Alisa Zinóvievna Rosenbaum filósofa y escritora estadounidense, de origen ruso, que vivió en el pasado siglo XX, utilizaba el seudónimo Ayn Rand, para sus escritos. Sostenía que el hombre debe elegir sus valores y sus acciones mediante la razón. Ella hablaba así sobre el derecho a defenderse: "Todas las razones que hacen que el inicio de fuerza física sea un mal absoluto, hacen que el uso defensivo de la fuerza sea un imperativo moral. Si una sociedad "pacifista" renunciase al uso defensivo de la fuerza, quedaría indefensa a merced del primer matón que decidiese ser inmoral". Y es que resulta incomprensible esta ojeriza que las izquierdas mantienen contra una pequeña nación, Israel, un país que se ha hecho a si mismo y, cuyos integrantes han debido soportar el maltrato, la opresión y la tiranía de aquellas naciones en las que estuvieron desterrados. Posiblemente, por levantar las envidias de aquellos que eran incapaces de alcanzar su grado de rendimiento, inteligencia, cultura y laboriosidad.
Ni que decir tiene que, en España, una nación que tiene sobre su conciencia el haber expulsado a toda la comunidad judía, que llevaba siglos asentada en ella, aportando su cultura, su arte, su orfebrería y su habilidad para el comercio; ha sido objeto por parte de la izquierda socialista y comunista; seguramente por compartir, en este aspecto, las ideas nacional socialistas de la Alemania nazi de Adolf Hitler, sobre el sionismo. No han querido considerar los traumas por los que han tenido que pasar los judíos durante siglos incluido el genocidio a cargo de los nazis; las peripecias y agresiones de los primeros años del nuevo estado de Israel y los constantes ataques que se vieron obligados a repeler, desde las naciones vecinas, para intentar hacerles abandonar el país que la Comunidad Internacional les había cedido para que pudieran lamerse las heridas e iniciar una nueva vida en paz. Un pueblo siempre obligado a mantenerse a la defensiva, en clara inferioridad respecto a las naciones que lo rodean y que ha tenido que armarse hasta los dientes, a pesar de su pobreza, para poder subsistir a las graves amenazas a las que está sometido.
Es probable que el gran desconocimiento que existe en nuestra nación de la historia de Oriente Medio y el fruto de la propaganda que, una parte de la izquierda española, ha hecho de la causa palestina, haya inducido a un sector importante de la ciudadanía a creerse que, el estado de Israel, es un núcleo de militares mercenarios dispuestos, a la menor ocasión que se les presente, de lanzarse sobre sus vecinos con ánimo de ensanchar sus fronteras. No obstante, esta idea queda fácilmente desmentida si se tiene en cuenta que, desde el mismo momento en que en 1.948, en la antigua Tierra de Israel, se declaró el estado independiente de Israel tuvieron que defenderse de la invasión de Egipto, Siria, Transjordania, Irak y el Líbano, que invadieron al nuevo estado. El espíritu indomable del nuevo pueblo sionista, su habilidad en la guerra y el rendimiento que le supieron sacar a su armamento improvisado, hicieron que, una vez más, David venciera a Goliat y las fuerzas atacantes fueron rechazadas de modo que el Tzahal ocupó, en su contraataque, parte de las naciones que les habían agredido. En el armisticio que se celebró el 1949 Israel consiguió un incremento territorial del 50% a costa de las cuatro naciones atacantes.
Pero poco les duró a los israelíes la tranquilidad, porque en 1.956 la nacionalización del canal de Suez por Egipto y la prohibición dictada por el general Nasser de la circulación de los barcos que traían provisiones a Israel por dicho canal dio lugar a la reacción fulminante de Israel que ocupó la franja de Gaza y la península del Sinaí, en una operación relámpago en lo que se conoció como la "Guerra del canal de Suez". En 1967 Nasser volvió a las andadas, acumulando un importante ejército en la fronteras con Israel, de nuevo, en lo que conoció como la "Guerra de los 6 días", el Tzahal le infringió a Egipto una vergonzosa derrota en la que se aniquiló la mayor parte de la aviación egipcia. En marzo del 1.978 ante los continuos ataques de las guerrillas palestinas (Hezbolá) desde el Líbano, Israel se vio precisado a ocupar la parte sur de dicho estado, en un intento de librarse de los terroristas. No bastó y el FLP siguió atacando desde el Líbano a Israel, a la vez que se enfrentaba con las tropas cristianas de dicha nación, lo que dio lugar a que, en junio se 1.982, Israel volviera a invadir el sus del Líbano para eliminar a los del FLP.
Si parece que, por parte del actual presidente de la ANP ( un antiguo terrorista de Fatal, instigador de los asesinatos de los olímpicos israelíes den Munich y culpable de la masacre de Ma'alot ) Mahmud Abbas, hubo un tiempo en que fue partidario de una relajación de la tensión con los judíos, algo que, a pesar del acuerdo de Camp David no llegó a cuajar a causa de que los terroristas de Hamas nunca quisieron abandonar las armas y no han dejado de hostigar a Israel, mediante continuos ataques y lanzamientos de cohetes desde la franja de Gaza. A pesar de las advertencias EE.UU y de algunas naciones de occidente, los intentos de obligar a los terroristas a mantener la neutralidad han sido infructuosos, lo que ya obligó al Tzahal a entrar en varias ocasiones en la franja de Gaza para castigar a los terroristas que atacaban desde sus bases en aquel territorio a Israel. Ahora, sin embargo, la tensión ha aumentado ya que, en esta guerra sorda que se mantiene entre ellos e Israel, se ha dado un paso más hacia la confrontación directa, desde el momento en que una serie de cohetes lanzados por Hamas han causado la muerte de varios ciudadanos judíos. La represalia ha sido contundente y los raids aéreos israelíes han eliminado a varios dirigentes de Hamás, lo que ha elevado la el clímax prebélico en aquella región.
Y aquí entran en liza los políticos que, desde la ONU (un organismo donde se reúnen y se da trabajo a todos los progres del mundo) vuelven a sus habituales condenas contra la "amenaza israelí", sus advertencias pacifistas y sus apoyos a los palestinos, sin querer admitir que siempre parte de ellos la provocación al pueblo judío. Una vez más el "pacifismo" de opereta; la defensa de los terroristas y la magnificación de los efectos de los contraataques del ejército de Israel, crean una falsa impresión de indefensión, convenientemente aderezada con la exposición de víctimas civiles, supuestamente causadas por las bombas israelíes. Según el Art. 51 de la Carta de las Naciones Unidas todo país tiene derecho a la defensa de su territorio y, si observamos los hechos históricos que han jalonado la existencia del estado de Israelí, seguramente no hallaremos parangón con ninguna otra nación en cuanto a los sacrificios, las horas de terror, la entrega y el valor de estos judíos, que van a sus ocupaciones cotidianas con el arma debajo el brazo para estar siempre dispuestos, como está ocurriendo estos días, a que se les llame para defender a sus familias y a su patria de una banda de terroristas ineptos, incapaces de organizarse, poco amantes del trabajo y siempre dispuestos a darle gusto al gatillo, aunque ello suponga masacrar a personas inocentes.
Ustedes pónganse, por un momento, en el puesto de este heroico pueblo, que ha conseguido, con su esfuerzo, sacrificio y su reconocida inteligencia, convertir lo que era una zona desértica en un jardín agrícola y un emporio de técnica, progreso y desarrollo y vean, no obstante, a los otros, anclados en su deriva teológica y sin dar un palo al agua. No hay posible comparación. O así es, señores, como veo yo esta cuestión.
Miguel Massanet Bosch