Skip to content

La Vanguardia de Cuenca

Intereses: comunicación y actualidad en general, weblogs, sociedad, política

Menu
  • INICIO
  • BIOGRAFÍA
  • PUBLICACIONES DEL AUTOR
  • Instagram
  • Facebook
  • X
Menu

La ecología como religión (por Luis Racionero)

Publicada el marzo 23, 2015 por admin6567
Compartir

(Publicado en La Vanguardia-Caffe Reggio, aquí)

No hemos venido a explotar el mundo, somos parte de él; el abolido panteísmo retorna de la mano de la ecología

Desde la Ilustración y el cientificismo del siglo XIX la religión se ha batido en retirada ante el racionalismo. La mayoría de intelectuales se declaran agnósticos o ateos. ¿No habrá manera de derivar una nueva religión de la ciencia? Lo intentó sin rematarlo Francesc Pujols, el maestro de Dalí, Pla y Sagarra. Pero el intento merece una lectura. Ahora parece que la ciencia más religionable sería la Ecología. Descubro con satisfacción un mensaje de Pablo VI sobre la ecología: “Frente al muy extendido daño del medio ambiente, la humanidad está empezando a darse cuenta de que no podemos seguir usando las riquezas de la tierra tal como las hemos estado usando en el pasado. Los políticos responsables están preocupados, una amplia mayoría de científicos de distintas disciplinas se encuentran examinando las causas. Se está formando una consciencia ecológica”.

Bien está que Margaret Thatcher y el Papa se interesen por la ecología, cuya consciencia se formó hace 50 años cuando los trabajos de Barry Commoner y Rachel Carson pasaron al gran público en EE.UU. En 1969 aparecía The Subversive Science un conjunto completísimo de ensayos sobre el tema, alguno de los cuales traduje para un número monográfico de la Revista de Occidente en 1972. Entonces los marxistas rampantes de la época -que ahora son keynesianos y socialistas- dictaminaron la ecología como embeleco pequeñoburgués programado por el capitalismo para desviar la atención. Ahora, en vista de los votos que reporta, porque la gente normal no es tonta, todo son parabienes y respeto a la ecología. Hemos necesitado 40 años para enterarnos de que la ecología no era una tontería más de los hippies de Berkeley, sino un factor olvidado que hay que tener en cuenta cuando se tocan los recursos naturales del planeta.

En la mayoría de las religiones, Dios no es algo separado y distinto de su creación, en ella se supone, con bastante lógica, que lo que Él crea, es parte de Él. Si el cristianismo no hubiese rechazado esta hipótesis panteísta, hacer daño a la Tierra hubiese sido impensable y sacrílego -como lo es para los llamados “primitivos”, indios de EE.UU. o Amazonia, aborígenes de África- porque supondría dañar a Dios.

Lo que la gente haga respecto a su ecología dependerá de cómo piensen sus relaciones con el entorno. La ecología está plenamente condicionada por las creencias sobre nuestra naturaleza y destino, es decir, por la religión. El cristianismo heredó del judaísmo no sólo un concepto lineal del tiempo -la idea de progreso- sino también una peculiar historia de la creación según la cual Dios planeó todo en beneficio del hombre y para ser gobernado por este. El cristianismo es la religión más antropocéntrica que haya visto el mundo; en contraste con el paganismo grecolatino, con las religiones del Asia y con el animismo del Tercer Mundo, el cristianismo estableció entre hombre y naturaleza -reflejo de la disociación creador- creación, e incluso de la separación alma-cuerpo o mente y materia para acabar añadiendo que era voluntad divina que el hombre explotara la naturaleza en provecho propio. En la antigüedad, cada árbol, manantial, torrente, cada colina tenía su genius loci o espíritu guardián, accesibles al hombre; antes de cortar un árbol, minar una montaña o embalsar un río, era necesario aplacar el espíritu del lugar.

Al destruir el animismo pagano, la cristiandad hizo posible la explotación de la naturaleza con una actitud de indiferencia a los sentimientos de los objetos naturales. Se decretó que la naturaleza es inerte y sólo el hombre tiene espíritu: entonces comienza la crisis ecológica.

El Papa se plantea: “Nuestra angustiada pregunta es: ¿Qué tipo de solución podemos encontrar para restaurar el daño que se ha hecho?”. Como no creo posible que se declare el panteísmo y como los espíritus del lugar o genius loci fueron reemplazados por santos y vírgenes negras o blancas, lo más adecuado sería recoger en el acervo del cristianismo aquella tradición que más se acerca al pensamiento ecológico: San Francisco de Asís quería deponer al hombre de su reino de la creación y establecer una democracia entre todas las criaturas de Dios. Su principal milagro fue no acabar en la hoguera -ya se sabe que el santo es un hereje con éxito y el hereje un santo fracasado. El hermano lobo y la hermana luna, su canto al sol que evoca del herético faraón Akenatón, son elementos de una sensibilidad perdida en Occidente, la que recuerdan aún los romeros danzando junto a la ermita lejana, bebiendo del manantial o restregando enfermos pasándolos por la piedra. La fuerza de la tierra está ahí y para detectarla inventaron los chinos la brújula, ese instrumento del feng shui, mucho más complejo que una mera señal hacia el norte.

La crisis ecológica empeorará mientras no rechacemos el axioma cristiano que la naturaleza no tiene otra razón para existir que estar al servicio del hombre. ¿Y si resultara que el hombre está aquí para el servicio de la tierra? San Francisco debería ser, como propone Lynn White de Harvard, declarado santo patrón de los ecologistas. No hemos venido a explotar al mundo pues somos parte de él. El abolido panteísmo retorna de la mano de la ecología.

Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
  • Actualidad
  • Administración Pública
  • Ciencia
  • Cine
  • Comunicación
  • Cultura
  • Deportes
  • Economía
  • Educación
  • Gastronomía
  • Historia
  • Juegos
  • Libros
  • Literatura
  • Medio ambiente
  • Música
  • Pensamiento político
  • Política
  • Religión
  • Sociedad
  • Sociedad de la Información
  • Televisión
  • TIC y Sociedad del Conocimiento
  • Uncategorized
  • Urbanismo y Arquitectura
  • Viajes
  • Web/Tecnología
  • Weblogs

Recent Posts

  • España en llamas-III (por Eulalio López Cólliga)
  • EPISODIOS PROVINCIALES. 19 – La Diputación de Cuenca: entre andanadas improvisadas y enchufismo mal disfrazado (por Juan Andrés Buedo)
  • Discrepancia política, colaboración interadministrativa y sentido de Estado: el ejemplo de los incendios (por Juan Andrés Buedo)
  • España en llamas-II (por Eulalio López Cólliga)
  • España en llamas-I (por Eulalio López Cólliga)

Recent Comments

  1. Fuente en Las puñeteras abstracciones (por Miguel Massanet Bosch)
  2. Fuente en Donde se habla de profetas mesiánicos, dinero negro y separatismo (por Miguel Massanet Bosch)
  3. Fuente en Rajoy niega haber recibido dinero negro y presentará sus declaraciones de la renta
  4. euromillones en Miles de personas se manifiestan contra el paro y los recortes en servicios públicos
  5. central park en ¿Hacen falta cambios en el gobierno de Rajoy? (por Miguel Massanet Bosch)
© 2025 La Vanguardia de Cuenca | Desarrollado por Superbs Tema de blog personal