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La época de Rajoy toca su fin. Urge recambio (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el noviembre 3, 2014 por admin6567
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Es posible que las encuestas no sean todo lo fidedignas que a todos nos gustaría que fueran; tienen su margen de error y, en algunos casos, quizá estén amañadas con fines políticos para favorecer a unos partidos en perjuicio de los otros; pero, señores, es lo que hay. Si me apuran, no sería necesario que la práctica totalidad de ellas indiquen un gran recorte de votos para los dos partidos principales del reino, el PP y el PSOE, y un vertiginoso ascenso de la izquierda, principalmente de esta nueva formación, Podemos, que en unos pocos meses ha conseguido situarse por encima de los partidos tradicionales cuando, según informaciones recientes, han sobrepasado a los socialistas y se sitúan a cuatro puntos de los populares; sencillamente, porque se siente en el pulso de la calle, se percibe en cada conversación y se ratifica en todas las informaciones escritas, televisivas y radiofónicas del país. No vale hacerse falsas ilusiones, confiar en un milagro electoral o pensar que, dejando pasar los meses, permaneciendo indiferente a la realidad; se va a lograr que, esta marcada tendencia del pueblo español a abandonar lo que, para la mayoría, no es más que un estercolero de corrupción, incapacidad, incompetencia y sinvergonzonería, sufra un cambio súbito hacia un retorno a la pasada ortodoxia política. Nada hay más improbable.

Por mucho que nos cueste aceptarlo, lo que se nos avecina puede ser una verdadera catástrofe para España y los españoles, una reacción visceral del pueblo, sin lógica ni otra explicación razonable que el cansancio ante la percepción generalizada de que la corrupción invade todos los rincones de la política; el convencimiento de que los partidos políticos han dejado de representar a sus afiliados y simpatizantes; la evidencia de que los sindicatos se han convertido en un nido de arribistas y que la clase política está podrida. El pueblo está convencido de que, en esta piel de toro, todo va dando bandazos y nadie, absolutamente nadie, parece ocuparse de otra cosa que de enriquecerse, alcanzar el poder y olvidarse de sus obligaciones hacia aquellos que los votaron para que se ocuparan de sacar a España de su precaria situación interior y exterior. Muchos pensamos que aquel mandato que se les dio, no ha servido más que para que se enzarzaran entre ellos en discusiones bizantinas, descalificándose unos a los otros y lanzándose acusaciones mutuas, sin pararse a mirar lo que cada uno de ellos oculta en la mochila de sus errores y corruptelas.

Esta huida hacia ninguna parte de una ciudadanía desengañada, dolida con sus gobernantes, acuciada por la falta de trabajo y convencida de que, de seguir por este camino, el futuro que se presenta no puede ser más desolador; puede estar abocada a una especie de estampida, un pánico irreprimible a caer en una crisis mayor y una tendencia a agarrarse a cualquiera que les prometa seguridad, trabajo, ayudas, honestidad y, en especial, acabar con una sociedad en la que parece que quien no roba, estafa, se corrompe, especula o se vale de su posición privilegiada para enriquecerse, no tiene nada que hacer y debe resignarse a vivir de las sobras de los grandes y poderosos.

Este panorama entraña, para España y sus habitantes (de mantenerse así) el grave y evidente peligro de que, en las próximas legislativas, triunfara en las urnas un gobierno de extrema izquierda, al estilo de Podemos, antidemocrático y totalitario, que echara por la borda todo el esfuerzo que se ha estado haciendo durante los más de seis años de crisis, a fuerza del sacrificio y privaciones de todos los españoles. Estaríamos al albur de que unos visionarios, guiados por utópicos e irrealizables proyectos igualitarios y presuntamente beneficiosos para España , basados en obsoletas y desacreditadas ideas revolucionarias, ya superadas en todos los países civilizados y desarrollados del mundo; con unas propuestas trasnochadas de un modelo económico, pretendidamente de cariz social pero, a todas luces impropio, insostenible, retrógrado y contrario al que puede conducir al país a salir de la crisis e integrarse, con posibilidades de competir, en el mercado europeo y mundial.

Nadie debe dejarse engañar por "falsos profetas" con ideas basadas en un retorno a épocas de miseria y opresión; nadie debe pretender regresar a la dictadura del proletariado, con un recorte de libertades y derechos individuales y con el señuelo de un falso igualitarismo que, la experiencia de la Historia, ha demostrado que, en los países donde se ha impuesto, sólo se ha conseguido que la ciudadanía se iguale en la miseria y la pobreza y sólo es útil y beneficiosa para que unos cuantos capitostes, como sucede en los países sometidos a dictaduras comunistas, consigan enriquecerse a costa de las penurias del resto de ciudadanos; como está sucediendo en Cuba, con la familia Castro, que posee una de las fortunas más saneadas del mundo, mientras sus ciudadanos viven en un régimen de opresión, escasera, falta de medios, censura de la información y vigilancia y control por el poder de sus vidas. Todos aquellos que han tenido la desgracia de tener que vivir bajo un régimen semejante, saben el precio que han tenido que pagar por esta pretendida "justicia social".

Si el PP quiere romper esta deriva, si todavía queda en el partido alguien con sentido común, capaz de darse cuenta de que, sin someter a toda la cúpula directiva a una radical renovación, prescindiendo de sus actuales componentes; para dar paso a otros, limpios de cualquier antecedente sospechoso respecto a su historial personal, de honradez probada y preparación adecuada, que, mediante un proceso democrático y partiendo de las bases del partido, sean elegidos mayoritariamente para asumir la responsabilidad de la dirección de la formación y poner todo su empeño en sacar al PP de su actual indefinición política, corrupción y desviaciones de las líneas éticas y morales, a que le han conducido sus actuales dirigentes, con el señor Rajoy al frente; con el objetivo prioritario de lavar su imagen, recobrar la confianza de los millones de simpatizantes y afiliados que lo han ido abandonando, defraudados y hartos de ser engañados, para comenzar a recuperar el terreno perdido, de modo que, en el escaso tiempo que le resta hasta las legislativas de finales del 2015, puedan rescatar una parte importante de su electorado y sean capaces de dar una sensación de honradez, seguridad, confianza y capacidad para llevar al país hacia las metas de recuperación de las que nunca se debió apartar.

El señor Rajoy debe empezar a reflexionar sobre qué es lo que más precisa España, su partido y la ciudadanía española y darse cuenta de que su tiempo de ceder el mando ha llegado. El empecinamiento en mantenerse en el machito, el ignorar que ha llegado el momento de ceder el testigo a alguien que no soporte sobre su espalda el abrumador peso de tanta corrupción, de tantos incumplimientos de promesas y, a la vez, este libre de los errores cometidos en la forma fatal de enfrentarse al desafío soberanista catalán del actual Presidente (que lo han situado en una posición insoportable) que, de insistir en mantenerse en su puesto, puede llevar a España y los españoles a una posición insostenible, abocados a verse superados en las urnas por unas izquierdas ( IU ya dice que irá del brazo con Podemos) radicales que intenten llevar a cabo sus políticas económicas, enfrentándose a Europa, dejando de pagar la deuda, y llevando al empobrecimiento a todo el pueblo español y a la, más que posible, separación de la Europa comunitaria. O así es como, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos necesario que el PP entre en catarsis para salir remozado de ella para luchar contra el cáncer de la izquierda española.

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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