José Pablo Ferrándiz (Publicado en Metroscopia-El País, aquí)
El 20 de diciembre se cumple un año de la investidura de Rajoy como presidente del Gobierno tras su
arrollador triunfo en las elecciones generales celebradas el 20 de noviembre de
2011. Desde entonces, tanto el apoyo electoral al PP como la imagen ciudadana
del Presidente y sus Ministros se han venido desgastando mes a mes según han
reflejado los datos de las 12 oleadas del Barómetro del Clima Social
que Metroscopia realiza para EL PAÍS.
Estimación de resultado electoral: en la primera oleada del
año —la de enero, llevada a cabo menos de dos meses después de las elecciones
generales— la estimación más probable de resultado electoral para el PP en el
caso de unas nuevas elecciones generales atribuía a los populares un 46.4 % de
los votos, es decir, casi dos puntos más que lo conseguido en los recién
celebrados comicios. La última estimación del año —la correspondiente a
la oleada de este diciembre— daba al PP el 31.3 % de los votos: 13.3 puntos
menos que el resultado de 2011 y un descenso de algo más de 15 puntos con
respecto al porcentaje estimado a primeros de año.
Fidelidad de voto: el 20 de noviembre de 2011 el PP obtuvo
casi 11 millones de votos, el número más elevado logrado por los populares en
cualquier otra elección. Dos meses después —en la oleada de enero— un 86 % de
esos votantes decía que volvería a votar a los populares en caso de unas nuevas
elecciones. Una pérdida de voto no muy elevada y que no debería sorprender
máxime si se tiene en cuenta que —según la estimación de Metroscopia— alrededor de un millón doscientos
mil votantes del PP en aquellas elecciones provenían de antiguos votantes
socialistas (es decir, eran votantes con una menor vinculación emocional y
afectiva hacia el PP y por ello más fácilmente desenganchables del apoyo al
Gobierno). Sí debería sorprender, por el contrario, que 11 meses después ese
porcentaje que volvería a votar al PP sea solo del 49 %, es decir, en estos
momentos solo uno de cada dos votantes populares repetiría su
voto. Una fracción significativa —y creciente— del electorado popular
se ha ido desmovilizando mes a mes. Con toda probabilidad, el impacto mediático
y social de las medidas de austeridad adoptadas por el Gobierno
del Rajoy está propiciando una ocultación (pero no necesariamente —al menos
todavía— una huida) de parte de los votantes populares. En estos momentos son
más los votantes populares que se manifiestan indecisos o propensos a la
abstención que los que afirman que votarían a otro partido—, pero en modo
alguno debe descartarse que estas dudas que ahora manifiestan se ahonden y
consoliden en los meses venideros —especialmente si la situación económica
siguiera sin mejorar y si las políticas de austeridad se incrementasen— y acaben
optando por alejarse electoralmente del PP (bien hacia la abstención, bien hacia
otro partido).
La imagen de Rajoy y de su Gobierno: tanto la evaluación de
la labor de Rajoy como Presidente como, sobre todo, la confianza que es capaz de
inspirar, han sufrido un fuerte descenso a lo largo de este año, y no solo entre
el conjunto de la ciudadanía sino también entre su propio electorado. Un
descenso lento pero continuo que se aceleró y profundizó a partir del mes de
julio, después de que el Presidente anunciara en el Congreso de los Diputados
las medidas que tenía pensado adoptar para luchar contra la crisis económica.
Unas medidas que eran rechazadas por un 62% de los ciudadanos y un 30% de los
votantes del PP, según un sondeo de urgencia realizado por Metroscopia horas después de
ser anunciadas. Fue, también, a partir de entonces cuando la impresión de
conjunto del Gobierno se hizo más negativa de lo que ya era entre el conjunto de
los españoles y cuando entre los votantes populares aumentaron sustancialmente
quienes se mostraban críticos con el Ejecutivo. Por otro lado, durante los
primeros meses, todos los Ministros del Gabinete de Rajoy lograron que la
evaluación ciudadana de su gestión arrojara un balance positivo (eran más
quienes la aprobaban que quienes la desaprobaban). Pero a la altura del mes de
junio, todos los Ministros aparecían con un saldo negativo que han ido
arrastrando — y que en la mayoría de los casos se ha agudizado— hasta este
último mes del año. El ministro de Cultura, José Ignacio
Wert, es el único que no ha gozado en ninguna oleada de un saldo positivo a
su gestión por parte del conjunto de los españoles.
La improvisación: fue uno de los principales caballos de
batalla de Rajoy contra Zapatero durante los últimos meses del Gobierno de este
último. El ahora Presidente achacaba gran parte de los problemas que tenía
nuestro país a la falta de planificación del anterior Ejecutivo. De ahí, que
durante la campaña electoral de 2011 y en varios momentos de este su primer año
como Presidente, Rajoy insistiera en que sus decisiones iban a estar lejos de la
improvisación. Unas palabras que no han logrado convencer a la opinión pública
española: solo durante el primer mes de este año han prevalecido los ciudadanos
que pensaban que el Gobierno del PP tenía un plan. A partir de ese momento —y
con una tendencia ascendente según transcurría el año— han sido más numerosos
quienes opinan que el Ejecutivo ha ido improvisando sobre la
marcha.
La situación económica: en enero de este año un 94 % de los
españoles calificaba negativamente la situación económica de nuestro país, un
porcentaje muy elevado pero no muy superior (en algún caso incluso algo
inferior) al que se había registrado en el último cuatrimestre de 2011. No
obstante, según ha ido avanzando el año este porcentaje ha ido en aumento hasta
llegar a un 98 % en diciembre de 2012, el porcentaje más elevado de los últimos
20 años. En paralelo, ha ido aumentado el porcentaje de españoles que consideran
que el Gobierno no está sabiendo hacer frente a la crisis: de un 56 % en abril
(primer mes en el que se incluyó esta pregunta) hasta el 73 % de la última
oleada (casi 20 puntos más).
En twitter @JPFerrandiz
Spanish Revolution, número 3:
Después otro agente entró en el coche por la puerta del piloto… Extrajo de él una “porra extensible”, la abrió un poco, y con su punta de acero se dedicó a golpear, con saña, una por una y reiteradamente, las uñas de los dedos indice, medio, anular y meñique de la mano derecha del médico. Las uñas quedaban aplastadas entre la punta de acero de la porra y la superficie del volante al cual se aferraban los dedos. Comenzaron a sangrar, sobretodo la del dedo anular… Su uso está explícitamente prohibido a la Guardia Civil y a la Policía Nacional. No hemos encontrado ninguna norma que permita su uso a la Policía Local de A Estrada. En lo referente a armas la no prohibición explícita de su uso no autoriza su uso. Aunque la ley no prohíba el empleo de armas nucleares a la Policía Local, ésta no puede usarlas… Tras ello fijó el codo izquierdo del médico contra la “jamba” posterior de la puerta del conductor. A partir de entonces efectuó de manera simultánea dos maniobras: 1) crear una palanca cuyo punto de apoyo era el codo izquierdo del médico sobre la mentada “jamba”, y aplicar toda su potencia, la del agente, sobre el antebrazo del médico forzándolo hacia la parte posterior del vehículo.; 2) con una de sus manos a la altura de la muñeca izquierda del médico, intentando rotar su antebrazo en sentido posterior, y la otra en el tercio superior del antebrazo, intentando rotarlo en sentido anterior, creó un efecto de torsión similar a cuando se exprime una toalla. La fuerza aplicada por el agente era tal que su cara se tornaba cada vez más roja… La parte acusadora (sí, como lo está leyendo, la acusación, en parte afín al PP) le nombró al médico un abogado de oficio. Y ese abogado de oficio fue, nada más y nada menos, que un antiguo concejal del PSOE… EL médico alegó en la Sala, y así consta en las Actas filmadas, que su abogado no había sido citado y no estaba presente, y que el concejal del PSOE no le representaba y así lo había hecho constar por escrito… A pesar de todo continuaron con la vista… Y hoy apareció la sorpresa: al médico le ha llegado una carta del concejal del PSOE donde le reclama, por sus inexistentes servicios, nada más y nada menos que 6968,39 euros. ¡Increíble!. ¡Otro “empresario” más que pretende cobrar por lo que no hizo!. Y acabamos con una buena noticia para los ciudadanos de A Estrada, la Sentencia… y… su apelación, reconocen lo PREVIAMENTE obvio:
Los ciudadanos de A Estrada pueden a partir de ahora salir a la calle con carteles denunciando el abuso del que fuesen víctimas, fuera quién fuera el abusador. [siguen otros informes y noticias].
Descargar en:
http://aims.selfip.org/~zzz_AQ8OVAPXU62DG7YC/sr/2012_12_19_003_00_SR.pdf
http://aims.selfip.org/spanish_revolution.htm