Skip to content

La Vanguardia de Cuenca

Intereses: comunicación y actualidad en general, weblogs, sociedad, política

Menu
  • INICIO
  • BIOGRAFÍA
  • PUBLICACIONES DEL AUTOR
  • Instagram
  • Facebook
  • X
Menu

La acumulación de riqueza no productiva es una provocación (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el enero 23, 2014 por admin6567
Compartir

"Quien no vive de alguna manera para los demás, apenas vive para sí mismo" M. E. de Montaigne.

 

Estos días se está hablando de que 85 personas en el Mundo cuentan con un patrimonio que alcanza los 1'5 billones de euros; algo que, por lo visto, representa más que el 50% de lo que tiene la población mundial. Es evidente que, a palo seco, esta estadística basta por si sola para que a uno se le remueva la tripa y se ponga a despotricar sobre lo injusta que es la vida que, a algunos, los privilegia con mucho más de lo que precisan y a otros, en cambio, les priva de lo más imprescindible para vivir. Y yo diría que en un gran porcentaje, no de estos 85 privilegiados que acaparan tal poder en sus manos, si no de aquellos que también, por los motivos que fueren, han conseguido acumular mucho más de lo que se puedan gastar durante su existencia y que se limitan a vivir de rentas, a despilfarrar en cosas inútiles y a olvidarse de aquellos que con su ayuda podrían salir de la miseria, esta condena está plenamente justificada y se deberían arbitrar medidas por parte de los gobiernos para que remediasen tales desigualdades en bien de la comunidad y de la ética y la equidad…

Pero, lo mismo que cuando hablamos genéricamente del sistema capitalista, es peligroso generalizar y descalificar, de un plumazo, a aquellos que han conseguido amasar fortunas, sólo por el simple hecho de que hayan logrado destacar sobre el resto de los mortales; deberíamos valorar los medios de que se han valido, su implicación personal y su aportación profesional a los resultados obtenidos y los riegos económicos que han asumido para lograr el éxito en sus negocios; teniendo en cuenta los puestos de trabajo creados, la satisfacción de sus empleados y la riqueza que han aportado a la Sociedad. A los medios de información, especialmente cuando, como ocurre en España, la mayoría de ellos dependen o están fuertemente relacionados con grupos de izquierdas, les resulta muy fácil cargar las tintas sobre empresarios, industriales o terratenientes, calificándolos a todos bajo el mismo rasero, sin tener en cuenta que, como ocurre con el resto del común de los mortales, existen importantes diferencias entre unos y otros y, por ello, el generalizar siempre tiene el grave riesgo de ignorar o de menospreciar las importantes diferencias que pueden darse y, de hecho así ocurre, entre una clase de ricos y otra de meros especuladores, arribistas, acumuladores de fortunas improductivas o simples delincuentes que han conseguido sus fortunas por medios ilícitos, como pudieran ser los traficantes de drogas, la trata de blancas, los promotores de trajo infantil o los mafiosos.

Partiendo de esta premisa debiéramos saber diferenciar a aquellos que han conseguido crear emporios industriales, con cientos de miles de puestos de trabajo y que han sido soportes de la economía de sus respectivos países como el caso de los Ford, los Bill Gates, Rokefeller, Vanderbild etc. que, junto a otros muchos crearon verdaderos imperios económicos que, a la vez, engendraron cientos de miles de puestos de trabajo y contribuyeron al engrandecimiento de su nación. Es posible que sus fortunas personales sean muy elevadas, pero nadie les puede reprochar que no hayan sabido beneficiar, gracias a su tesón, conocimientos y afán emprendedor, a la sociedad de su tiempo. Por el contrario, debiéramos considerar a aquellos otros multimillonarios que han conseguido sus riquezas gracias a la opresión de su pueblo, como es el caso del ex presidente de Nigeria Ibrahim Babamgída que ha blanqueado más de 12.000 millones de dólares procedentes del petróleo de su país; o el caso del expresidente de Kenia, Daniel Arap Moi que desvió 1.000 millones de dólares del Estado a las cuentas de su familia; tampoco debemos olvidarnos del dictador Fidel Castro, cuya fortuna asciende a 900 millones de dólares, mientras el pueblo cubano sigue viviendo en una situación de precariedad bajo el yugo de su dictadura. No dejemos de mencionar al dictador de Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang, al que se le atribuye una fortuna de 500 millones de dólares o la propia reina Isabel II de Inglaterra que atesora un patrimonio de otros 500 millones de dólares.

Sin necesidad de salir de España, a la familia del expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, se le atribuye un entramado empresarial formado por una fundación y ocho sociedades cuyos beneficiaros son el ex presidente de la Generalidad Jordi Pujol; su esposa, Marta Ferrusola; y sus hijos Jordi y Oriol, exsecretario general de CDC. El patrimonio se habría amasado, supuestamente, con una parte de las comisiones ilegales que CiU cobraba a diversas empresas a cambio de adjudicarles obras públicas desde la Generalidad (información aparecida en El Mundo) y que asciende a la nada despreciable cifra de 137 millones de euros. Se ve que, en la Generalitat, se pagan muy buenos sueldos.

Es posible que, como dicen los del Foro Económico Mundial, "los beneficios del crecimiento van a parar a los bolsillos de los más ricos, habrá más burbujas y crisis" que esto sea verdad, pero ¿es cierto, como se afirma, que todos estos supermillonarios se gastan todos sus beneficios en la bolsa, en mercados especulativos o en inmuebles de lujo? Me parece que, una vez más, el generalizar y poner en la misma bolsa a todos los millonarios no es más que un ejercicio de adivinación, sin base alguna. Hay que tener en cuenta que, aquellos que perciben beneficios provenientes de dividendos de sociedades de su propiedad, pueden decidir invertirlos en crear nuevas empresas o en modernizar las que ya poseen y, en todo caso, tener un patrimonio muy elevado no significa que los beneficios que se perciben sean tan elevados como para poder influir en la economía global.

No nos debemos olvidar que, sin emprendedores, gentes que inviertan sus capitales en industrias negocios o comercios, no existirían puestos de trabajo y no se crearía riqueza, no había beneficios sobre los que cargar impuestos y el Estado no tendría medios para seguir prestando los servicios públicos y prestaciones sociales. La muestra la hemos tenido en la pasada crisis, en la que el colapso de nuestras empresas y la baja de la demanda, nos ha llevado a una cifra de desempleados como nunca se había conocido; de modo que hoy somos el país europeo donde están registrados más parados. La última EPA continúa manteniendo a más de 5.850.000 personas que no trabajan. Si al emprendedor se le ponen dificultades burocráticas, se le grava con demasiados impuestos o se le limitan las posibilidades de obtener fuertes ganancias, lo probable es que prefiera desistir de su empeño o, lo que todavía es peor, que se traslade con sus proyectos a otro país donde se le den facilidades para establecerse y poner en práctica sus ideas. Y así, señores, no se crean nuevos puestos de trabajo.

Otro tema es que, dada la robotización de las cadenas de producción, la implantación de la ofimática y demás adelantos técnicos es muy posible que, muchas empresas, decidan disminuir sus plantillas sustituyéndolas por la, cada vez, más rentable mecanización de sus elementos productivos. Este será un problema con el que van a tener que enfrentarse los gobernantes y que, a mi modesto criterio, tiene una compleja solución ya que a medida que sigan los adelantos técnicos van a afectar con mayor intensidad a aquellos trabajadores que no hayan recibido una educación adecuada a las nuevas necesidades creadas por la, cada día, más compleja modernización industrial. O así es, señores, como veo yo, como ciudadano de a pie, la función de los empresarios en este complejo tema al que la crisis nos ha enfrentado.

Miguel Massanet Bosch

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
  • Actualidad
  • Administración Pública
  • Ciencia
  • Cine
  • Comunicación
  • Cultura
  • Deportes
  • Economía
  • Educación
  • Gastronomía
  • Historia
  • Juegos
  • Libros
  • Literatura
  • Medio ambiente
  • Música
  • Pensamiento político
  • Política
  • Religión
  • Sociedad
  • Sociedad de la Información
  • Televisión
  • TIC y Sociedad del Conocimiento
  • Uncategorized
  • Urbanismo y Arquitectura
  • Viajes
  • Web/Tecnología
  • Weblogs

Recent Posts

  • España en llamas-III (por Eulalio López Cólliga)
  • EPISODIOS PROVINCIALES. 19 – La Diputación de Cuenca: entre andanadas improvisadas y enchufismo mal disfrazado (por Juan Andrés Buedo)
  • Discrepancia política, colaboración interadministrativa y sentido de Estado: el ejemplo de los incendios (por Juan Andrés Buedo)
  • España en llamas-II (por Eulalio López Cólliga)
  • España en llamas-I (por Eulalio López Cólliga)

Recent Comments

  1. Fuente en Las puñeteras abstracciones (por Miguel Massanet Bosch)
  2. Fuente en Donde se habla de profetas mesiánicos, dinero negro y separatismo (por Miguel Massanet Bosch)
  3. Fuente en Rajoy niega haber recibido dinero negro y presentará sus declaraciones de la renta
  4. euromillones en Miles de personas se manifiestan contra el paro y los recortes en servicios públicos
  5. central park en ¿Hacen falta cambios en el gobierno de Rajoy? (por Miguel Massanet Bosch)
© 2025 La Vanguardia de Cuenca | Desarrollado por Superbs Tema de blog personal