Eurípides, siglo VI a.C. fue uno de los grandes poetas griegos, junto a Sófocles y Esquilo, de él se dice que poseía una de las mejores bibliotecas privadas de toda Grecia. A este personaje le debemos una de las frases recogidas en sus poesías, Fragmentos, del siguiente tenor: "A aquel al que los dioses quieren destruir, primeramente lo enloquecen". Y no se puede calificar más que de locura las circunstancia por las que está pasando nuestro país, en unos momentos verdaderamente críticos para su supervivencia como tal, cuando nuestra cámara de la representación popular, nuestro Congreso de Diputados vuelve a recordarnos aquellos tiempos, de amarga memoria, en la que los diputados de izquierdas y derechas se enzarzaban en violentas discusiones que se solían traducir en amenazas y acusaciones mutuas que, lamentablemente, acababan por trasladarse a las calles, en las que las pistolas hacían su trabajo. Un periodo que, con la llegada de la República del Frente Popular, con su heroína, La Pasionaria, en Febrero de 1.936 y los raids de los criminales de la FAI y la CNT, asesinando y robando a los ciudadanos de derechas o a los religiosos y religiosas, con quema de iglesias y profanación de tumbas; llegaron a crear un clima tan irrespirable que fue preciso que el Ejército tomara cartas en el asunto en el 18 de ju8lio de 1.936, en el que se inició la Guerra Civil Española.
Es posible que, para muchos, estas crónicas les resulten cosas pasadas y, no es raro que, para la mayoría de los actuales ciudadanos españoles les cueste recordar que, en efecto, hubo una contienda entre españoles que supuso casi un millón de víctimas entre rojos y nacionales, que así era como se denominaban los unos a los otros beligerantes. Los que ya tenemos una edad para poder contemplar los acontecimientos desde una perspectiva lejana y hemos vivido, siendo niños, aquellos nefastos acontecimientos, como protagonistas involuntarios de aquellas épocas de miseria que siguieron al final de la guerra; no podemos evitar sentir un estremecimiento de preocupación, un preaviso de alerta, cuando observamos atónitos como, algunas de aquellas situaciones parece que se vuelven a reeditar y, lo que fueron los Macia y Companys de aquellos años de revolución y caos; parece como si resurgieran de nuevo de sus cenizas, para reencarnarse en los Mas, Pujol, Durán y los extremistas del nacionalismo más intransigente y desnortado, los de ERC, los nuevos herederos de las famosas "milicias antifascistas" que asumieron el mando de la Generalitat ante la impotencia de un desbordado señor Companys.
Si nos hubiera faltado algún argumento; si hubiéramos tenido alguna duda o sintiéramos la tentación de mantener nuestro optimismo sobre el porvenir que les espera a España; estos días, señores, hemos dejado de tenerlos y ya no hay nadie que nos pueda convencer de que si no se pone, de inmediato, solución a este estado de cosas, no se toman medidas encaminadas a evitar que la revolución que se está gestando en Catalunya no pase a más, para impedir que se extienda a otras autonomías, especialmente la vasca. Es posible que el Gobierno del señor Rajoy quede marcado para la Historia con el San Benito de haber sido el que permitió la desmembración de la nación, cuando ya se ha cumplido el quingentésimo aniversario de la unidad de España.
Y es que, señores, lo que tuvimos que presenciar en la última sesión del Parlamento; la forma en la que algunos grupos políticos representantes de simples minorías se dirigieron al ministro de Cultura, señor Wert, un ministro de España y la pasividad del PSOE permitiendo, sin protestar, que aquellos que lo único que pretenden es separarse de España y mantener en Catalunya una ley férrea que impida a los ciudadanos, que quieran libremente expresarse, escribir, rotular, estudiar o cantar en castellano, que puedan hacerlo. Para el señor Durán es una vergüenza que los niños en los patios de los colegios hablen en castellano ¿Y si hablan en ruso o en checoslovaco qué pensaría usted? ¡Ah, señores! entonces a este caballero, seguramente, le parecería de perlas; porque no es que pretendan que el catalán sea la lengua oficial de Catalunya y que pueda usarse, como ya ocurre, sin cortapisa alguna, sino que lo que buscan es ensañarse con el castellano, un idioma que para ellos representa lo que ellos creen que está ocurriendo y es la "opresión" que España ejerce sobre una Catalunya sometida al "imperialismo español".
Sin duda que esta táctica la llevan poniendo en práctica desde los tiempos de Jordi Pujol, verdadero instigador en la sombra de toda esta movida separatista. La famosa "inmersión en catalán " no ha tenido otro objetivo que preparar a los niños, adoctrinarlos y educarlos en un odio a España, para que, cuando llegara el momento – alguno ha pensado que ya ha llegado – contaran con el apoyo suficiente. Los alemanes, pretendieron, con los experimentos del Doctor Menguele y las famosas Napolas, con niños uniformados con el distintivo de la "runa", inspirado en las SS, en el brazo izquierdo, crear una raza de superhombres. ¿No les recuerda a ustedes lo del ADN de los vascos que los hace superiores? Sin duda, el caso del nacionalismo catalán está inspirado en la convicción de que son superiores al resto de españoles ¿No será porque, gracias a los millones de españoles que vinieron del resto de la península consiguieron medrar? En todo caso, lo cierto es que los insultos del señor Bosch de ERC o del señor Coscubiela de IVC o las desafortunadas y sectarias palabras del señor Durán, en su papel de comendador, amonestando al Gobierno de la nación por no "portarse bien" con Cataluña y los catalanes; han dejado claro lo que se puede esperar de intentar dialogar con ellos; de irse con pamplinas, como viene haciendo el señor Rajoy, aconsejado por esta señora Sánchez Camacho que ahora habla de que "los idiomas de las comunidades deberían enseñarse en toda España" ¿ Pero en qué está pensando esta señora?, ¿ Quién fue el que tuvo la "feliz idea" de ponerla como presidenta del PP catalán?
Y aquí estamos, tragando quina con los calzones bajados y una mano delante y otra detrás, esperando que alguien salga en defensa de España, alguien que no se arrugue, que no crea que dialogando o cediendo un poco ya tendrá solucionada la papeleta. ¿En qué están pensando nuestros gobernantes? Y ¿ nuestras instituciones no tienen otra cosa que decir que permanecer callados a hacer tímidos intentos de pedirle al Gobierno que haga que el señor Wert o el señor Gallardón, modifiquen las leyes que, con tanto acierto, van a aprobar en el Parlamento… o ¿acaso acabarán por retirarlas, disfrazarlas o modificarlas? para que, al fin y al cabo, acaben "descafeinadas" y no sirvan más que para perpetuar el mismo estado de cosas, para que catalanes y vascos sigan su camino hacia la independencia. Huelgas, algaradas, manifestaciones y partidos, como el PSOE, perdidos en luchas internas que son incapaces de apoyar al PP en su lucha para sacar a España de la grave crisis en la que se halla, antes bien, incluso en el tema catalán se muestran cautos y miran hacia otro lado, porque lo que buscan es perjudicar a España para así vanagloriarse de ser los únicos capaces de salvarla, cuando fueron ellos, y nada más que ellos, quienes nos han hundido en el cieno de sus errores.
¿Qué pensará, en estos momentos el señor Rajoy? ¿Acaso seguirá de Don Tancredo esperando que escampe la borrasca, sin inmutarse? Le recuerdo que dispone de mayoría absoluta en la cámara y de la Constitución, que sigue vigente. ¡A ver como utiliza ambos instrumentos! O esta es, señores, mi manera de enfocar tan penoso episodio.
Miguel Massanet Bosch