(Publicado en República de las ideas-Caffe Reggio, aquí)
Cuando todavía no se han cerrado los pactos para la elección de Alcaldes y Presidentes de Autonomías, y se recrudece la guerra entre el Partido Popular y el secretario general del PSOE Pedro Sánchez, al que se acusa de haber tomado el camino más radical al pactar con Podemos, se ha reanudado la batalla de las encuestas de cara a las elecciones generales. Y todo eso, en un clima de expectación por las primeras medidas que puedan tomarse en los Ayuntamientos de Madrid y Barcelona, en manos de Manuela Carmena y Ada Colau, cabezas de listas de coaliciones, la mayoría de ellas, impulsadas por Podemos.
Es precisamente esto, lo que tiene más preocupado al Ejecutivo que, en las últimas horas, desde la mesa de la portavocía del Gobierno que ostenta la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y, desde una rueda de prensa con el primer ministro marroquí de visita en España, en el Palacio de la Moncloa. del propio Presidente del Gobierno, han insistido ambos en la gravedad que supone la “deriva radical” que ha decidido tomar el secretario general del PSOE (Rajoy, como en todas las ocasiones en que se encuentra incómodo, ha evitado cuidadosamente citarlo por su nombre y apellidos), una deriva que le va a arrebatar varias Autonomías (siete de las 17) y los Ayuntamientos más emblemáticos del país, en los que el PP ha perdido la mayoría absoluta, así como en decenas de otros, donde es posible el acuerdo con cualquiera de los dos partidos emergentes: Podemos Ciudadanos.
A pesar de la indignación del Gobierno y de su desesperada alarma por esta “deriva radical” que le permitirá a los socialistas recuperar el poder autonómico y municipal que perdieron hace diez años, no parece que ese mensaje tenga mucho recorrido, a la luz de la encuesta que este domingo publica el diario El País, la primera que se realiza después de las elecciones del pasado 24 de Mayo, aunque no sea del agrado de muchos socialistas y de algunos barones. Según esa encuesta el 72% de los consultados por “Metroscopia” estima que las fuerzas políticas deben actuar con libertad para pactar de manera diversa y plural; es decir con unos en un sitio, y con diferentes en otros. No les importa, la pluralidad y “la geometría variable”, una geometría variable que fue norma habitual en los gobiernos de Zapatero con pactos coyunturales según los temas.
Ahora es cuando el Partido Popular y su presidente Mariano Rajoy, se están dando cuenta del enorme capital y poder político que han perdido, a pesar de ser el partido más votado, según el análisis que, para andar por casa, ha venido haciendo el Presidente del Gobierno, ante la rebelión de los suyos, y de algunos de sus barones, que difieren del análisis y de las medidas que hay que tomar, para intentar el tsunami que se viene encima en las próximas elecciones generales y en el que ya han empezado a pensar en la Moncloa. La encuesta de este domingo habrá calmado un poco los nervios y la alarma de la Moncloa, al conocer que, después de diez meses el PP se coloca con un 24,5%, en primer puesto del pódium electoral, seguido por el PSOE con un 23% (punto y medio de diferencia), y por Podemos con un 21,4%. En cuarto lugar y con seis puntos menos que en el mes de abril, el mejor de toda la serie, se coloca Ciudadanos (13%).
No deja de ser interesante las conclusiones de la encuesta: el PP, experimenta una recuperación a costa de Ciudadanos; el PSOE sufre una pequeña baja, aunque le coloca en empate técnico con los populares; los encuestados ven con más futuro a Ciudadanos que a Podemos y su líder, Albert Rivera, sigue siendo el político más valorado entre los restantes dirigentes políticos. Por último se consolida la fórmula del cuatripartito, con pérdida de influencia del bipartidismo y un virtual empate técnico entre populares, socialistas, y podemistas.