(Publicado en ABC, aquí)
EN ERC, al tiempo que refuerzan la minoría parlamentaria que sostiene a José Luis Rodríguez Zapatero, suelen hacer gala radical de independentismo. Se dicen una nación, no quieren seguir siendo españoles y viven la ensoñación de un nuevo Estado. Eso debiera obligarles a un conocimiento más estricto de lo que es España. Negar lo que se ignora carece de sentido. Cuando Joan Ridao, su portavoz en el Congreso, asegura que los gibraltareños tienen derecho de autodeterminación está acreditando desconocimiento de la realidad histórica de la que trata de emanciparse. Gibraltar es un conflicto entre dos Estados soberanos. Por el Tratado de Utrech, hace casi tres siglos, la Roca, suelo español, pasó a la soberanía del Reino Unido. Es una colonia británica.
Quizás para darle la razón a Ridao, que nunca se conocen los designios de José Luis Rodríguez Zapatero ni el precio que está dispuesto a pagar por ellos, Miguel Ángel Moratinos visitó Gibraltar en compañía de su colega británico y en pleitesía al ministro principal de la colonia. Una visita oficial de España a Gibraltar que no tenía precedentes y significa un reconocimiento fáctico de lo que reclaman los vecinos del Peñón y carece de fundamento histórico y legal. No es de extrañar porque nuestra política exterior, errática y con tentaciones tercermundistas, tiene asumido que nuestro flanco sur, Ceuta y Melilla, no está cubierto con nuestro pacto bilateral con los EE.UU. ni por nuestra pertenencia a la OTAN.
Julio Ruiz de Alda, pionero de la aviación y uno de los fundadores de Falange Española, dijo que «España limita al sur con la vergüenza de Gibraltar». El perfil fascista de su autor no debiera devaluar la frase que es una precisa definición de la realidad. Más precisa después de que Moratinos, quizás para distraernos de los grandes problemas que nos afligen, haya promovido un espectáculo políticamente torpe, inadmisible en términos diplomáticos y perjudicial para la solución del problema. Hasta The Guardian, el más solvente de los diarios de izquierda que se editan en Londres, ha valorado la visita como «un paso atrás» sobre la situación histórica porque no se habló en ella de soberanía, el único asunto pendiente. Lo de la cooperación, la ecología y demás zarandajas no tiene sentido en una Roca que es, de hecho, refugio de piratas, contrabandistas y evasores fiscales. Una vergüenza.
verguenza ls debria dar a todos los que no respetan la opinion de los gibraltarenos, que en reiteradas ocasiones se han expresado democraticamente en su rechazo a cualquier tipo de soberania compartida con espana. Gente qu no ha pisado ninca gibraltar pretende hacer dsde madrid lo mismo que estan hacviendo en el pais vasco, dspreciar a sus ciudadanos, y los gibraltarenos decimos NO al fanatismo nacionalista de los gobernantes espanoles.