Skip to content

La Vanguardia de Cuenca

Intereses: comunicación y actualidad en general, weblogs, sociedad, política

Menu
  • INICIO
  • BIOGRAFÍA
  • PUBLICACIONES DEL AUTOR
  • Instagram
  • Facebook
  • X
Menu

La UE no es posible sin una Justicia imparcial independiente (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el agosto 21, 2013 por admin6567
Compartir

 

Los ingleses no quieren discutir el tema de la soberanía, pues que sepan que los habitantes de Gibraltar van a tener que organizarse para cambiar su modus vivendi.

 

En ocasiones, con perdón, uno debe dejar de cogérsela con papel de fumar y dejarse de pamplinas, para hacer entender a aquellos que se permiten violar los tratados y la convivencia apelando a trucos sucios para intentar favorecer sus ambiciones o conseguir ventajas que saben que no les corresponden. Y me refiero a que ya basta de permitir que, la UE, se las dé de juez exigente con respecto a todo lo que está sucediendo en España, como si tuviera una especial fijación en interferir en todo lo que concierne a España y los ciudadanos españoles. Ya lo vienen demostrando cuando han exigido, a nuestros bancos, unas especiales medidas de recapitalización; los han sometido a unos rigurosos controles, supervisados por funcionarios europeos enviados de Bruselas y, sin embargo, cuando se habla de constituir un verdadero Banco Europeo, con facultades sobre todas las entidades financieras de la CE, resulta que, la propia Alemania es la que pone impedimentos y se niega a que se les exija a sus propios bancos lo que, no obstante, han obligado a hacer a los nuestros.

Ya nos están empezando a tocar las narices con tantas divagaciones, declaraciones y consejos sobre cómo debemos actuar con la colonia de Gibraltar, como si este peñasco usurpado por los ingleses pudiera ignorar las leyes comunitarias, ensanchar se perímetro a su voluntad y, de paso, que los españoles tengamos que permanecer pasivos, mientras ellos se valen de la influencia de la Gran Bretaña en los círculos europeos para sacar pecho y burlarse de nosotros. Si el señor Picardo sigue en sus trece, se niega a retirar los bloques que han lanzado en la bahía de Algeciras, pues que se deje de pedirnos que cumplamos con las normas comunitarias en tanto que ellos no vuelvan a dejar las aguas españolas tal y como estaban antes de ser contaminadas. Si los ingleses se pasas las leyes y el propio Tratado de Utrecht por los fondillos de los pantalones, pasémonos nosotros, por el mismo trayecto de la entrepierna, las normas comunitarias que nos impiden tomar represalias contra sus abusos. No pequemos de ilusos y mandemos a los burócratas del Parlamento Europeo a espigar cebollinos, siempre que no se muestren imparciales, cojan el toro por los cuernos, comprueben como está el tema de la descolonización del Peñón en el Comité de Descolonización de la ONU y activen el proceso porque, señores, no hay derecho que estemos en el Siglo XXI y continuemos manteniendo este grano purulento incrustado en plena Andalucía.

Si en Europa están ciegos, si les conviene ignorar lo que ocurre en realidad en esta cueva de ladrones en la que se convertido la colonia inglesa, simplemente para no disgustar a los ingleses; ya ha llegado la hora en que, de una manera u otra, se vean obligados a comprobarlo, les guste o no. Por ello, si es necesario extremar la vigilancia en la frontera, pues sea en hora buena; si es preciso impedir la entrada de camiones con la arena que están expoliando de nuestras playas de Andalucía, pues que se paren, preferiblemente ante la verja de la frontera; si a los llanitos les coge la gripe o les duelen los callos de los pies que los envíen a Londres o a Southampton, pero no se les permita usar nuestra Sanidad Pública, aunque ello signifique enfrentarnos a los tecnócratas de Bruselas.

Los ingleses no quieren discutir el tema de la soberanía, pues que sepan que los habitantes de Gibraltar van a tener que organizarse para cambiar su modus vivendi. Que por la frontera no va a pasar un fardo que no se revise, un coche que no desmonte, un camión que no sea registrado hasta su más pequeño rincón. Que se van a vigilar a todos los ciudadanos de la colonia que tienen propiedades en territorio español y no pagan impuestos para obligarlos a que, si procede lo hagan; que las lanchas de contrabandistas de tabaco y drogas protegidas por las patrulleras inglesas para descargar sus alijos en Gibraltar, sean interceptadas con medios más adecuados para que, en todo caso, sean los monos de la roca los únicos que consuman su mercancía. Todo ello hasta que Europa se deje de tonterías e intervenga para que la Roca deje de ser un nido de delincuencia y de blanqueo de dinero, amén de un paraíso fiscal.

Los cobardes de siempre nos van a salir con los habituales remilgos de que tenemos muchos intereses en el RU, que vienen muchos turistas de las islas británicas, que tienen vara alta en Bruselas etc. Pues muy bien, más intereses tenían con la India, en Hong Kong, en Canadá y en todas las amplias posesiones de África, Asia y América a las que, una tras otra, se vieron obligados a renunciar. Claro que esto tuvo un precio, pero nada se consigue sin esfuerzo. No se trata ni de organizar una guerra ni de utilizar medidas que sean ilegales en nuestro país; basta con obligar a Europa a que tome verdadera conciencia de en lo que se ha convertido la colonia inglesa de Gibraltar; observen los límites establecidos en los tratados de Utrecht y comprendan que los 30.000 habitantes que actualmente viven en la Roca, en realidad no forman una población en la que los ciudadanos vivan trabajando la tierra, empleados en grandes industrias o estudiando en buenas universidades; nada de eso, aparte de unas tiendas o restaurante que viven del turismo que acude a la Roca, el resto, descontando a los militares, se dedican al contrabando de tabaco, al tráfico de estupefacientes, a la especulación, al blanqueo de dinero y al refugio o paraíso fiscal para aquellos que pretenden defraudar a Hacienda. Se trata de los modernos Barba Negra de la Roca.

¿Son estos los ciudadanos en los que el señor Picardo, factotum de la colonia, se quiere apoyar, pretendiendo hacer creer que se trata de unos ciudadanos como los de La Linea de la Concepción o de Algeciras sus ciudades vecinas? ¿Han pensado algunas veces lo que le ocurriría a la Roca si todos los españoles que trabajan en ella dejaran de hacerlo? O es que el señor Picardo piensa, de verdad, que conseguiría que 10.000 ciudadanos ingleses de la City se trasladaran a residir a Gibraltar, acostumbrados a vivir en las ciudades inglesas ¡Ni soñarlo! Mucho nos tememos que debería importar mano de obra de otros lugares que, es muy posible, que no se resignasen con facilidad a las condiciones de vida del Peñón.

Esta UE que no se acaba de conseguir que funcione coordinada; en la que unos países pretenden imponer sus tesis a los otros; que se está empezando a marcar una clara distinción entre los del norte y los del sur; donde dos o tres naciones más poderosas son las que deciden en nombre del resto; no está en condiciones de exigir a algunos miembros que se sometan a la voluntad de los otros, amenazando, imponiendo condiciones o presionando a los más débiles para que cedan a las injusticias de los más poderosos. Esta no es la fórmula con la que se planeó la Unión Europea, algo que, por desgracia, ha quedado demostrado en la forma arbitraria y autoritaria con la que algunas naciones han obligado a las más perjudicada por la recesión, a tomar medidas draconianas que, al fin y a la postre, se ha comprobado que, lejos de producir los efectos deseados, han contribuido aún más a retrasar la reactivación económica y el control del desempleo; de modo que la recesión se ha ido prolongado más de lo que estaba previsto.

El exceso de prudencia, el arrugarse ante el adversario y la cobardía, nunca han sido cosa de los españoles. O así es, señores, como valoro este contencioso.

Miguel Massanet Bosch

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

  • Actualidad
  • Administración Pública
  • Administraciones Públicas
  • Ciencia
  • Cine
  • Comunicación
  • Cultura
  • Deportes
  • Economía
  • Educación
  • Empleo
  • Gastronomía
  • Historia
  • Juegos
  • Libros
  • Literatura
  • Medio ambiente
  • Música
  • Pensamiento político
  • Política
  • Religión
  • Sociedad
  • Sociedad de la Información
  • Televisión
  • TIC y Sociedad del Conocimiento
  • Uncategorized
  • Urbanismo y Arquitectura
  • Viajes
  • Web/Tecnología
  • Weblogs

Recent Posts

  • EPISODIOS PROVINCIALES. 22 – El ahogo fiscal y la asfixia silenciosa de Cuenca (por Juan Andrés Buedo)
  • Beneficios y planificación coherente de la reapertura del tren convencional (por Juan Andrés Buedo)
  • Quitan a uno, ponen a otro y olvidan lo mejor: a los afiliados (por Eulalio López Cólliga)
  • Observaciones a la «grúa centenaria» eliminada en los terrenos de ADIF (por Alfons J. Krüijer)
  • La injusta defenestración de Benjamín Prieto y sus consecuencias para el PP en Cuenca (por Juan Andrés Buedo)

Recent Comments

  1. Rdf Picazo Pérez en Beneficios y planificación coherente de la reapertura del tren convencional (por Juan Andrés Buedo)
  2. Rdf Picazo Pérez en Beneficios y planificación coherente de la reapertura del tren convencional (por Juan Andrés Buedo)
  3. Natividad A.H. en La injusta defenestración de Benjamín Prieto y sus consecuencias para el PP en Cuenca (por Juan Andrés Buedo)
  4. José María Cendon Robledillo. en La injusta defenestración de Benjamín Prieto y sus consecuencias para el PP en Cuenca (por Juan Andrés Buedo)
  5. José Maria Ciudad Muñoz en La injusta defenestración de Benjamín Prieto y sus consecuencias para el PP en Cuenca (por Juan Andrés Buedo)
© 2025 La Vanguardia de Cuenca | Desarrollado por Superbs Tema de blog personal