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Cuentos chinos sobre la enseñanza pública (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el febrero 6, 2013 por admin6567
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"Las reglas no pueden dar ingenio al que nació sin él" (J. Coll y Vehí)

 

De todos es perfectamente conocida la habilidad de las izquierdas para valerse de tópicos, lugares comunes, adoctrinamientos sesgados, idearios igualitarios, argumentos simplistas y una gran carga de demagogia de baja estofa, para conseguir el lavado de cerebros de aquella parte de la ciudadanía más predispuesta a seguir a aquellos que les hacen creer que, en este Mundo, todos somos iguales; que Dios nos creó a todos como si fuéramos clones los unos de los otros y que, en consecuencia, tanto derecho tienen los unos como los otros a beneficiarse de aquellas disponibilidades que la sociedad, con sus impuestos, pone al alcance de la juventud; como si todos tuvieran la misma inteligencia; las mismas dotes para el estudio; el mismo interés por aprender; la mismas constancia para esforzarse y la misma facilidad para la comprensión, la asimilación y la retentiva que, sin duda alguna, son premisas indispensables para que un estudiante saque el fruto debido a sus estudios y tenga posibilidades de triunfar en la vida ejerciendo aquel oficio o profesión para el que se ha preparado a lo largo de sus años de estudios.

Según el informe el Ministerio de Educación "Datos y cifras curso escolar 2010/2011" el gasto medio por alumno, en el conjunto de las etapas del sistema educativo español es en 2007 de 6.073 euros. En educación secundaria el gasto medio en España es de 6.508 euros anuales. Es obvio que, este esfuerzo que la sociedad hace para que todos los estudiantes tengan la oportunidad de demostrar sus calidades para los estudios; no es algo intranscendente, algo que se pueda sostener en tiempos de crisis en los que 6.000.000 de personas buscan empleo y apenas reciben ayudas para poder vivir mínimamente. Nadie pone en duda la necesidad de una Enseñanza Primaria para todos los jóvenes españoles, que acabe de erradicar el analfabetismo y permita a todos ellos tener una base cultural mínima a partir de la cual, cada uno de ellos, de acuerdo con sus facultades y sus méritos intelectuales pueda dirigir su vida hacia las distintas opciones que la vida les ofrezca en los que se sienta más cómodo y realizado.

No debemos confundir, como hacen aquellos que creen que, el poder estudiar, es cuestión de ricos y pobres, de que haya becas para todos los que no disponen de medios para estudiar y que cualquier persona, por el mero hecho de ser joven, independientemente de sus cualidades personales, tiene derecho a que se le admita en la Educación Secundaria. Todos estos estudiantes que salen a las calles en contra de la llamada Ley Wert o LOMCE, argumentando que es antisocial, que discrimina entre ricos y pobres y que impiden a las familias de menos posibles educar a sus hijos; hablando de "leyes franquistas" ¡qué sabrán estos indocumentados, alborotadores, activistas e infiltrados en las aulas lo que eran las leyes franquistas de educación, algunas de las cuales, sin duda, permitieron a muchos políticos, investigadores, médicos, escritores de renombre y catedráticos conseguir sus títulos y triunfar en la vida!; no son más que activistas politizados que buscan el caos en la enseñanza.

La ignorancia manifiesta que una gran parte de la juventud tiene de nuestra Historia y el sectarismo de muchos de sus maestros, incapaces de contemplarla de una forma objetiva, cuando no la imparten de una manera sesgada, arrimando el ascua a su sardina progresista, sin parar mientes en que lo que enseñan no hace más que confundir y adoctrinar a jóvenes que todavía no tienen la madurez para poder discernir por ellos mismo e investigar en lo que, verdaderamente, fueron los turbulentos años de nuestra Guerra Civil. Hoy en día, la izquierda no quiere permitir que el gobierno de Derechas pueda aplicar las leyes según le fueron solicitadas por la gran mayoría que les otorgaron el poder en las urnas, como si los resultados de las dos legislaturas socialistas hubieran dado grandes frutos en materia de enseñanza y los éxitos hubieran acompañado a nuestros estudiantes, tanto de secundaria como universitarios.

Desgraciadamente todos estos protestones que salen a las calles para reclamar privilegios, para dar alaridos contra la nueva Ley del señor Wert y para acusarle de pretender establecer diferencias entre ricos y pobres, parece que no tienen en cuenta que lo que piden ha sido precisamente lo que ha llevado a casi un 30% de abandono escolar –muchachos que empiezan secundaria y que pasado un tiempo se cansan y abandonan o universitarios; que se creen capacitados para cursar una carrera universitaria y al año o a los dos años dejan los estudios, sin tener en cuenta lo que le viene costando a la sociedad todo aquel tiempo de estudios que no va a ser compensado, en un futuro, con un licenciado que contribuya al progreso de toda la sociedad – o los que en lugar de estudiar y aprovechar las oportunidades que les proporciona la sociedad se dedican a hacer política en las aulas, a convocar huelgas, a impedir que asistan personas de otras tendencias políticas para exponer, libremente, sus ideas o a amenazar al resto del alumnado, que lo que quiere es que le dejen estudiar y aprender en paz; olvidándose de que la finalidad única de la enseñanza, sea secundaria o universitaria, es que los educandos adquieran la ciencia de la que luego deberán valerse en su vida social.

El que un joven provenga de una familia rica o de una familia pobre no es un baremo que sirva para determinar que, esta circunstancia, valga para conocer si está más o menos capacitado para los estudios. Los seres humanos nacen al azar en un determinado entorno social, en una determinada comunidad o esfera social que, si bien puede influir en la clase de vida que puedan llevar, no significa que por haber nacido en un entorno pobre tengan más potencial en cuanto los estudios y viceversa. Lo que debe contemplar la Ley es que ambos tengan la misma oportunidad de demostrar sus facultades para aprender…Cuando se pretende mantener un número determinado de becas para dárselas a alumnos de familias humildes que han tenido suspensos o que su promedio está por debajo del mínimo exigible, se comete igual torpeza e injusticia que cuando se excluye de ellas a una persona que tiene posibles pero que se lo merece por los méritos que puede esgrimir. La sociedad, la que en estos momentos se tiene que apretar el cinturón, no está en condiciones de tirar el dinero de sus impuestos, sólo porque unos extremistas manejados por las izquierdas hayan decidido que estudies o que se te tiene que dar una beca, sólo porque tus padres son personas que carecen de fortuna.

No en balde, Europa, ya nos viene llamando la atención sobre la escasa calidad de nuestra enseñanza. ¡La enseñanza pública que se ha venido impartiendo durante los pasados años, no la que el señor Wert ha proyectado para el futuro! Es evidente que los puestos de cola que se nos han otorgado en los ranking europeo, las advertencia respecto a nuestro elevado fracaso escolar y abandono de estudios, no es algo que se haya inventando la derecha, sino que se nos reprocha desde otros países donde los métodos, el profesorado, los resultados obtenidos por el alumnado, han sido valorados uno a uno por expertos en la materia que no son sospechosos de tener favoritismos. Y una anotación para mensaje a navegantes: la enseñanza privada, por el contrario, está teniendo unos mejores resultados y no por un milagro, simplemente, porque en ella hay más orden y disciplina, siendo la asistencia a las aulas y el aprovechamiento muy superiores al que se produce en la escuela pública. Por algo será. O esta es mi impresión, señores, respecto a este candente tema.

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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