Una institución atrapada entre el paternalismo y el patinazo
La Diputación de Cuenca, lejos de ser el remanso de profesionalidad que sostenga los pueblos pequeños, se ha venido revelando como un ente donde la improvisación —mezclada con favoritismos políticos— exhibe su peor cara. En lugar de apostar por el mérito o la transparencia, da la impresión de montar estructuras y lanzar convocatorias al tuntún, genuinos espectáculos de improvisación administrativa.
El caso que lo dice todo: jefaturas a medida y sin filtro
El episodio más revelador tuvo lugar este 2025: el Grupo Popular denunció que la institución creó dos jefaturas de servicio «a medida», una para fondos europeos y otra para patrimonio, asignadas directamente a la exvicepresidenta, Nuria Illana, y al concejal Héctor Serrano. Lo escandaloso no es solo el carácter casi artesanal del nombramiento, sino el ascenso meteórico de Illana del grupo C2 al A1 en solo seis meses, alcanzando un salario cercano a los 5 000 € mensuales (Cuenca News).
Acto seguido, el alcalde de Almodóvar del Pinar fue encumbrado a la dirección de la Residencia de Mayores que depende de la Diputación. Cual función express, el proceso fue calificado por la oposición como “dudoso” y carente de RPT, sin un proceso selectivo claro, y con un aumento salarial anual de más de 6 000 € (Liberal de Castilla).
Política de ocurrencia más que de gobierno
Esta sucesión de decisiones revela dos grandes patologías:
- Improvisación institucional: se crean plazas de la nada para acomodar a personas concretas, sin planificación ni diálogo con la oposición o los representantes sindicales.
- Clientelismo camuflado: lo que debería ser una administración eficiente, se convierte en un “chiringuito político” donde se anteponen nombres y cuotas por encima de competencia y necesidades reales.
Como resumen del clima que impera, una crónica local no se anduvo con medias tintas: «Llevamos seis años con muchos titulares y pocos resultados», se lamentaba un portavoz crítico. A lo que añadía que muchos procesos selectivos están siendo impugnados, dañando la imagen y el funcionamiento interno de la Diputación Voces de Cuenca.
¿Reflejo de inexperiencia o irresponsabilidad consciente?
Es plausible que, en buena voluntad, algunos cargos asuman más de lo que pueden gestionar. Pero la carencia de procedimientos claros y negociados convierte la improvisación —cuando no la arbitrariedad— en la norma. Esto no es solo ineficiencia: es un claro atentado contra los principios de mérito, igualdad y buena administración.
Conclusión: un cambio urgente que va más allá de nombres
La Diputación de Cuenca no necesita más cargos a dedo ni reestructuraciones express. Necesita un reset institucional que incluya:
- Procesos de selección transparentes y accesibles.
- Diálogo con oposición y sindicatos antes de crear plazas.
- Planes estratégicos reales para empleo, patrimonio y servicios, que no cambien según conveniencias políticas.
De lo contrario, seguirán construyendo castillos improvisados sobre arenas movedizas de clientelismo, cada reforma un parche sin visión, cada nombramiento una ofensa a la crudeza de lo público.