Luis de Velasco (Publicado en Estrella Digital, aquí)
No ha tenido el Gobierno más remedio que revisar de una vez las desfasadas proyecciones macroeconómicas hasta ahora vigentes y, ninguna sorpresa, lo ha hecho sensiblemente a la baja en crecimiento económico y al alza en paro, déficit público… y en impuestos, concretamente los indirectos, los más injustos por definición. Como tampoco es sorpresa que haya esperado a presentar las nuevas cifras a que pasasen las recientes elecciones.
Veamos primero algunas de las cifras. El retroceso del PIB no será del 1,6 por ciento sino dos puntos más. La tasa de paro también sube dos puntos, del 15,9 al 17,9, mientras el déficit público en términos del PIB lo hace en más de tres, desde el 5,8 al 9,2 por ciento. Un deterioro brutal en las cifras para este año que, dada la fecha en la que estamos, pueden tomarse como válidas, en principio. Donde en cambio entramos en terra incognita es en el resto de previsiones que alcanzan hasta el 2012. Si dudamos de las previsiones para el año que viene por optimistas, permítasenos ni considerar las de los dos años siguientes. ¿Crecerá la economía en el 2011, como prevé el cuadro del Gobierno? Seamos escépticos porque no es descartable que nos estemos instalando en la famosa y temida "L", con años en el fondo del pozo. Recordemos que la brutal crisis española acumula dos sumandos, la crisis propia y la que nos llega de fuera. En cualquier caso, lo que está claro es que la reducción del paro va siempre con retraso respecto de la recuperación económica. Para la ministra de Economía lo más importante es no llegar "ni de lejos" a los cinco millones de parados. Parece que si no se alcanza esa increíble cifra sería un gran triunfo del Gobierno. Así están las cosas.
Sube la factura de la crisis, que ya están pagando con creces los millones de parados, los que sufren salarios de miseria y un número creciente de marginados. Ahora llega el alza de impuestos, por supuesto no de los directos sino de las más injustos y regresivos, los indirectos. Olvidado queda aquello que no hace mucho dijo Zapatero que "bajar impuestos es de izquierda", es de suponer que pensando en los directos, sobre todo los que gravan el capital. Seguramente estará recordando ahora su "progresista" decisión de eliminar el impuesto sobre el patrimonio en vez de reformarlo y hacerlo más eficaz y equitativo. Esta subida de impuestos indirectos es sólo el comienzo. No pasa por la imaginación del Gobierno y su partido que, quizá, aumentar los impuestos o revisar regímenes especiales que facilitan la evasión y la elusión fiscales en quienes están ganando con la crisis, porque los hay y muchos, eso sí es "de izquierdas" además de obtener necesarios fondos para el Fisco. Pero claro, eso supone enfrentarse con determinados y poderosos intereses.
Finalmente y después de mucho negarlo, el Gobierno de la nación reconoce la gravedad de la crisis y la cuantifica macroeconómicamente, al menos para lo que queda de año. Luego viene la segunda parte, que es la de encararla seriamente, con credibilidad y liderazgo para articular ese imprescindible consenso político y social que crecientemente se le reclama. No parece estar por la labor y, previsiblemente, seguirá con sus trapicheos. Grave irresponsabilidad.