«Para aprender el máximo posible de cualquier situación o experiencia, se necesita recoger información desde el mayor número de puntos de vista posibles.» John Grinder
Uno de los más graves errores cometidos por la derecha española, ha consistido en pensar que, con unas gotas de información, unos pocos detalles de, supuestamente, escogidos mensajes políticos y una colección de palabras hueras de seudo información, trufadas de adoctrinamiento político; ya eran suficientes para conseguir mantener al pueblo español adormecido y ajeno a lo que, la realidad, le iba mostrando cada día que, en muchos casos, poco tenía de coincidente con aquello que se le pretendía inculcar. Este cretinismo, tan corriente en muchos partidos políticos, consistente en dar por supuesto que, el pueblo, es fácil de embaucar, de embobar, de conducir engañado como si se tratase de un rebaño de borregos; supone una muestra de elitismo absurdo propio de aquellos políticos que se consideran a sí mismos como especiales y, por ello, tienen la sensación de que sus electores y el resto de ciudadanos, tienen que aceptar a pies juntillas todo aquello que deciden poner en práctica, legislar u ordenar que se haga.
Las consecuencias del abandono el PP de un tema tan importante como es el de tener informado debidamente al personal de los motivos, los medios, la oportunidad y la conveniencia de las políticas económicas, sociales, industriales y financieras que se llevan a cabo por parte del Gobierno de la nación; de contrarrestar las falsas informaciones o los intentos de confundir a los ciudadanos, perpetrados por los partidos de la oposición; así como resaltar y combatir, mediante su difusión, todas aquellas acciones censurables que han tenido lugar en las autonomías gobernadas por los partidos de la oposición y, en especial, combatir, con las leyes en la mano, por medio de la información, las posibles infracciones contra la legalidad vigente y las vulneraciones de competencias, cometidas por quienes pretenden desafiar el Estado de Derecho y las esencias de la misma democracia, basadas en el respeto a las leyes, las normas estatutarias y la misma Constitución.
Una de las consecuencias de este descuido en tener informados a los ciudadanos de todas aquellas cuestiones o normativas que les interesan directamente, por afectarles en su trabajo, su economía familiar, sus expectativas de futuro, sus patrimonios, sus negocios o su nivel de vida o, incluso su seguridad o sus derechos civiles; ha sido, sin duda, la capacidad y habilidad de la izquierda para apoderarse de la mayoría de los medios de comunicación, especialmente de las TV y la prensa escrita, donde la superioridad de información que beneficia a los partidos de la izquierda o, en Cataluña y el País Vasco, apoyan a los separatistas y nacionalistas; es abrumadora. Lo que les proporciona las ventajas de poder captar a todos los descontentos, simplemente, porque no hay nadie que les explique los verdaderos motivos del Gobierno para actuar en la forma en que lo hace. Esta ventaja les proporciona a las izquierdas y separatistas las mismas virtudes de un monopolio, aplicado al domino de la información en todo el país.
La mayoría de presentadores de programa de información política; de los que conducen tertulias sobre cuestiones de Estado; análisis económico o críticas sobre la actuación del Gobierno, son de clara tendencia izquierdista; lo que queda evidenciado en la forma torticera con la que suelen conducir sus programas; la selección que llevan a cabo en la elección de los temas a tratar y la selección de los participantes o tertulianos, así como el distinto trato que suelen recibir los pocos representantes de los partidos, de centro o derecha, que tienen la valentía acudir a tales eventos, siempre expuestos a recibir un aluvión de críticas y descalificaciones.
Incluso en la antieconómica, desangelada, nepotista, clientelista, despilfarradora e insostenible TV1, la tele pública, la mayoría de los programas de opinión que se emiten, están dirigidos por presentadores de tendencias claramente progresistas y, en muchos casos, ni se toman la molestia de intentar disimular el distinto trato que se da a los invitados, según sean de derechas o progresistas. Lo cierto es que, el PP, con el despiste habitual de sus dirigentes, cuando no con la incapacidad de comunicación de aquellos, a los que les correspondería tener al día a los ciudadanos, de todos aquellos acontecimientos que les pudieran interesar a sus simpatizantes, además de proporcionar información veraz a los que no les votan pero, con toda seguridad, podrían tener una mejor opinión de la que ahora tienen, de la gestión del Gobierno.
Sin embargo, el caso verdaderamente sangrante, el que está en trance de convertirse en un verdadero Apocalipsis para España, es, sin duda, el que se ha dado en la comunidad catalana en la que, prácticamente todos los medios informativos, de cualquier clase que sean, existentes en dicha comunidad, se han puesto directamente al servicio de la causa separatista de tal modo que, sin ningún pudor, sin importarles mentir a mansalva y ocultar la realidad de lo que supondría, para Catalunya y los catalanes, el dar este peligroso paso hacia la independencia. Lo cierto es que, desde un periódico tradicionalmente conservador, como fue La Vanguardia de los señores Godó (¿qué sería de ella si sólo vendiese ejemplares en Catalunya?), pasando por el resto de periódicos y TV con, prácticamente, unanimidad de contenidos y olvidándose de que están contraviniendo la sentencia del TC de no colaborar en forma alguna en la promoción de esta disparatada simulación de consulta; siguen insistiendo en que la consulta se va a celebrar, contra viento y marea, el próximo día 9N. Y es que, señores, no creemos que, a estas alturas, a 4 días del evento, exista ni en el Gobierno central ni, mucho menos, en la Generalitat de Catalunya, quien piense que se va a poder evitar este simulacro de consulta.
También, en esta ocasión, el fracaso informativo del PP y su Gobierno, ha tenido caracteres de catastrófico, sin que exista paliativo alguno por su incapacidad para informar al pueblo catalán de lo que supondría, desde el punto de vista económico y financiero, dejando aparte el social, el separarse de España. Porque, señores, la reivindicación propuesta por el señor Mas y recientemente, apoyada por casi todos los partidos catalanes, incluso el propio PSC (que sigue en su indefinición, pero que no quiere perder la oportunidad de sumarse a los vencedores, aunque ello suponga poner en apuros al señor Pedro Sánchez y al PSOE), no ha sido improvisada últimamente, sino que ya lleva años insistiendo en el mismo tema y, hace ya muchos meses, que viene amenazando con la declaración unilateral de la independencia del país catalán. El PP ha dispuesto de tiempo suficiente para informar exhaustivamente al pueblo catalán de todos los inconvenientes que lleva aparejada la absurda e imposible locura de los separatistas y, no obstante, han dejado pasar la ocasión; de modo que, ahora, el mal ya está hecho y las posibilidades de conseguir parar esta deriva va, cada día que pasa, pareciendo más dificultosa.
Sin duda alguna si, como es previsible, se llega a materializar la amenaza de celebrar la votación irregular el día 9 de noviembre, el PP del señor Rajoy es muy probable que entre en crisis y que, una parte importante de sus bases van a plantearse el dejar de votarle, aunque ello suponga sentirse huérfano entre una pléyade de formaciones de izquierdas. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos consternados como se acerca la fatídica fecha de la rotura. Salvo milagro, claro.
Miguel Massanet Bosch