que Dios les ha confiado la misión, como lo hizo con Moisés, de salvar a los catalanes del "omnímodo y opresor" poder de España, argumentando que, hasta ahora, han sido explotados "ignominiosamente", por el resto de autonomías del reino.
Escuchar al señor Mas repetir, una y mil veces, con una cadencia cansina y absurda, que lo que vale es la "democracia" y el "poder de decidir por si mismos" y que, unos cuantos millones de personas ( no todas por supuesto), puedan imponer su criterio sectario a todo el resto de la nación española suena, como menos, a una contradicción como, sin duda, lo es el que, con una mano intenten que España les solucione sus problemas financieros y económicos, mientras con la otra se dedican a propinarle sonoras bofetadas. Por ejemplo, hoy, el periódico "oficial" del separatismo catalán, La Vanguardia del señor Godó, se ha empeñado en comparar el problema de financiación de sus trenes de cercanías, quejándose de que la red de Madrid sigue "poniéndose al día" y los hay que se quejan de que, el famoso corredor del Mediterráneo siga suspendido sine die.
No obstante, a nadie se le ocurre preguntarse qué han hecho los gobernantes catalanes para que, en el caso de que las circunstancias económicas del país, el Gobierno de España se sintiera predispuesto a ayudar a Catalunya en detrimento de Madrid. Seguramente el señor Mas, aparte de haber conseguido del Estado Central la friolera de 5.030 millones de euros, para paliar su deficiente situación de endeudamiento, al que son incapaces de hacerle frente desde la Generalitat, o de que, el señor Rajoy, indignando a toda la derecha que lo votó, se haya humillado a ofrecer diálogo para intentar llegar a un acuerdo; se debe haber creído que haciéndose el gallo, insultando al gobierno y al propio Rajoy y lanzando al pueblo catalán, con mentiras, falsas promesas y aspiraciones separatistas, en las que cada día se reafirma más, y falta del sentido de la realidad, en contra del resto de españoles, a los que se los pinta como los verdaderos culpables de que Catalunya se encuentre con 800.000 parados, 42.000 millones de endeudamiento y una grave situación de tesorería; lo que no les impide afirmar, con la mayor desfachatez que, si les dieran la independencia, pronto serían una de las naciones más ricas de Europa. Lo que no dicen, por supuesto, es como lograrían resolver la cuadratura del círculo y de donde iban a sacar el dinero, fuera de la CE, para poder atender a 7 millones de catalanes, su Seguridad Social, sus pensiones y sus medicinas.
Conviene recordarles, a estos señores, que entre el 2007 y el 2010, la CE, le transfirió a Catalunya más de 7.000 millones de euros. Hoy, si se independizaran de España, aparte de quedarse sin moneda, sin el mercado español y sin las ayudas de Europa; se encontraría ante la dificultad de exportar sus productos teniendo en cuenta que debería pagar aranceles para poder negociar con cualquier país europeo. Europa, señor Mas, por mucho que usted intente engañar a sus fanáticos, ha dicho, por activa y por pasiva, por medio de todos sus ministros de asuntos exteriores que Catalunya no tiene la menor probabilidad de entrar en la CE, algo que, en el mejor de los casos debería ser aprobado por la unanimidad de las naciones integradas en la UE.
La carrera suicida emprendida por Mas y sus colaboradores ha llegado demasiado lejos, lo mismo que el lenguaje empleado en los mítines de CIU, cada vez con un tono mas elevado y menos respetuoso con las instituciones españolas. Por ejemplo, el señor Oriol Pujol, el veterinario hijo de don Jordi (el verdadero inductor y el que maneja detrás de las candilejas, todo este cotarro) no ha dudado en calificar a SM el Rey de "haber tomado partido frente al independentismo" algo que, por lo visto, según él. no ha ocurrido con don Felipe que, por lo visto, sí lo aceptaría. Pero, señores, lo que de verdad subyace debajo de esta traca de verdaderos fuegos artificiales políticos, es la evidencia de que, cada día que pasa, aumenta, en el pueblo catalán, la crítica a la gestión del Govern catalán lo que hace pensar cómo reaccionaría, en el caso de ser independientes.
En un sondeo de hace dos semanas, elaborado por la empresa Feedback la nota media para valorar la gestión del Gobern que, entonces, estaba en un 4'94, ahora, apenas llega al 4'39. Y es que los catalanes valoran como mala/muy mala, la gestión del señor Mas y sus acólitos al frente de la Generalitat, en un ¡92'2%! Y sólo un 2'2% la consideran buena/muy buena ¿Y con estos datos estos separatistas pretenden tirarse a la piscina y romper amarras con España? Sólo los locos o los más sectarios y cerriles son capaces de embarcarse en esta nave que hace aguas por los cuatro costados. Pero es preciso que España no ceda ni un milímetro en su postura constitucional para que, de una vez por siempre, las aspiraciones separatistas queden truncadas para siempre. O así es, señores, como entiendo este grave problema de unidad y solidaridad.
Miguel Massanet Bosch
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