"Como no quiero perecer solo, deseo que sucumbas conmigo" Plauto
Cada vez el lenguaje político del señor P. Rubalcaba del PSOE, se va asemejando más al del señor Cayo Lara, la Izquierda Plural o el resto de corpúsculos de la extrema izquierda. Del PSOE moderado y pragmático del señor Felipe González se pasó al del señor Rodríguez Zapatero, caracterizado por un afán de mantenerse en el poder, aunque ello le hizo entregarse a un despilfarro incontrolado de nuestras reservas del Tesoro Público destinándolas a "regalos" de tipo social que, amén de ser inoportunos y exagerados, como se demostró después, se caracterizaban por su insostenibilidad. Con semejantes excesos pretendía disimular sus gravísimos errores en cuestiones económicas y sus fracasos en política internacional que poco menos que le convirtieron en el hazme reír de la CE. Su intento fallido de ocultar el inicio de la crisis y el retrasar, casi un año, el poner en práctica las medidas de austeridad precisas para intentar paliarla, contribuyeron a que el impacto de la explosión de la burbuja inmobiliaria se agravasen y se propagaran al resto de la economía de la nación. Ahora, el señor P.Rubalcaba, se ha visto obligado, después de la debacle de su partido en las elecciones del 20 N del 2011, a enfrentarse con dos graves problemas. Por una parte ha visto cuestionado su liderazgo dentro de su propio partido y, por otra, el fracaso del PSOE y los efectos deletéreos para la nación de sus casi ocho años de gobierno, han producido una deserción masiva de militantes que, en su mayoría, han ido a parar al partido IU del señor Cayo Lara.
El haber pertenecido a los gobiernos anteriores de su partido le resta credibilidad cuando pretende promocionarse como indiscutible caudillo de los socialistas, para presentarse a las próximas legislativas y, sin duda, no debe ignorar que, agazapados esperando la ocasión propicia para lanzársele a la yugular, están muchos de los que ahora simulan que lo apoyan y le aplauden sus salidas de tono y sus excesos verbales que, sin duda, le van a resacar cuando llegue el momento de la elección de candidato para competir con el líder del PP. Y es que parece que, el Secretario General del PSOE, se esta viendo obligado a radicalizar su discurso político y regresar a las posiciones de la extrema izquierda, si es que pretende recuperar a los millones de socialistas que desertaron del partido para refugiarse, los unos en el partido de Rosa Diez, la UPyD, y la mayoría, en la IU del señor Cayo Lara. Claro que, no todos los socialistas son partidarios de renunciar a la social democracia, practicada por el señor Felipe González, para regresar a los postulados soviéticos del Frente Popular del socialismo de tiempos del señor Largo Caballero y de las juventudes de Santiago Carrillo.
Ha sido una sorpresa el que, en el reciente debate sobre el Estado de la Nación, el que se hayan utilizado después de tantos años, por el líder de la oposición, términos que ya parecían desterrados de la controversia política y que nos han recordado aquellos debates tremebundos de Dolores Ibarruri, La Pasionaria, en los que encendía el Parlamento con sus amenazas hacia la derecha ( algunas que debemos recordar fueron proféticas, como cuando le dijo al diputado de la CEDA, señor Calvo Sotelo,: "Este es tu último discurso"). En la madrugada del 13 de julio de 1936 un grupo de guardias de asalto y de militantes socialistas le secuestró en su domicilio -simulando una detención- y le asesinó. El señor Rubalcaba ha usado el viejo discurso de la "derecha que recorta recursos sociales" o ha vuelto al rancio enfrentamiento de izquierdas y derechas con frases lapidarias como la siguiente: "… la derecha siempre ha pensado que los españoles tenían demasiados derechos y demasiadas libertades" , reviviendo viejos enfrentamientos guerra civilistas y entrando en la estéril disputa de los viejos tópicos de la lucha de clases, hoy felizmente superados y que, a las nuevas generaciones, sólo les puede producir sorpresa y aburrimiento por lo distante y anacrónico.
Sin embargo, el discurso del señor Rubalcaba, que ha tenido más de mitinesco que de una exposición de un programa bien pergeñado que consiguiera eclipsar el bien documentado discurso del señor Rajoy, no ha conseguido su propósito de darle un baño a su rival del PP. Rubalcaba abusa de su dialéctica y en ocasiones se fía demasiado de su memoria, lo que produce que, en varias ocasiones del debate, haya tenido que tragarse afirmaciones que luego, un documentado Rajoy le ha rebatido con datos concretos. Lo que, verdaderamente, resulta preocupante es que, el señor Rubalcaba, quiera afianzarse dentro de su partido mediante un discurso que lleva camino de superar, en cuanto a radicalidad y extremismo de izquierdas al del propio Llamazares, de modo que mucho nos tememos les chirría a muchos de los viejos barones del partido y, por otra parte, les allana el camino a aquellos que siguen comulgando con el stalinismo de la vieja Rusia.
Es evidente que, si el señor Cayo Lara sigue en su intento de superar a sus competidores por la izquierda, de modo que, con la ayuda de un desmadrado y desnortado Llamazares, pongan la diana de sus objetivos en irse surtiendo de los descontentos del PSOE, buscando la colaboración de todos los corpúsculos del 15M, de los antisistema, de la familia Bardem (constituida en un referente comunista entre los de la farándulas) y de todos aquellos que creen que la revolución, si puede ser sangrienta mejor, pueden conseguir arrebatarles al PSOE a los descontentos con la política actual de su partido. Es obvio que, al señor Rubalcaba, no le queda más remedio que intentar arrebatarle electores al señor Rajoy (algo poco probable) o tiene que frenar el ascenso de IU, promocionando su partido radicalizándolo con un drástico viraje a la izquierda.
Y, señores, en ello estriba la gran amenaza que se cierne sobre España ya que, junto al independentismo catalán, pueden producirse pactos postelectorales que agrupen al PSOE con el resto de las izquierdas lo que, aparte de ser un desastre desde el punto de vista de su influencia en la vida de los españoles, en la ética y la moral del país y en su economía y fiscalidad; sin duda entrañarían que, la reciente confianza que parece que se ha conseguido entre los inversores foráneos y las buenas señales que nos llegan de Europa respecto a la visión optimista que se tiene de la actual situación de España; se perdiera y, la desconfianza que un gobierno dominado por las izquierdas; el aumento del gasto público que ello entrañaría; la clara tendencia a primar la subida del gasto social a costa de lo que supone un aumento de productividad y competitividad de nuestras empresas; y la desconfianza que, tanto en Europa como en los EE.UU de América, ello supondría; no dudamos que pronto se notaría en el encarecimiento de nuestras posibilidades de financiación, en la posibilidad de recibir subvenciones de la UE y habría que ver si el endeudamiento y el encarecimiento de los salarios permitiría a nuestras empresas recuperarse y estar en condiciones de competir dentro, del cada vez más globalizado, mercado mundial.
El señor Rubalcaba prima sus intereses políticos, dentro y fuera del PSOE, por encima de los de los españoles, algo que puede que, a aquellos ciudadanos que no analizan sensatamente la realidad, les pueda resultar atractivo y que, a los que buscan crear el caos en España, les resulte muy conveniente; pero, señores, es evidente que al resto de españoles, a los que somos respetuosos con las leyes y creemos que fuera de Europa nos sería imposible sostener la viabilidad de nuestra nación, nos parece una política absurda, irracional y antipatriótica. O así es, señores, como vemos, desde nuestra modesta posición de ciudadanos de a pie, esta peligrosa posición.
Miguel Massanet Bosch