Se acerca el momento de decidir si nos importa o no que nos roben, si nos importa o no la traición de quienes nos gobiernan, si nos importa o no la corrupción. El 25 de mayo no basta con quejarse, lamentarse o maldecir. La papeleta electoral no sólo sirve para elegir, también para juzgar. El lenguaje de los votos es el que mejor entienden los partidos políticos. Como ha dicho hoy mismo Rosa Díez, desde las elecciones generales de 2011 los españoles no han tenido una oportunidad de dejar claro, más allá de las encuestas, que de verdad rechazan la corrupción. En las elecciones al Parlamento Europeo, además de decidir sobre asuntos cruciales que nos afectan, se celebrará la única encuesta que de verdad cuenta. Y el electorado dirá si quiere o no confiar la gestión de esos asuntos tan importantes a partidos corruptos.Hay una sutil forma de complacencia, casi de complicidad con los corruptos. Se suele enunciar con la frase "al final, todos son iguales". Esto es sencillamente falso. Hay partidos que en realidad se crean para delinquir, como el que fundó Jesús Gil o el de María Antonia Munar. Otros que son incapaces de contener la corrupción en sus filas y que terminan tapándola. En este grupo están el bipartidismo y sus alrededores, llámense IU o nacionalistas. Y hay partidos, o al menos un partido, que propone de forma incansable reformas contra la corrupción; que incluso consigue sacar alguna adelante a pesar tener un pequeño grupo parlamentario; y que cuando se le cierra la vía política acude a la judicial, gastándose parte del poco dinero que tiene en trámites judiciales. Ese partido es UPyD.
No es el primer caso. La Fundación Compromiso Empresarial ya reconoció a la web upyd.es entre las diez iniciativas más transparentes de España (la única de un partido político). Y esto lo hace UPyD porque entiende que es su deber, no porque le obligue la ley. Lo cual probablemente habla bien de UPyD, pero habla pésimamente de la ley de transparencia, que el Gobierno y el PP vendieron a España como la panacea contra la corrupción. El diputado Gorriarán ya advirtió de que se trataba de un burdo fraude. Desde la aprobación de la ley nada ha cambiado en nuestro país.
De modo que sí, la corrupción está institucionalizada. Pero no, no todos los partidos son iguales. El bipartidismo pactó no mencionar la corrupción en el pseudo-debate electoral de ayer. Hoy, UPyD es reconocida por su transparencia. El domingo 25 de mayo, con su voto, los españoles dirán si es cierto lo que dicen las encuestas (que les preocupa la corrupción) o lo que cínicamente dicen algunos cargos del bipartidismo: que España tiene los gobernantes que se merece. Sin duda, los ciudadanos demostrarán que éste es un país decente.