(Publicado en el Blog de Álvaro Anchuelo, aquí)
Los datos de paro del mes de junio reflejan una disminución de 127.248 parados, un descenso considerable en comparación con igual mes en años anteriores. Cualquier disminución del paro ha de acogerse con alegría. No obstante, sigue siendo cierto lo señalado respecto a los datos del mes anterior: se trata de un descenso estacional, ligado sobre todo a la temporada turística, y a que el buen tiempo va ligado a más actividad en la construcción. La prueba es que el dato de paro desestacionalizado refleja un incremento de 996 personas.
Lo anterior no es de extrañar, pues al economía sigue en recesión (-1.3% del PIB es la previsión oficial para este año) y en esas circunstancias la economía no puede crear empleo neto. Tradicionalmente ha necesitado tasas de crecimiento de en torno al 2% para lograrlo.
Resulta muy llamativo que la reducción del paro no vaya unida a una creación de empleo similar. El número de cotizantes a la Seguridad Social sólo aumentó en junio en 26.653 personas, una cifra ligeramente inferior a los 31.332 de junio de 2012.
Para esto, hay una única explicación posible: cae el paro porque hay parados que se desaniman y dejan de buscar empleo (perdiendo la condición estadística de “parados” para pasar a “inactivos”) o abandonan el país emigrando. Ninguna de las dos parece una forma deseable de disminuir el paro.
Por último, el 92.5% de los empleos creados son temporales, algo que la reforma laboral del PP ha empeorado un poco más. ¿Cuándo se tomarán en serio la idea del contrato indefinido único que defiende UPyD en solitario?