"No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea práctico".
Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
Algunos somos incapaces de entender el porqué determinados periódicos y periodistas parecen empeñados en denostar a nuestra actual Constitución. Resulta paradójico que haya quienes están empeñados en que se lleven a cabo modificaciones en su contenido, sin precisar los puntos que consideran que deben de ser modificados. Sin embargo, mucho nos tememos, si tenemos en cuenta las ideas que se manejan por ciertos periodistas de probada tendencia izquierdista, es que lo que, en realidad, quisieran es establecer una suerte de gobierno, nada parecido al democrático, donde se le diera todo el poder a aquellas minorías que pretenden convertir sus particulares ideas revolucionarias; sus imposiciones anarquistas o sus sectarismos de tipo bolchevizante, a toda la nación; aunque ello no fuera más que olvidarse de los dictámenes de las urnas, hacer tabula rasa de la voluntad mayoritaria para recurrir al viejo sistema absolutista y totalitario, del que la Historia nos ha dado tantos ejemplos y que, por desgracia, sigue dando sus "frutos" cubriendo al planeta de luchas, guerras, revoluciones y miseria.
Es obvio que una Constitución, como la que nos dimos, mayoritariamente, los ciudadanos españoles en el año 1.978; una Carta Magna en la que se establece con claridad ( otra cosa son las veleidades del Tribunal Constitucional, empeñado en legislar por su cuenta, en lugar de leerse el texto y hacer que lo cumplan sus normas en toda la nación) cuales son los derechos y los deberes de los ciudadanos españoles, cuales los del gobierno de la nación y cuales los de las distintas instituciones que forman parte del Estado. Resulta chusco escuchar a determinados representantes de la prensa izquierdista esgrimir argumentos a favor de que se permita la relajación del orden público, a favor de toda clase de manifestaciones, algaradas, desmanes callejeros, ataques personales y críticas a las fuerzas del orden público (nada más porque cumplen con su deber). No logramos que estos críticos pertinaces nos expliquen cuál es la clase de democracia que pretenden que aceptemos; no nos entra en la cabeza que, cuando un país les cede el voto a sus ciudadanos para elegir a un gobierno por un periodo de 4 años, se le impida al nuevo Ejecutivo actuar, según sus propias convicciones políticas, cuando ha obtenido de las urnas una aplastante mayoría absoluta. Es paradójico que, aplicando un razonamiento absurdo y fuera de lugar, los perdedores pretendan que, el nuevo gobierno, acepte aquellos mismos postulados que han sido, precisamente, los que han movido a los ciudadanos a votar a otra formación política.
Por eso nos es imposible aceptar que, cuando el Gobierno de la nación legisla en un determinado sentido; cuando, siguiendo su propia ideología, efectúa cambios en el sistema de enseñanza; exige que se cumpla la Constitución en sus propios términos, como ocurre en materias tan importantes, para el pueblo español, como son la posibilidad de que los jóvenes, de cualquier autonomía, puedan estudiar en el idioma del Estado, puedan recibir las asignaturas trónchales con el mismo contenido unificado para todo el territorio nacional, sin que la enseñanza se convierta en una torre de Babel en la que los distintos idiomas locales o la especial concepción que, en una determinada parte de país, pudieran tener de la Historia, por ejemplo, puedan redundar en que la Historia de España pueda ser distinta según la región en la que se imparta.
Lo cierto es que, viendo lo que estos días está ocurriendo en Cataluña, observando la forma en la que los políticos catalanes han valorada, sin querer entrar en el detalle de su contenido, la nueva Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), que ha puesto sobre la mesa el señor Wert y comprobando las maneras inconvenientes y las malas formas con las que la representante del Gobern catalá, la consellera Irene Rigau, se ha comportado, abandonando la sala de reuniones en la que todas la comunidades autónomas estaban analizando el contenido de la nueva norma; no nos queda más remedio que llegar a la conclusión de que, la Generalitat, sigue en sus trece de mantener el catalán como lengua principal y vehicular de Catalunya, al mismo tiempo que, a pesar de sus declaraciones respecto a que se cumplen con las obligaciones de impartir el castellano; la realidad es que se siguen poniendo todos los obstáculos para evitar que los alumnos que piden estudiar en castellano lo puedan hacer.
No es cierto que la ley del señor Wert ponga el peligro el idioma catalán; no lo es que se pretenda que el castellano destruya la cultura propia de Catalunya y tampoco lo es que ello signifique una intromisión en las facultades de la Generalitat, antes al contrario, lo único que, de verdad, se está intentando es defender los derechos constitucionales, claramente especificados en la Carta Magna, que les corresponden a los padres de poder pedir que se imparta la enseñanza a sus hijos en castellano, sin que ello sea óbice para que también estudien en catalán. Lo que sucede es que la prensa catalana, entre ella el periódico del señor Godó, La Vanguardia, vienen poniendo toda la carne en el asador para crear un clima de victimismo, para extender la especie, rotundamente falsa, de que España roba a Catalunya. Falacias y más falacias encaminadas a convencer al pueblo catalán de que fuera de España estarían mejor. ¿Es que ya nadie se acuerda de cuando el señor Mas y sus adláteres nos creían hacer creer que Catalunya seguiría en Europa?, o ¿es que nos hemos olvidado cuando afirmaban que pronto sería uno de los países más ricos de toda Europa?, O ¿ cuando afirmaban que los catalanes se podían valer por sí solos, sin necesidad del apoyo de la nación española?.
Pues tomen nota: el rescate total de Catalunya en el 2012, alcanza los 12.000 millones de euros. El dinero que el Estado español ha inyectado para evitar la quiebra de la Generalitat y sus cajas supera los 17.000 millones de euros, y el señor Mas y su gobierno ha sido incapaz de cumplir de reducir su déficit al 1'5 % del PIB y la liquidez extra aportada a la Administración del señor Mas asciende a 11.680 millones de euros y a las cajas catalanas se acerca a los 5.817 millones de euros. ¿De dónde se saca la idea de que el Estado no ayuda a Catalunya a cumplir con sus compromisos de deuda o a pagar sus famosos Bonos patrióticos, como ocurrió recientemente cuando se le transfirió a Catalunya, para que pudieran atender al pago del vencimiento e intereses de tales deudas, un total de mas de 2.800 millones de euros. Lo que sucede es que, el gobierno catalán, se ve incapaz, a pesar de los recortes llevados a cabo en enseñanza y sanidad, de poder cumplir con su compromiso de reducir el déficit.
Pero, a pesar de todo ello, no son pocos los han criticado la exhibición de banderas españolas en la manifestación de Colón en Madrid y en la de Barcelona. ¿Cómo es que a ninguno de estos "sagaces" reporteros, no se les ocurrió criticar a los manifestantes que salieron a la calle el 11S, exhibiendo las banderas " esteladas" o las republicanas? O ¿es que los patriotas españoles no tienen los mismos derechos que los "patriotas" catalanes de salir a las calles a reivindicar sus derechos como españoles? De repente a los ciudadanos catalanes les han entrado las prisas por separase de España sin tener en cuenta el fracaso de Mas, que perdió 12 escaños en lugar de obtener la mayoría absoluta. Ahora se agarra a ERC para convocar el referéndum ilegal. ¡Cuidado con darles más cuerda, porque ya no se podrá recuperar! Al menos, señores, esta es mi impresión al respecto.
Miguel Massanet Bosch
El gobierno en Esapana pasa unos anos muy dificiles, une crisis dificil y larga.
Los cuidadones no creen en su gobierno por caso de la crisis.
Esta relacion debe ser areglada ahora.