"El ingrato el bien escribe en agua el mal en piedra" F. Lope de Vega
El tiempo, con toda seguridad, puede servir de paliativo para los errores cometidos por la Humanidad, puede que las personas tiendan mostrarse ingratos con aquellos que, en ocasiones, han contribuido de forma pacífica, laboriosa y paciente a la cultura del país, a su prosperidad y comercio y al propio destino de sus ciudadanos. Es evidente que el comportamiento de los españoles con los judíos o, mejor dicho, con los sefardíes o sefarditas, como son conocidos hoy todos los descendientes de aquellos que, a causa de un error de los Reyes Católicos, fueron expulsados de España en 1.492, quizá porque en aquellos tiempos se los identificara con los usureros lo que, evidentemente, tal y como sucedía en Mallorca con los llamados "chuetas", judíos negociantes y prestamistas, a los que acudía la nobleza en sus apuros de dinero ( tan frecuentes, por cierto) y, cuando llegaba el momento de devolver el préstamo y los intereses y no tenían posibilidad de cumplir con el pago; los nobles solían recurrir a hacer correr el bulo de que aquellos conversos ( a la fuerza, por supuesto) estaban practicando brujería o seguían manteniendo sus creencias judías en secreto; lo que suponía la intervención de la Santa Inquisición que, por aquel entonces, no se andaba con chiquitas y recurría al método expeditivo de torturarlos hasta que confesaban lo que se les pedía y, una vez conseguido su reconocimiento de culpabilidad, eran enviados a ser quemados en la hoguera.
Los alemanes del III Reich, comandados por Adolf Hitler, durante el periodo del nazismo, practicaron con los judíos residentes en Alemania y en las naciones que fueron ocupando en la II Guerra Mundial de 1.939, el mayor genocidio conocido con la raza judía, por medio del exterminio sistemático de judíos asesinados o enviados a los campos de exterminio(Vernichtungslager) establecidos por Alemania y Polonia como los tristemente famosos de Auswitz, Sobibor, Treblinca o Belzec, todos en Polonia y los de Minsk y Riga en otros emplazamientos, en los que se masacraron 6 millones de judíos de todas las nacionalidades, simplemente por el hecho de la "impureza" de su raza. Cuando finalizó la II Guerra Mundial los países aliados, vencedores de la misma, quisieron remediar el desaguisado y, de paso, quitarse un problema de encima, buscándoles, en la tierra de sus antepasados, un lugar en el que asentarse. No contaron con la animadversión de sus enemigos tradicionales los países árabes, entre los cuales está enclavado Israel, ni con la circunstancia de que los palestinos, sus vecinos, se sintieran ninguneados y expulsados de un territorio que ellos pensaban que les pertenecía.
Una serie de ataques sobre los kibutz israelíes por parte los árabes y unos intentos de invasión de varias de las naciones colindantes, liderados por Egipto, les obligaron a defender con uñas y dientes su nuevo estado y, gracias a su disciplina, su habilidad para la guerra y el esfuerzo de todos los judíos trasladados a aquel desierto, no sólo consiguieron rechazar los intentos de echarlos de sus tierras, sino que lograron ocupar más terrenos, crear más emplazamientos, buscar agua y cultivar sus tierras; logrando crear un país floreciente , laborioso y muy instruido. Los palestinos, por su parte, se dedicaron a guerrear y a emplear el terrorismo como método para desanimar a sus enemigos, los judíos, manteniendo sus costumbres ancestrales y permaneciendo ajenos a cualquier progreso o mejora. Si Yaser Arafat fue uno de los terroristas con los que se tuvo que enfrentar el estado de Israel, a su muerte no sólo han seguido en su intento de expulsar de su estado a los judíos, sino que los palestinos están divididos entre sí por los terroristas de Hamás, yihadistas, los más radicales y peligrosos y el gobierno de la Autoridad Nacional Palestina, presidido por el señor Magmud Abbas, más dialogante pero que ha fracaso en todos sus intentos de llegar a acuerdos con Israel, debido al radicalismo de las bandas armadas de Hamás que han boicoteado, con sus ataques a Israel, todas las posibilidades de llegar a firmar la paz entre ambas naciones.
Contrariamente a lo que se pudiera pensar, la propaganda pro palestina ha causado mella en toda Europa y también en España, de modo que son ya muchas naciones las que se oponen a Israel y aceptan reconocer como estado a los terroristas palestinos. Y digo que resulta extraña esta postura antiisraelí porque, si hay un país en Oriente Medio que sirva de baluarte contra el islamismo radical de toda aquella zona, este es Israel. Suena extraño que, el gobierno de España, que ha sufrido los efectos del terrorismo de ETA, con casi 1000 asesinados; haya optado por inclinarse hacia la ANP, cuando los de Hamás han sido y siguen siendo los terroristas que no paran de hostigar a los judíos con sus lanzamientos de cohetes sobre Tel Aviv y otras ciudades judías, perpetrando actos de terrorismo contra los civiles y militares del Estado judío y siendo el principal obstáculo para que se llegue a un acuerdo entre ambas naciones.
Si occidente no sigue el ejemplo de los EE.UU respecto a su política con Israel, es muy posible que acabe lamentándolo si, como parece que está ocurriendo, los yihadistas del EI siguen progresando y conquistando terreno, a la par que cometen atentados en los países de Europa, que parece que están amenazados, como le ha ocurrido a Francia, de sufrir atentados terroristas, organizados y promovidos desde las naciones árabes en su insensata guerra religiosas contra los "infieles" de las otras religiones. No deben olvidar nuestros gobernantes que, les guste o no, España es uno de los principales objetivos ya proclamado por el EI, que nos considera como uno de los objetivos de su lucha por conseguir el dominio de aquellas naciones que, en alguna época, estuvieron sojuzgadas por los caudillos moros; entre las cuales y en un lugar destacado figura lo que ellos designan como El Andalus que es, ni más ni menos, que toda la península Ibérica.
Ha ocurrido un accidente, en el que ha muerto un soldado español destacado en el Líbano, a causa de un intercambio de proyectiles entre la zona de Hamás, en el Líbano, y los territorios judíos fronterizos. Lamentando, como no puede ser menos, la muerte de un compatriota que, incomprensiblemente, forma parte de 10.000 efectivos, cascos azules, que la ONU tiene desplegados entre el Líbano e Israel; con la absurda pretensión de que sirvan de pantalla que impida que, ambas naciones, lleguen a las manos; cuando se ha demostrado que, por encima de las cabezas de los soldados de la ONU, se siguen cruzando cohetes y obuses de artillería sin que, los pobres que siguen en medio, puedan hacer otra cosa que rezar, para que alguno de aquellos chupinazos no les caiga encima, como ha sido el caso del pobre cabo español, que ha fallecido como consecuencia de la explosión de una granada. Algo, evidentemente previsible y de lo que tiene la culpa esta organización, la ONU, semillero de burócratas y ejemplo de la demagogia más inservible y costosa, fruto de la estupidez política de la Humanidad.
Resulta que, enviar soldados, con sus pertrechos y armas, para actuar de fuerzas de interposición entre dos bandos contendientes, sin otro objetivo que constituirse en "sufridores", mientras los dos bandos enfrentados se siguen repartiendo obuses por encima de las cabezas de aquellos convertidos en carne de cañón; es una de las estupideces más incomprensibles. O bien se envía un contingente militar para usar la fuerza y pacificar el terreno repartiendo palos o mejor sería que las tropas se quedaran en sus respectivos país, con menor coste para el Estado y dejar que, quienes no quieren parar de sacudirse leñazos, sigan practicando sin tener que preocuparse de evitar dañar a los inocentes y luego, cuando se produce la víctima no deseada, verse en el brete de tener que pedir disculpas a quienes sufrieron las consecuencias de estar en el sitio inadecuado en el momento menos oportuno. ¿Hubiera el señor Margallo sido más indulgente si la víctima hubiera sido causada por un obús de Hamás? No lo sé. O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos admirados como, Europa, se inclina hacia el terrorismo islámico.
Miguel Massanet Bosch